viernes, 1 de enero de 2016

Sin escapatoria cap ~18, final


--¿Felipe? –era él pero ¿Qué demonios hacia el aquí y con este grupo de desgraciados?
--Baja el arma Alicia, el ruido los va a alertar –sentí como hacia un poco de presión hacia abajo en el cañón de la escopeta. Me miraba fijamente a los ojos, como solía hacerlo. Me siento…débil.
Comencé a bajar el arma hasta que el cañón apunto al suelo. Deje de hacer la presión que estaba haciendo en la herida de la rata que descansaba en el suelo, pero el tipo me tiro al suelo y se puso sobre mí. Sentí el golpe en mi espalda y cabeza. ¡Dios, como duele! Forcejeamos. Trate de golpearlo pero no pude, Felipe se tiró sobre su “compañero” para tratar de quitármelo de encima pero este era más fuerte y de un manotazo lo tiro lejos; en su descuido te acerté un golpe en la cara, pero pareció enojarlo y sacó una navaja de dios sabrá donde y trato de apuñalarme. Como pude tratar de quitármelo de encima, en eso vi como Val se le tiraba encima para quitarle el arma pero ocurrió lo mismo que con Felipe, ella era más ligera que él. Vi como levanto el arma, su trayectoria era mi torso o mi cara. Como medio de protección puse mis brazos para cubrirme, aceptando que de esta no iba a salir ilesa. Sentí como el filo de la hoja atravesó mi piel y carne.
--¡AH! –en mi grito de dolor sentí como se desgarraba mi garganta junto con la carne de mi brazo. Patalee debajo de su cuerpo para poder quitarme lo de encima. Sentí como trataba de retorcer la navaja pero estaba atrapada entre mis músculos y huesos --¡Quítate, maldito infeliz! ¡Me duele! ¡Duele! –sentí como la sangre corría por mi brazo y las lágrimas bañaban mis mejillas. Trate de buscar con la mirada a alguien que me ayudara, pero todas estaban en shock, no creían lo que pasaba. Val. Val estaba pálida y estaba llorando.
--¡Sufre perra! –como no pude retorcer el arma la presiono con más fuerza y logro atravesar hasta el otro extremo de mi brazo.
--¡AH!
--¡Dios mío, Alicia! –vi como Alex corría y tacleaba al tipo quitándomelo por fin de encima. La sentí abrazarme y yo me abrace a ella. Oculte mi rostro en mi ropa y llore. Mire con miedo como el filo se veía al otro lado de mi brazo.
--¡ME DUELE, ALEX! ¡SACALO, SACALO! ¡DUELE MUCHO! –le suplique mientras trataba de sacarlo yo misma, pero al tocarlo el dolor volvió con más fuerza, lo que me hizo volver a gritar.
--¡Hijo de perra! –escuche a Val gritar y llegar junto a mí. Me quito la 9mm del cinturón y luego disparo. Estaba comenzando a ver borroso y no era por las lágrimas. Duele…Me duele. Voy a morir. Me voy a morir. Mamá, Papá…aun no quiero morir, quiero verlos pero no quiero morir aun.
--¡Llévensela de aquí, los cadáveres ya vienen! Los idiotas de mis compañeros servirán de carnada. Vero, Tania, Carlos hay que irnos –escuche como Felipe le daba órdenes a los que quedaban del grupo pero lo escuchaba tan lejano. Poco a poco deje de escuchar y todo se volvió negro. Val.
Estaba en el filo de la consciencia, lograba escuchar voces, pero no lograba distinguir a nadie ni nada de lo que decían. Sentí como alguien mi levantaba y sentí como me movía de forma brusca, como si estuvieran corriendo mientras me cargaban. Luego de eso ya no supe nada de mí.
Sentí como si mis parpados pesaran 10 kilos cada uno, porque no lograba abrirlos. Escuche una voz y un llanto, creo que la escuche varias veces y siempre decía lo mismo: Lo siento.
Sentí una brisa agradable, hacia cosquillas. Abrí los ojos y parpadee varias veces tratando de acostumbrarme a la luz ¿Dónde coño estoy? Mire a mi alrededor es mi…habitación… me lleve el brazo izquierdo a los ojos evitando la luz ¡LAS CHICAS! Me Trate de levantarme pero al apoyar mi mano derecha sobre la cama sentí un dolor horrible y caí a la cama nuevamente.
--¡AGH! –Grite –Mierda, mi brazo –vi que tenía una venda. ¿Qué paso? Luego recordé todo, me habían apuñadado y había sido el hijo de puta que no pude matar. Felipe. Hijo de puta ¿Por qué te hice caso?
--¡Alicia! –Nicole había abierto la puerta de mi habitación –Vaya, decidiste unirte a los vivos –se me acerco y me abrazo muy fuerte –Llevabas un buen tiempo durmiendo Al, nos asustaste enserio –me descoloque por esa repentina muestra de afecto de mi amiga. Hasta que recordé.
