miércoles, 15 de marzo de 2017

Hay una salida ~capitulo 8~

Solo pude asentir mientras tragaba la saliva que se había acumulado en mi boca. Como cachorro regañado fui hasta la cocina y una vez dentro sentí como la puerta se cerraba de un portazo. Me había enfrentado a muchos necrófagos, me había enfrentado al grupo de Felipe, había sentido un miedo que te cagas, pero ahora podía sentir como la muerte se encontraba entre nosotras. Note como a mi derecha estaba el porta cuchillos de madera, todos con buen filo porque los había afilado ayer. Dios. Lentamente los empuje dentro del lavaplatos y me aleje de ahí.

-Estoy molesta, Alicia Lobos.
-Alex, yo…
-¡Te callas!
-Me calló – ¡tengo miedo!
-¿En que estabas pensando? ¿Sabes acaso lo que hiciste? ¡Nos pusiste en peligro a todas!
-No estaba pensando –admití derrotada –Sé que las puse en peligro, pero… Agh… realmente no tengo escusa.
-Te conozco demasiado bien como para saber que algo te paso… ¿acaso fue Val?
-… sí. Discutimos –el silencio reino por unos segundos –Sé que no es excusa para mi arrebato infantil y también sé que disculparme no arreglara nada, pero realmente lo siento y no se volverá a repetir.
-Alicia, tenemos que hablar sobre tú y Val…
-Tranquila. Terminare con ella, aunque realmente nunca empezamos –no pude evitar sonreír cuando dije eso, pero no era una sonrisa de felicidad, o siquiera una sonrisa, creo que era más una mueca.
-¿Estas segura de eso?
-Lo estuve pensando mientras andaba en motocicleta: desde un principio realmente nunca la conocí, solo me atrajo su apariencia física y sus actitudes hacia a mí. Ella decía amarme pero desvía rápidamente la vista frente a una bella mujer, porque para que negarlo, Amanda es muy guapa. Además, está el hecho de que no puedo estar con alguien que simplemente parece que está conmigo porque se acostumbró a mi –sentí como las lágrimas volvían a salir –Alex… ni siquiera recuerdo nuestro último beso… han pasado 6 meses desde que todo se fue a la mierda y siento que ha pasado más tiempo desde la última vez que me dijo que amaba –fui retrocediendo hasta que choque con la puerta que daba a la lavandería y luego me deslice hacia abajo -¿Estoy mal? Quiero decir… no la conozco mucho, quizás no conozco ni la mitad de su persona pero… aun así la amo. Dios… soy tan estúpida.

Finalmente me había quebrado, no había servido de nada hacer todo ese escándalo. Necesito un cigarro. Tome la cigarrera que estaba en mi bolsillo y saque de ella un tabaco, pero antes de poder llevármelo a los labios sentí una nueva bofetada. Toque mi mejilla y mire incrédula a mi mejor amiga: ella estaba a mi altura, llorando igual que yo.

-Dijiste que ya no fumabas. No está mal Alicia –sentí como me rodeaba en un protector abrazo, yo solo se lo devolví mientras volvía a llorar
-¿Qué hago? Dios, no quiero que se vaya de mi lado. Le amo, enserio le amo.

No sé cuánto tiempo paso pero en algún momento me quede dormida, finalmente la adrenalina había dejado de hacerme efecto. Cuando desperté no me encontraba en mi habitación, estaba en la de mis padres, ósea en la de Alex, Andrea y Jack. Me enderece, me dolían los ojos. Busque con la mirada a Alex, pero me encontré sola en la oscura habitación. Me puse de pie y camine hasta la puerta, que se encontraba cerrada, pero no logre abrirla.

-¿Qué demonios…? –Volví a intentarlo pero el resultado fue el mismo, le habían puesto llave desde el otro lado -¡Alex! ¡Alex, abre la puerta!
-¿Para qué quieres que venga? Este juego es de a dos.

