--¿Felipe?
–era él pero ¿Qué demonios hacia el aquí y con este grupo de desgraciados?
--Baja
el arma Alicia, el ruido los va a alertar –sentí como hacia un poco de presión
hacia abajo en el cañón de la escopeta. Me miraba fijamente a los ojos, como
solía hacerlo. Me siento…débil.
Comencé
a bajar el arma hasta que el cañón apunto al suelo. Deje de hacer la presión
que estaba haciendo en la herida de la rata que descansaba en el suelo, pero el
tipo me tiro al suelo y se puso sobre mí. Sentí el golpe en mi espalda y
cabeza. ¡Dios, como duele! Forcejeamos.
Trate de golpearlo pero no pude, Felipe se tiró sobre su “compañero” para
tratar de quitármelo de encima pero este era más fuerte y de un manotazo lo
tiro lejos; en su descuido te acerté un golpe en la cara, pero pareció enojarlo
y sacó una navaja de dios sabrá donde y trato de apuñalarme. Como pude tratar
de quitármelo de encima, en eso vi como Val se le tiraba encima para quitarle
el arma pero ocurrió lo mismo que con Felipe, ella era más ligera que él. Vi
como levanto el arma, su trayectoria era mi torso o mi cara. Como medio de
protección puse mis brazos para cubrirme, aceptando que de esta no iba a salir
ilesa. Sentí como el filo de la hoja atravesó mi piel y carne.
--¡AH!
–en mi grito de dolor sentí como se desgarraba mi garganta junto con la carne
de mi brazo. Patalee debajo de su cuerpo para poder quitarme lo de encima.
Sentí como trataba de retorcer la navaja pero estaba atrapada entre mis músculos
y huesos --¡Quítate, maldito infeliz! ¡Me duele! ¡Duele! –sentí como la sangre corría
por mi brazo y las lágrimas bañaban mis mejillas. Trate de buscar con la mirada
a alguien que me ayudara, pero todas estaban en shock, no creían lo que pasaba.
Val. Val estaba pálida y estaba
llorando.
--¡Sufre
perra! –como no pude retorcer el arma la presiono con más fuerza y logro
atravesar hasta el otro extremo de mi brazo.
--¡AH!
--¡Dios
mío, Alicia! –vi como Alex corría y tacleaba al tipo quitándomelo por fin de
encima. La sentí abrazarme y yo me abrace a ella. Oculte mi rostro en mi ropa y
llore. Mire con miedo como el filo se veía al otro lado de mi brazo.
--¡ME
DUELE, ALEX! ¡SACALO, SACALO! ¡DUELE MUCHO! –le suplique mientras trataba de
sacarlo yo misma, pero al tocarlo el dolor volvió con más fuerza, lo que me
hizo volver a gritar.
--¡Hijo
de perra! –escuche a Val gritar y llegar junto a mí. Me quito la 9mm del
cinturón y luego disparo. Estaba comenzando a ver borroso y no era por las lágrimas.
Duele…Me duele. Voy a morir. Me voy a
morir. Mamá, Papá…aun no quiero morir, quiero verlos pero no quiero morir aun.
--¡Llévensela
de aquí, los cadáveres ya vienen! Los idiotas de mis compañeros servirán de
carnada. Vero, Tania, Carlos hay que irnos –escuche como Felipe le daba órdenes
a los que quedaban del grupo pero lo escuchaba tan lejano. Poco a poco deje de
escuchar y todo se volvió negro. Val.
Estaba
en el filo de la consciencia, lograba escuchar voces, pero no lograba
distinguir a nadie ni nada de lo que decían. Sentí como alguien mi levantaba y
sentí como me movía de forma brusca, como si estuvieran corriendo mientras me
cargaban. Luego de eso ya no supe nada de mí.
Sentí
como si mis parpados pesaran 10 kilos cada uno, porque no lograba abrirlos.