--¿Qué paso con los intrusos? Felipe… ¿Dónde está Felipe? ¿Y Val? ¿Ella está bien? –la aleje un poco usando mi mano diestra pero volví a sentir esa horrible puntada. Me queje lo más bajo que pude pero mi cara dice mucho. Va a ser difícil acostumbrarse.
--Wow, muchas preguntas. Todo está bien. Los intrusos se fueron, Felipe se los llevo y dijo que no volverían a venir. Y Val… pues, digamos que se siente culpable por lo que paso –vi como si semblante se oscurecía.
--¿Cuánto tiempo dormí? –termine recostándome, de verdad que dolía, mataría al hijo de puta que me hizo esto.
--Tres días, y en esos tres días Val no ha hecho más que cuidarte y me refiero a solo eso. No duerme, no come, nada. Se siente culpable Alicia. Se siente horrible por no haber podido ayudarte y que estés así ahora.
--Dios…--me pase la mano izquierda por la cara tratando de quitarme la frustración que sentía –Ayúdame a sentarme.
--Deberías descansar.
--Pero…--escuche como mi estómago gruñía con fuerza –Tengo hambre Nicole –admití avergonzada.
La vi abrir los ojos muy sorprendida y luego reímos. Me ayudo a sentarme y a ponerme de pie, pero tuvo que sujetarme porque perdí el equilibrio. Estaba algo mareada, seguramente por no comer nada en tres días. Nicole me ayudo a bajar las escaleras, de vez en cuando volvía a perder el equilibrio y me tenía que sujetar de ella o de algún muro cercano. Paren el mundo, me quiero bajar. Llegamos hasta el comedor donde estaban todas reunidas. Al verme todas fueron hasta a mí para abrazarme.
--Lo siento chicas, de verdad. Ya estoy bien, solo tengo un hambre de miedo –mire alrededor en busca de Val, pero no la encontré.
--¿Dónde…? –no logre terminar mi frase porque escuche como un plato se rompía y unos brazos me envolvían por la espalda, demasiado fuerte para mi gusto. Sentí como una fragancia muy familiar llego hasta mí y me relaje, deje que me abrazara –Siento haberte preocupado Val –tome sus manos con mi mano izquierda y me apoye en su pecho.
--Me tenías al borde de un hilo Al, pensé que te iba a perder –sentí como mi hombro se humedecía, estaba llorando. Me abrazo más fuerte, como si no quisiera dejarme ir nunca más.
--Ya estoy bien, bueno casi. Me duele a horrores el brazo… ¿dónde está ese hijo de puta? quiero matarlo con mis propias manos.
--Esta muerto o quizás este caminando por ahí. No sabemos qué sucede cuando alguien ya muerto es mordido por un necrófago. Val le pego un tiro con la 9mm de tu papá –Alex en algún momento había salido de la habitación y seguramente había ido a la cocina porque venía con dos platos de algo humeante, que sinceramente olía delicioso –Ahora siéntense y coman, eso va para ti también Val. Ya no te vas a saltar las comidas.
--No es muy apetitoso que hables de cadáveres y comida dentro de la misma oración –admití un poco asqueada. Aunque tenía hambre sentí nauseas oler nuevamente lo que sea que humeara en los platos que traía mi amiga.
--Calla Al, y coman. Nosotras saldremos a revisar otra vez las casas y practicaremos tiros en la casa de Miguel. ¿Sabías que tenía una habitación para práctica?
Vi como todos salieron, armados, incluso Jack llevaba una pistola en el cinturón. Seguramente habían saqueado el armamento de guerra de Miguel. No me gustó mucho ver a un niño tan pequeño con un arma, pero ya no se podía hacer nada.
--Me alegra que estés bien Alicia –me dijo Jack antes de salir de la casa.
--A mi igual me alegra estar bien, y viva –lo dije más para mí que para alguien más –Val, tengo hambre.
--Comeremos así, no dejare que nadie te lastime otra vez –dijo de forma infantil en mi oído. Medite la opción, pero cuando vi nuestra posición la descarte: estábamos aún muy lejos de la mesa, muy lejos de la comida y así no se puede comer.
--Val no seas exagerada, aquí no pasara nada. Además ¿cómo pretendes que comamos en esta posición? –me vi entre los brazos de Val, me cargo estilo nupcial. Se sentó a la mesa y luego me acomodo en sus piernas de una manera cómoda para que ambas pudiéramos comer y me abrazo. Mire el plato humeante y note que era sopa.
Sentí el cuerpo de Val apegarse lo que más pudo a mi cuerpo. Sentía la cara extremadamente caliente, está segura de que me había sonrojado. Mi mano derecha era inútil hasta nuevo aviso así que con la mano izquierda tome la cuchara que estaba frente a mí y trate de comer. Agh, me siento como bestia de la bella y la bestia. Esto será difícil. Comí con la mirada de Val fija en mí, trato de ayudarme en varias ocasiones pero yo no se lo permití. Tenía una mano inútil pero no estaba cuadripléjica, aun podía hacer cosas como alimentarme sola. Después de varios intentos pude acabar de comer. Lo que dicen de que si comes lento te satisfaces más es cierto, me siento reamente satisfecha, o mi estómago se encogió en los días que no probé bocado. Mire con lastima mi brazo. Realmente esperaba que el daño en mi brazo no sea demasiado grande, sin médicos tendría problemas para curarme si hubo daño nervioso.