Me volteé asustada, estaba segura de que estaba sola, pero había alguien conmigo y era un hombre. Muy cerca de mí se encontraba la silueta de un hombre de unos 20 o 25 años, alto, fornido. Podía ver una siniestra sonrisa en su rostro.

-¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? ¡¿Dónde están mis amigas?!
-Tranquila –vi como dio unos pasos hacia a mi así que trate de retroceder pero estaba completamente pegada a la puerta –Mis amigos se deben de estar divirtiendo con ellas, justo en este momento ¿Acaso no escuchas?

Fue como si mis oídos se volvieran más sensibles, podía escuchas quejidos, golpes, llanto y suplicas “¡Basta!” “¡Me duele!” “¡No más, por favor!” “¡Detente!”. Podía oírlo, podía escuchar como todas suplicaban que pararan, las estaban lastimando.

-No te sientas mal, por ellas. Cuando se acostumbren lo disfrutaran, al igual que tu –pronto me vi sobre la cama, atrapada por el enorme cuerpo del hombre. No podía moverme, estaba paralizada –Eso es, no luches y déjate llevar. No me gustaría tener que lastimar a tan bella dama.

Sentí como sus manos recorrían mi cuerpo sobre mi ropa, me sentía sucia y asqueada, pero aun así no podía moverme o hacer algo para que no me tocara. Las lágrimas amenazaban por salir, eran de impotencia, me iban a violar y no podía hacer nada al respecto. Cerré los ojos, si por ultimo no podía hacer nada al menos podía intentar bloquear mi mente para no sentir nada. De pronto el peso sobre mi cuerpo cambio a algo más ligero. Cuando abrí los ojos no estaba en el cuarto, estaba en lo que parecía ser el patio de un campus universitario. Estaba recostada sobre el césped, a la sombra de un limonero. Sobre mí se encontraba una mujer que parecía dormir o disfrutar de la cercanía que teníamos, mis brazos se encontraban en su cintura, en un abrazo. Se sentía bien estar así, era tranquilo. Sentía la brisa soplar mi rostro, tan relajante. Cerré los ojos disfrutando de la cercanía y tranquilidad que me daba el cuerpo ajeno. Al parecer estaba soñando, pero no quería despertar. Pero quería saber quién era la mujer que estaba sobre mí. No podía verle el rostro porque tenía su cabello suelto y lo tenía sobre su cara, pero podía ver que era una mujer unos años mayor que yo, pero no demasiados. Cabello largo hasta más abajo de la espalda baja, de un hermoso color castaño, brillante y sedoso al tacto, lo sabía porque había llevado mi mano hasta el para tocarlo. Era de cuerpo delgado, manos finas y bien cuidadas. Hasta ahora me gustaba. Faltaba el rostro. Lleve mi mano hasta sus cabellos y los quite de su rostro. No podía creerlo.

¿¡Amanda!?

Ahogue la sorpresa en mi garganta. Pero parecía que no había sido suficiente, ya que la sentí quejarse, parecía que estaba despertando. Yo aún no salía mi asombro y fue más grande cuando ella finalmente se enderezo sobre mí y me regalo la más hermosa sonrisa que había visto en mi vida. Seguido de un corto beso en la punta de mi nariz.

-¿Qué sucede? Parece que hubieras visto un fantasma. No es la primera vez que estamos así.
-No es eso, solo… creo que aún no me acostumbro.
-Puede que tengas razón, no llevamos mucho tiempo juntas.

¿Cuándo tiempo llevamos juntas en este sueño? Además ¿Dónde estábamos?

-¿Dónde están las demás?
-Probablemente estén haciendo ronda, el lugar es enorme ¿Tan pronto quieres volver al trabajo?

Volver al trabajo… ¿Quiero volver?... No, no quiero. Quiero soñar por siempre. Aquí, en mi subconsciente, donde todo es tranquilo y lleno de paz. Excepto el sueño anterior.

-No, no quiero. Quiero estar así: contigo –la abrace y nos lleve a la posición en que estábamos.
-Eres muy caprichosa, pequeña.