Escuche una voz y un llanto, creo que la escuche varias veces y siempre decía
lo mismo: Lo siento.
Sentí
una brisa agradable, hacia cosquillas. Abrí los ojos y parpadee varias veces
tratando de acostumbrarme a la luz ¿Dónde
coño estoy? Mire a mi alrededor es
mi…habitación… me lleve el brazo izquierdo a los ojos evitando la luz ¡LAS CHICAS! Me Trate de levantarme pero
al apoyar mi mano derecha sobre la cama sentí un dolor horrible y caí a la cama
nuevamente.
--¡AGH!
–Grite –Mierda, mi brazo –vi que tenía una venda. ¿Qué paso? Luego recordé todo, me habían apuñadado y había sido el
hijo de puta que no pude matar. Felipe.
Hijo de puta ¿Por qué te hice caso?
--¡Alicia!
–Nicole había abierto la puerta de mi habitación –Vaya, decidiste unirte a los
vivos –se me acerco y me abrazo muy fuerte –Llevabas un buen tiempo durmiendo
Al, nos asustaste enserio –me descoloque por esa repentina muestra de afecto de
mi amiga. Hasta que recordé.
--¿Qué
paso con los intrusos? Felipe… ¿Dónde está Felipe? ¿Y Val? ¿Ella está bien? –la
aleje un poco usando mi mano diestra pero volví a sentir esa horrible puntada.
Me queje lo más bajo que pude pero mi cara dice mucho. Va a ser difícil
acostumbrarse.
--Wow,
muchas preguntas. Todo está bien. Los intrusos se fueron, Felipe se los llevo y
dijo que no volverían a venir. Y Val… pues, digamos que se siente culpable por
lo que paso –vi como si semblante se oscurecía.
--¿Cuánto
tiempo dormí? –termine recostándome, de verdad que dolía, mataría al hijo de
puta que me hizo esto.
--Tres
días, y en esos tres días Val no ha hecho más que cuidarte y me refiero a solo
eso. No duerme, no come, nada. Se siente culpable Alicia. Se siente horrible
por no haber podido ayudarte y que estés así ahora.
--Dios…--me
pase la mano izquierda por la cara tratando de quitarme la frustración que
sentía –Ayúdame a sentarme.
--Deberías
descansar.
--Pero…--escuche
como mi estómago gruñía con fuerza –Tengo hambre Nicole –admití avergonzada.
La
vi abrir los ojos muy sorprendida y luego reímos. Me ayudo a sentarme y a
ponerme de pie, pero tuvo que sujetarme porque perdí el equilibrio. Estaba algo
mareada, seguramente por no comer nada en tres días. Nicole me ayudo a bajar
las escaleras, de vez en cuando volvía a perder el equilibrio y me tenía que
sujetar de ella o de algún muro cercano. Paren
el mundo, me quiero bajar. Llegamos hasta el comedor donde estaban todas
reunidas. Al verme todas fueron hasta a mí para abrazarme.
--Lo
siento chicas, de verdad. Ya estoy bien, solo tengo un hambre de miedo –mire
alrededor en busca de Val, pero no la encontré.
--¿Dónde…?
–no logre terminar mi frase porque escuche como un plato se rompía y unos
brazos me envolvían por la espalda, demasiado fuerte para mi gusto. Sentí como
una fragancia muy familiar llego hasta mí y me relaje, deje que me abrazara
–Siento haberte preocupado Val –tome sus manos con mi mano izquierda y me apoye
en su pecho.
--Me
tenías al borde de un hilo Al, pensé que te iba a perder –sentí como mi hombro
se humedecía, estaba llorando. Me abrazo más fuerte, como si no quisiera
dejarme ir nunca más.
--Ya
estoy bien, bueno casi. Me duele a horrores el brazo… ¿dónde está ese hijo de
puta? quiero matarlo con mis propias manos.