--Al…
--¿Dime Val? –me gire a verla y me beso. Sentí mi cara caliente. Sentía como si no la había besado en mucho tiempo, más de 3 días. Sentí como me apretaba más contra su cuerpo y como su lengua tímidamente tocaba mi labio inferior pidiendo permiso para poder encontrar la mía. Cuando nuestras lenguas se tocaron no pude evitar reprimir un gemido que escapo desde lo más profundo de mi garganta. Escuche como ella gruñía en mi boca. Luego me vi nuevamente cargada al estilo nupcial y me recostaba en una superficie fría y algo dura, pero no era incomoda. El sofá. En ningún momento de todo ese traslado dejo de besarme. La abrace por el cuello haciendo que se recostara sobre mí. Era como si nuestros cuerpos encajaran a la perfección. Sentí como todo desapareció a nuestro alrededor. Cambio mis labios por mi cuello. La sentí lamer, besar y morder mi piel haciendo que algunos suspiros se me escaparan. Moví mis brazos para recorrer su espalda pero volví a sentir ese horrible pinchazo en mi brazo --¡Agh!
--¿Estás bien? –toda la magia había desaparecido
--Sí. Me duele.
--Al, siento mucho no haber hecho nada para ayudarte con ese tipo –la vi alejarse y pronto sentí su ausencia –Dios, si tan solo no me hubiera quedado como idiota mirando –se agarró la cabeza y tiro sus cabellos –Lo siento…yo te vi como mirabas a ese chico y sentí que todo desapareció, sentí como mi corazón dolía y cuando por fin me di cuenta de que pasaba ya era demasiado tarde. Ese tipo me lanzo como si fuera un trapo, me sentí débil. Yo… --no deje que siguiera. Se estaba haciendo daño. La abrace y con mi mano buena acaricie su cabeza.
--No te culpo por lo que me paso Val, yo me lo busque por bajas la guardia. Fue culpa mía por no jalar el gatillo, fue culpa mía porque le hice caso a Felipe, aunque tampoco lo culpo. El solo protegía a su compañero aunque fuera un hijo de puta.
--Al…yo… --coloque un dedo sobre sus labios.
--No quiero hablar de eso. No ahora, acabo de despertar de mi casi coma. Ahora bésame y consiénteme, fueron 3 largos días y quiero atención –sonreí de lado y me acerque a besarla. Le tomo un poco entender que la estaba besando y corresponderme.
La tarde paso así, entre besos y mimos, hasta que llegaron los demás de su práctica. Quien se me acercaba era alejado por Val, tuve que regañarla muchas veces porque enserio no dejaba que nadie me tocara o que se me acercara mucho.
En un pequeño descuido de su parte por estar ayudando a Jack con su arma y le enseñaba a limpiarla me escabullí a la cocina donde estaba mi quería Alex cocinando. Al parecer ella se había auto designado como la cocinera oficial. Tome asiento detrás de ella y la vi moverse en la cocina, lo hacía con gracia como si bailara solo porque sabía que yo estaba ahí. Cuando dio una vuelta hasta llegar frente a mí con un salero en su mano nos reímos.
--Al, ¿Cómo te escapaste de tu guardiana? –pregunto con gracia.
--Pues la deje con Jack, aunque pronto se dará cuenta que no estoy y me buscara. Solo espero que no entre en pánico.
--Al –sentí su miraba en mi brazo. Yo solo suspire y me coloque delicadamente mi otra mano sobre el vendaje, que ya debía cambiar, creo –No sabemos cómo está tu herida. Ojala sea solo una herida que se cure en un par de meses y con ejercicios vuelvas a la normalidad, pero si es algo más serio…
--Lo sé, lo pasamos en Biología la semana pasada ¿o la antepasada? Perdona, con estos días que estuve durmiendo estoy algo perdida con los días. ¿Pero qué puedo hacer? Solo puedo esperar a que cicatrice y solo recién podremos ver qué sucede. Por lo pronto tratare de acostumbrarme a la mano izquierda.
--Puedes verlo así: siempre quisiste ser zurda o ambidiestra.
--Lo pensé, pero no quise decirlo con Val cerca, creí que sería una broma de mal gusto

Volvimos a reír hasta que escuche como Val gritaba mi nombre y corría por la casa buscándome. Nos miramos y sorteamos la idea de esconderme para preocuparla pero no quise hacerle eso. No después de ver lo culpable que se veía. Cuando me encontró en la cocina se sentó junto a mí y me abrazo. Yo solo sonreí y correspondí el gesto apoyándome sobre ella. Si bien tengo que admitir que los abrazos me sofocan los de Val me dan una gran tranquilidad, además de una necesidad muy grande de protegerla, aunque era ella quien trataba de protegerme hasta de mi sombra. Va a ser difícil acostumbrarme a esto, pero no me queda de otra. Por ahora no tengo escapatoria.