El escenario cambio nuevamente, esta vez me encontraba en mi habitación y en esta ocasión la que se encontraba sobre un cuerpo era yo. Reconocí de inmediato esa voz y me levante sobresaltada del cuerpo de Val. Nos encontrábamos desnudas, solo cubiertas por una sabana. Sentí como los colores se alojaban en mis mejillas.

-Amo verte sonrojada. Gracias por darme otra oportunidad, Al. Prometo no defraudarte nunca más –me regalo un beso sobre mi frente, seguido de eso me abrazo cariñosamente. Sentí como recorría mi espalda, mi cintura, mis caderas y mis nalgas. Mientras susurraba mi nombre y hacia que la piel se me pusiera de gallina, de pronto todo volvió a cambiar. Me encontraba en una habitación oscura, no podía ver más allá de mi nariz. Camine insegura sin dirección, cuando tres personas aparecen frente a mí: Val, Amanda y ese hombre.

-Alicia.
-Al.
-Bella dama.

Todo comenzó a dar vueltas. Me tape los oídos para no oírlos llamarme, pero era inútil. Era como si los escuchara en mi cabeza.

-Alicia.
-Al.
-Bella dama.
-¡Alicia!
-¡Al!
-¡Bella dama!
-¡ALICIA!
-¡Cállense!
-¡Alicia despierta!

Me levante sobresaltada. Lleve mi mano hasta mi corazón, sentía como latía de forma frenética, también sentía como mi cara estaba llena de sudor. Mire a la persona que me había despertado y un enorme sonrojo se asomó en mis mejillas. Amanda me miraba preocupada. Mire la cama donde estaba recostada y era un desastre.

-Dios… -lleve mi mano hasta mi cara y la cubrí –Solo fue un sueño –volví a recostarme y solté un largo suspiro, al parecer no estaba respirando.
-¿Estas bien? Parecía que tenías una fea pesadilla, me ha costado despertarte.
-Sí, creo que estoy bien –justo en ese momento mi estómago rugió reclamando alimentos -¡Que vergüenza! –me gire al otro lado cubriendo mi rostro. Escuche como ella se reía suavemente, volteé levemente y me di cuenta de que se cubría la boca con el dorso de la mano mientras reía. Adorable.
-Me pidieron que viniera por ti, la comida esta lista.
-Ahora bajo.
-Es que Alex me dijo que bajara contigo. Parece que no hay que contradecirle, a pesar de que es menor que yo impone respeto.

-No se diga más –me senté sobre la cama y coloque mis pies sobre el suelo. Me iba a colocar de pie pero me quede mirando a Amanda: era una mujer madura, mayor, muy bella y se notaba que inteligente. También note que ella se me quedo mirando. Aunque yo pensara todo eso de ella, probablemente ella solo pensara en que solo soy una niña con el corazón roto.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 7~

Tiro de advertencia.

-¡Dije que no te movieras! –rapidamente tome la radio y hable por ella.
-Baja el arma, Andrea. Soy yo.
-¿Al? Dios, casi te mato. Realmente lo siento, la chaqueta me desconcertó. Alex esta furiosa contigo.
-Puedes venir a ayudarme, luego me encargo de Alex.
-Voy para alla.

Solte un largo suspiro. No me había dado cuenta de que había estado conteniendo la respiración. En cuanto vi que Andrea venia hacia a mi senti como un gran peso se acomodaba sobre mi cuerpo y me hizo caer al suelo. Por suerte ambos animales estaban a salvo.

-Te ves horrible.
-Gracias, a la chicas les encanta le digan eso. Mejor ayúdame con ellos –dije refiriéndome a los animales.
-¿De donde los sacaste? Porque no me creo que hayas hecho todo ese escandalo por ellos –Andrea les quito a los animales el bozal y acaricio la cabeza de la hembra. Trato de tomar el bolso, pero no se lo permiti.
-Esta herida y no quiero seguir moviéndola, llévate al cachorro –Andrea tomo al pequeño animal y comenzamos a caminar.
-Espera. Nicole, ¿estas ahí?
-Si, aquí estoy ¿te encargaste ya?
-Era Al, voy a casa. Trajo con ella un par de perritos y parece que uno esta herido.
-¿Ella esta bien? Alex la va a matar.
-¿Pueden colocarme junto a mis padres en el jardín?