--Esta
muerto o quizás este caminando por ahí. No sabemos qué sucede cuando alguien ya
muerto es mordido por un necrófago. Val le pego un tiro con la 9mm de tu papá
–Alex en algún momento había salido de la habitación y seguramente había ido a
la cocina porque venía con dos platos de algo humeante, que sinceramente olía
delicioso –Ahora siéntense y coman, eso va para ti también Val. Ya no te vas a
saltar las comidas.
--No
es muy apetitoso que hables de cadáveres y comida dentro de la misma oración –admití
un poco asqueada. Aunque tenía hambre sentí nauseas oler nuevamente lo que sea
que humeara en los platos que traía mi amiga.
--Calla
Al, y coman. Nosotras saldremos a revisar otra vez las casas y practicaremos
tiros en la casa de Miguel. ¿Sabías que tenía una habitación para práctica?
Vi
como todos salieron, armados, incluso Jack llevaba una pistola en el cinturón.
Seguramente habían saqueado el armamento de guerra de Miguel. No me gustó mucho
ver a un niño tan pequeño con un arma, pero ya no se podía hacer nada.
--Me
alegra que estés bien Alicia –me dijo Jack antes de salir de la casa.
--A
mi igual me alegra estar bien, y viva –lo dije más para mí que para alguien más
–Val, tengo hambre.
--Comeremos
así, no dejare que nadie te lastime otra vez –dijo de forma infantil en mi
oído. Medite la opción, pero cuando vi nuestra posición la descarte: estábamos aún
muy lejos de la mesa, muy lejos de la comida y así no se puede comer.
--Val
no seas exagerada, aquí no pasara nada. Además ¿cómo pretendes que comamos en
esta posición? –me vi entre los brazos de Val, me cargo estilo nupcial. Se sentó
a la mesa y luego me acomodo en sus piernas de una manera cómoda para que ambas
pudiéramos comer y me abrazo. Mire el plato humeante y note que era sopa.
Sentí
el cuerpo de Val apegarse lo que más pudo a mi cuerpo. Sentía la cara
extremadamente caliente, está segura de que me había sonrojado. Mi mano derecha
era inútil hasta nuevo aviso así que con la mano izquierda tome la cuchara que
estaba frente a mí y trate de comer. Agh,
me siento como bestia de la bella y la bestia. Esto será difícil. Comí con
la mirada de Val fija en mí, trato de ayudarme en varias ocasiones pero yo no
se lo permití. Tenía una mano inútil pero no estaba cuadripléjica, aun podía
hacer cosas como alimentarme sola. Después de varios intentos pude acabar de
comer. Lo que dicen de que si comes lento te satisfaces más es cierto, me
siento reamente satisfecha, o mi estómago se encogió en los días que no probé
bocado. Mire con lastima mi brazo. Realmente esperaba que el daño en mi brazo
no sea demasiado grande, sin médicos tendría problemas para curarme si hubo
daño nervioso.
--Al…
--¿Dime
Val? –me gire a verla y me beso. Sentí mi cara caliente. Sentía como si no la
había besado en mucho tiempo, más de 3 días. Sentí como me apretaba más contra
su cuerpo y como su lengua tímidamente tocaba mi labio inferior pidiendo
permiso para poder encontrar la mía. Cuando nuestras lenguas se tocaron no pude
evitar reprimir un gemido que escapo desde lo más profundo de mi garganta.
Escuche como ella gruñía en mi boca. Luego me vi nuevamente cargada al estilo
nupcial y me recostaba en una superficie fría y algo dura, pero no era
incomoda. El sofá. En ningún momento
de todo ese traslado dejo de besarme. La abrace por el cuello haciendo que se
recostara sobre mí. Era como si nuestros cuerpos encajaran a la perfección.
Sentí como todo desapareció a nuestro alrededor. Cambio mis labios por mi
cuello. La sentí lamer, besar y morder mi piel haciendo que algunos suspiros se
me escaparan. Moví mis brazos para recorrer su espalda pero volví a sentir ese
horrible pinchazo en mi brazo --¡Agh!