Las tres reimos. Tal parecía que Alex estaba muy molesta conmigo y aunque le explicara la razón no creía que me fuera a perdonar facilemente.

-Claro, te llevaremos flores todos los días.
-Bien, voy a llevar a Al con su verdugo, ya vuelvo. Corto.
-Roger.
-Al… rompiste todas tus reglas ¿Qué paso?

Medite un segundo, no quedaba mucho para llegar a casa, pero merecia la razón aunque fuera en una historia corta.

-Cuento corto: tuve una discusión muy fea con Val y realmente me descontrole –admiti con vergüenza.
-¿Te soy sincera? Creo que Val te esta haciendo mas mal que bien, se que se conocen de poco pero creo que fueron muy rápido y ahora tu estas sufriendo las consecuencias.
-Lo se. Solucionare esto pronto.

Cuando nos dimos cuenta ya estábamos en la puerta de mi casa. Trague duro. No quiero entrar. Volvi mi vista al animal que cargaba, había que curarla y todos los implementos médicos estaban dentro, tenia que entrar si o si. Fui buena.

-Gracias por traerme, verdugo.
-Rezare por tu alma –levanto su mano y me persinó en el aire. Dejo al cachorro en mis brazos y luego se retiro a su lugar de vigia.
-Bien, solo espero que los cuiden cuando muera.

Abri la verja de hierro y camine a paso lento hasta la puerta principal pero cuando estaba buscando la llave en mi bolsillo la puerta de abrió de par a par.

-¿¡Que demonios tienes en la cabeza!? –senti un fuerte golpe en mi mejilla y luego un jalon en mi oreja.
-¡Auch! ¡Auch! ¡Duele, Alex! –sujete con fuerza a ambos animales para que no cayeran.
-¡Y te dolerá mas! ¿Y ellos? Supongo que no los trajiste solo para que el regaño no fuera peor ¿o si?
-No, Alex. Los encontré mientras… durante mi arrebato. Ella esta herida, hay que tratarla ya.
-No te has salvado aun ¡Amanda, ven por favor y trae el boriquin!
-¿Por qué la llamas a ella?
-Se que no te agrada, pero mientras tu estabas haciendo el tonto yo hable con ella y resulta que era estudiante de veterinaria de ultimo año.
-Wow, bonita y medico de perritos, que conveniente –creo que si me mordia la lengua ahora mismo estaría muerta por el veneno de mis palabras. Escuche pasos por las escaleras, eran apresurados. Cuando bajo traía en sus manos un enorme bolso donde teníamos todos los implemente médicos que habíamos reunido en este tiempo, casi nos faltaba el quirófano.
-¿Qué sucedió? ¿Alicia volvio? ¿Esta herida?
-Estoy bien.
-Por ahora, Al.
-Eh… si, claro –Dios, protégeme –Mientras estuve afuera encontré a estos pequeños. El cachorro parece estar bien, quizás solo tenga bichos por su enorme panza, pero la madre tiene una herida muy fea en el costado, parece que se corto con algo. En un principio pensé que habían sido necrófagos pero no se ha convertido y no parece ser hecho por ellos.
-Primero veremos a la madre –vi como empezó a buscar con la mirada y finalmente se detuvo en la mesa del comedor, parecio dudar pero luego mostro una mirada decisiva –Ayudenme a subirla a la mesa. También necesitare que me ayuden, aun no tengo mi hombro totalmente funcional.

Con cuidado saque al animal del bolso y entre Alex y yo la colocamos sobre la mesa. La herida se veía peor de lo que pensaba, quizás cuanto llevaba con ella. Amanda nos pidió que fueramos a lavarnos las manos y que nos colocaramos guantes. Cuando fui a la cocina me tope de frente con Val que venia bajando las escaleras. Su rostro mostraba alivio de que volviera sana y salva, el mio solo mostraba indiferencia y enojo. Segui de largo y me lave las manos para luego colocarme los guantes y volver con Amanda. Todo eso bajo la atenta mirada de ella.

-Para suerte de ella no es algo tan grave, pero llevara su tiempo que se cure. Haya que limpiar, suturar y vendar. Yo les dire que hacer.
-¿Estas segura?
-Se que podrán, me colocaste el brazo la otra noche –dijo guiñándome el ojo, haciendo que los colores me subiera al rostro.
-Ok –senti una carcajada ahogada junto a mi, pero no hice nada, ya estaba en problemas no necesitaba que Alex se enojara mas.
-Yo le colocare la anestesia local, el resto se los ire diciendo –vimos que tomaba un par de frascos y luego una jeringa. Luego de tener ya todo se acerco al animal y le inyecto en el lomo –Calcule la dosis por lo que debería estar pesando, no fue mucha pero no se que tan poca, asi que había que apresurarse. Corten el pelo que esta cerca de la herida.

Con unas tijeras corte con cuidado todo el pelo que podría molestar, no tarde mucho. Cuando ya estuvo echo nos dijo que con el suero limpiaramos la herida. “Solo dejen que corra, se llama barrido”. Por suerte la perrita parecía llevar bien todo, la anestecia seguramente habría hecho efecto ya. Luego de que casi nos acabaramos la botella de suero terminamos de limpiar la herida, nos aseguramos de que no hubiera nada dentro y colocamos los puntos. Seguido de eso solo vendamos al animal y la bajamos de la mesa para colocarla sobre el sofá, sobre una manta.

-No fue tan difícil… crees ¿estara bien?
-Lo estará, yo los vigilare por ahora. Les dare algo de comer y beber, aunque solo al pequeño. A ella tendremos que darle un poco mas tarde, puede que vomite si le damos ahora.
-Gracias, Amanda.
-No hay de que.
-Bien, ahora que los perritos tienen a alguien que se encargue de ellos…tu, yo, a la cocina: ¡Ahora!

Que dios se apiade de mi  alma.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Portada nueva para Sin escapatoria!


flipo en colores de lo linda que es! parece cartelera de cine *¬* y esto es gracias a mi amigo Andres Sanchez Romo, que se dio un tiempo para poder hacerme esta maravilla :3 recomiendo su instagram donde estan mas de sus trabajos andressart12

Hay una salida ~capitulo 6~

De repente escuche un ruido muy cerca de mí, pero no parecía ser un necrófago o un ser humano. Trate de poner más atención y creí escuchas un gemido de animal. Tire el cigarro a medio fumar al suelo y seguí el ruido hasta que me encontré con una horrible escena: era una perrita con una muy fea herida en su cuerpo y un cachorro. La perra estaba respirando de forma forzada, note que la herida parecían ser marcas de uñas humanas, seguramente un necrófago la había atacado, pero había logrado escapar o quizás los necrófagos no atacan animales. De cualquier modo no podía no hacer nada. Me acerque con cautela, pero cuando el animal más grande noto mi presencia mostro los dientes, gruñendo.

-Hey, tranquila. Solo quiero ayudar –parecía que me había entendido porque se relajó, pero en ningún momento bajo la guardia -¿Pero qué te sucedió? –con cuidado logre ponerme junto a los animales e hice que la mayor se recostara en el suelo. Observe la herida y aunque parecía ser un arañazo más parecía ser algún corte con algo filoso. A lo mejor trato de escapar y se cortó con algún metal. No podía dejarlos allí. –Esperen aquí.