--¿Estás
bien? –toda la magia había desaparecido
--Sí.
Me duele.
--Al,
siento mucho no haber hecho nada para ayudarte con ese tipo –la vi alejarse y
pronto sentí su ausencia –Dios, si tan solo no me hubiera quedado como idiota
mirando –se agarró la cabeza y tiro sus cabellos –Lo siento…yo te vi como
mirabas a ese chico y sentí que todo desapareció, sentí como mi corazón dolía y
cuando por fin me di cuenta de que pasaba ya era demasiado tarde. Ese tipo me
lanzo como si fuera un trapo, me sentí débil. Yo… --no deje que siguiera. Se
estaba haciendo daño. La abrace y con mi mano buena acaricie su cabeza.
--No
te culpo por lo que me paso Val, yo me lo busque por bajas la guardia. Fue
culpa mía por no jalar el gatillo, fue culpa mía porque le hice caso a Felipe,
aunque tampoco lo culpo. El solo protegía a su compañero aunque fuera un hijo
de puta.
--Al…yo…
--coloque un dedo sobre sus labios.
--No
quiero hablar de eso. No ahora, acabo de despertar de mi casi coma. Ahora bésame
y consiénteme, fueron 3 largos días y quiero atención –sonreí de lado y me
acerque a besarla. Le tomo un poco entender que la estaba besando y
corresponderme.
La
tarde paso así, entre besos y mimos, hasta que llegaron los demás de su práctica.
Quien se me acercaba era alejado por Val, tuve que regañarla muchas veces
porque enserio no dejaba que nadie me tocara o que se me acercara mucho.
En
un pequeño descuido de su parte por estar ayudando a Jack con su arma y le
enseñaba a limpiarla me escabullí a la cocina donde estaba mi quería Alex
cocinando. Al parecer ella se había auto designado como la cocinera oficial.
Tome asiento detrás de ella y la vi moverse en la cocina, lo hacía con gracia
como si bailara solo porque sabía que yo estaba ahí. Cuando dio una vuelta
hasta llegar frente a mí con un salero en su mano nos reímos.
--Al,
¿Cómo te escapaste de tu guardiana? –pregunto con gracia.
--Pues
la deje con Jack, aunque pronto se dará cuenta que no estoy y me buscara. Solo
espero que no entre en pánico.
--Al
–sentí su miraba en mi brazo. Yo solo suspire y me coloque delicadamente mi
otra mano sobre el vendaje, que ya debía cambiar, creo –No sabemos cómo está tu
herida. Ojala sea solo una herida que se cure en un par de meses y con
ejercicios vuelvas a la normalidad, pero si es algo más serio…
--Lo
sé, lo pasamos en Biología la semana pasada ¿o la antepasada? Perdona, con
estos días que estuve durmiendo estoy algo perdida con los días. ¿Pero qué
puedo hacer? Solo puedo esperar a que cicatrice y solo recién podremos ver qué
sucede. Por lo pronto tratare de acostumbrarme a la mano izquierda.
--Puedes
verlo así: siempre quisiste ser zurda o ambidiestra.
--Lo
pensé, pero no quise decirlo con Val cerca, creí que sería una broma de mal
gusto
Volvimos
a reír hasta que escuche como Val gritaba mi nombre y corría por la casa
buscándome. Nos miramos y sorteamos la idea de esconderme para preocuparla pero
no quise hacerle eso. No después de ver lo culpable que se veía. Cuando me
encontró en la cocina se sentó junto a mí y me abrazo. Yo solo sonreí y correspondí
el gesto apoyándome sobre ella. Si bien tengo que admitir que los abrazos me
sofocan los de Val me dan una gran tranquilidad, además de una necesidad muy
grande de protegerla, aunque era ella quien trataba de protegerme hasta de mi
sombra. Va a ser difícil acostumbrarme a esto, pero no me queda de otra. Por
ahora no tengo escapatoria.