Corrí directamente a los vehículos, necesitaba algo para poder llevarme a los dos, algún bolso o mochila. Estuve un buen rato buscando hasta que di con un bolso lo suficientemente grande para la madre y también había encontrado una chaqueta, dentro pondría al cachorro. Ambos perros parecían ser callejeros, mezcla, aunque parecía que la hembra seria labradora o algo así. Rápidamente vacié el contenido el bolso sin reparar si había algo de utilidad en él, ya vendría nuevamente a ver si algo de aquí servía y corrí hasta donde estaban los animalitos. La perrita parecía sentir mucho dolor y era obvio, la herida era fea pero no parecía ser tan grave, al menos eso creía yo. Me quite la camiseta que estaba usando y la despedace para improvisar un vendaje que aplique en la herida. Luego, y con mucho cuidado coloque al gran animal dentro del bolso, seguido de eso me coloque la chaqueta y deje al animal más pequeño dentro de ella, solo sobresaliendo la cabeza. Con dificultad cargue el bolso con el pesado animal hasta que llegue a la moto.

-Tonta de mí, podría haber acercado la moto –me reprendí mentalmente, pero ya era tarde, ya lo había hecho así –Aguanten un poco, llegaremos a un lugar seguro y curare tus heridas –Sabia que no podían contestar a mis palabras, pero ya se me había hecho costumbre hablar sola y quizás con ellos sea más agradable conversar.

Antes de encender el motor note que no quedaba mucha gasolina, aunque debería de bastar para llegar. Hice rugir el motor y acelere a fondo, esta vez tenía una razón para hacerlo. Había encontrado mi nueva razón para vivir: protegerlos. Volví a hacer el mismo recorrido que había hecho con anterioridad, la única diferencia era que esta vez no intentaba llevarme conmigo algunos necrófagos, de hecho los evitaba a toda costa, llevaba una carga muy preciada y frágil. El problema sería que no podía entrar por la entrada principal, no con ellos conmigo, así que tendría que usar uno de los accesos secundarios. Adelantándonos a los hechos como que no pudiéramos ingresar fácilmente porque nos perseguían habíamos hecho algunos accesos secundarios. Eran difíciles de encontrar sino sabias dónde estaban y más aún atravesarlos sino sabía cómo. Por suerte la idea había sido mía y yo sabía dónde estaban todos y como acceder de forma segura a ellos: un vecino había comenzado a ampliar su casa, pero todo esto comenzó así que jamás termino su proyecto y dejo todos los materiales juntando polvo y arañas, algunas casas –las que habíamos puesto menos necrófagos–tenían un doble pasadizo entre muros, los mismos muros que usábamos para contabilizar y revisar que todo estuviera en orden. Lo bueno y malo era que el pasadizo solo tenía un uso, al pasar por el este se derrumbaba y así nos asegurábamos de que nadie más pasaría por ahí.
Quería llegar pronto, pero con el escándalo que hice lo más probable es que haya gente de Felipe observando, así que me arriesgaría y entraría por el acceso más peligroso y el más lejano a casa. Detuve la motocicleta y la escondí donde siempre, aunque tuve que dejar el bolso a un lado.

-Ojala estés aquí cuando vuelva –le dije a la maquina mientras colocaba mi mano sobre el freno –Ok, espero estén listos, porque pasaremos por un lugar complicado –tome un pañuelo que tenía en mi bolsillo y lo rompí para hacer un bozal a cada uno. Necesitaba que guardaran silencio si quería que pasáramos sanos y salvos –guarden silencio y todo saldrá bien –acaricie la cabeza del cachorro y el rostro de la madre.

Cargue el bolso y me acerque donde estaba el doble pasadizo, que al final era una gran pared de madera cercana a la muralla que dividía a las casas, pero me di cuenta de que no pasaría con el bolso colgando y hacer caminar al pobre animal no era una opción, tampoco podía abandonarlos ahora que ya los había traído. Plan B. Me acomode el bolso de tal manera de que el animal quedara a mi espalda, por suerte durante todo ese tiempo ningún necrófago se había acercado y los de las casas estaban tranquilos. Con gran esfuerzo trepe por un lugar seguro y caí al otro lado, en silencio atravesé el lugar que estaba infestado por necrófagos, pero como tenían los ojos cristalizados no podían verme, solo oírme y quizás olerme, pero mientras derrapaba con mi R3 me había salpicado de sangre así que quizás eso los confundiría. Ya casi estaba al otro lado. Solo un poco más. Ya había llegado a la verja de la casa, la que daba a la hoguera central, me reacomode el bolso y me asegure de que ambos estuvieran bien. Coloque mi pie sobre la verja y esta crujió llamando la atención de los más cercanos.

-¡Mierda! –como pude escale rápidamente, pero unas de esas cosas me agarro de la pierna -¡Joder, suéltame! –trate de soltarme pero tenía mucha fuerza, luego otro me sostuvo de la otra pierna. ¡Voy a caer! Con todo el ajetreo el resto también comenzó a agruparse –No… ¡No voy a morir ahora! –mire que ambos animales estuvieran bien: el cachorro seguía en la chaqueta aunque estaba inquieto y asustado, al igual que la madre. Pensé en la posibilidad de usar el arma pero eran demasiados, me quedaría sin balas antes de acabar, así que la descarte. Solo me quedaba subir -¡Vamos! –comencé a tirar hacia arriba, llegue hasta levantar a los dos que me tenían sujeta de las piernas. Cuando tenía la mitad del cuerpo fuera saque al cachorro de mi chaqueta y lo lance, por suerte cayó bien y no parecía haberse hecho daño. Tome la cinta del bolso y comencé a tirar de él mientras sentía que el peso de mis piernas aumentaba, esta vez tenia al menos 2 o 3 necrófagos colgando y el peso me estaba tirando hacia abajo, cuando pude colocar el bolso sobre la verja, aun sujetando la cinta trate de bajarla lo más que pude y luego la solté. Escuche como chillo, seguramente la caída le habría abierto la herida, pero ya me encargaría de eso. Desenfunde mi arma y dispare a las cabezas de esos pesos muertos. Cuando me vi libre salte al otro lado. –Dios… eso fue intenso ¿Están bien? –El cachorro se me acerco y me lamio la mano, mientras que la hembra aún seguía dentro del bolso pero podía ver como se movía a la altura donde debería estar su cola –Bien, vamos. Luego descanso.

Me colgué nuevamente el bolso y coloque al cachorro dentro de la chaqueta. No alcance a dar ni dos pasos cuando vi una luz de franco sobre mi cabeza. Con lentitud lleve mi mano hasta mi cinturón, donde descansaba mi radio, pero una potente pero conocida voz me detuvo.

-¡No te muevas!

Dirigí mi mirada al puesto de franco y levante mis manos, luego volví a bajar mi mano donde estaba la radio.

¡Bang!


lunes, 21 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 5~

No sé en qué momento me dormí, pero cuando desperté está sola. Mire hacia afuera y se notaba que el sol estaba en el punto más alto, quizás eran las 12 o las 2. Me estaba estirando cuando abrieron la puerta y apareció a quien menos quería ver. Me volví a acostar y me tape hasta arriba. Escuche el pestillo y sentí como la cama se hundía al mismo tiempo que una mano se colocaba sobre mi cuerpo.

-Lo siento.

No le iba a hablar. Me reusaba a darle en el gusto.

-Sé que estas molesta por lo de Amanda. Y de verdad lo siento. No debí comportarme así.

No te voy a contestar. Cante en mi cabeza. Podía ser muy infantil cuando me lo proponía.

-Al… sé que no me he comportado… como lo hacía antes de que te lastimaran la mano. Me volví menos cariñosa y más sobreprotectora. Entiendo que te ahogara pero realmente sentía que era mi culpa, de hecho aún lo siento. Sé que no llevamos mucho de conocernos pero lo que te dije aquella vez en la habitación de tu hermana, mientras limpiábamos  es verdad. Me gustas y te amo.
-No lo parece. Que fácil desvías la mirada frente a una chica más guapa que yo –apenas me destape un poco los ojos. Quería que viera que estaba molesta.
-Sí, es guapa. Pero no más que tú.
-No me vengas con tonterías, Val. Te gusta y no te culpo. Tiene un cuerpo realmente bonito –me iba a tapar nuevamente, pero pronto me vi sin ningún escudo.
-El tuyo es más lindo.
-Lo dices para que no te haga dormir con los necrófagos.
-¿Y si fuera si… aun dormiría con ellos?
-Muérete –tome una almohada y se la arroje.
-Por ti.

De pronto me vi acorralada por el cuerpo de Val y sus brazos. La mire molesta. No iba a dar mi brazo a torcer tan fácil. Fácilmente coloque mi rodilla a la altura de tu abdomen y la golpee. Mientras se retorcía del dolor yo salí de su agarre y me coloque de pie.

-Se te olvida que hice defensa personal, Val.
-¿Qué tengo que hacer para que me creas?
-¡Quiero que dejes de mirarme con lástima!

Fue como si se le hubiera olvidado que le dolía el golpe –que por cierto no había sido tan fuerte–. Quería salir de la habitación pero ella me tomo del brazo.

-¿Te miro con lastima?
-Lo haces. Además de culpa. Me he cansado de decirte que no fue culpa tuya que esto pasara –le mostré la cicatriz que me había quedado en el brazo –Volví a sentir, puedo mover mis dedos y aunque me cuesta tomar las cosas eso no significa que soy una inútil.
-Nunca pensé que lo fueras.
-Pero no dejas de torturarte. No duermes, no comes sino estoy contigo… ¿acaso recuerdas la última vez que me besaste? Porque yo no puedo recordarlo.

Era verdad. Desde que había comenzado con mi rehabilitación había estado más con Alex y Jack que con Val. Las únicas oportunidades en que la veía eran cuando teníamos que dormir, nos tocaba la guardia o comíamos todos juntos. Había llegado al punto de pensar de que solo estaba conmigo en esas ocasiones porque no tenía opción o porque ya era costumbre, pero me reusaba a ser una rutina.
Sentí como su agarre se hacía débil, así que de un jalón me solté y salí de la habitación. Sentía como las lágrimas corrían por mis ojos. Dios, de verdad no pensé que lloraría por alguien que quizás no valía la pena.
Baje las escaleras y llegue hasta la puerta principal, ahí se encontraba la 9mm de mi papá dentro de su funda de cuero. La tome y salí corriendo de ahí, hasta me había saltado la verja para no perder el tiempo en abrirla. Corrí hasta la entrada principal, recién ahí recupere un poco de aire, estaba apoyada sobre mis rodillas tratando de respirar. De forma inconsciente fije la mirada en aquella cicatriz que había sido la causante de todo esto. Apreté la mandíbula y seque mis lágrimas.

-Necesito despejarme.

Salte la gran verja sin siquiera preocuparme por si había alguien que estuviera observando. No me importó. Una vez que estuve fuera tome cobertura. No había necrófagos muy cerca, así que estaba a salvo –de ellos al menos–. Corrí calle arriba donde encontré un gran árbol caído. Quite algunas ramas y encontré mi pequeño secreto: una Honda R3. La había encontrado hace unas semanas atrás y la había reparado dentro de mis nulos conocimientos de mecánica. Había aprendido a conducirla gracias a un ex novio de mi hermana Roseta. Me coloque un casco que había encontrado en una de las excursiones e hice que el motor rugiera, eso hizo que los necrófagos de los patios se volvieran locos y los que estaban cerca comenzaran a caminar hasta donde estaba la fuente del ruido, ósea donde estaba yo. Mantuve apretado el freno mientras aceleraba causando que derrapara un poco, cuando vi que una de esas cosas estaba cerca levante rueda y aceleré. Recorrí las deprimentes calles haciendo el mayor ruido que podía; forzaba el motor a rugir, derrapaba en las esquinas llevándome algunos necrófagos conmigo, frenaba de golpe solo para volver a levantar rueda: pero no bastaba. Normalmente no nos alejábamos mucho pero necesitaba tramo, quería acelerar lo que más pudiera. Me había detenido en una esquina solo para poder ubicarme, estaba en la intersección de Cruz con Bandera, si seguía por Bandera llegaría a la autopista.

-Espero que haya espacio suficiente.

Acelere de 0 a 120 en menos de 1 minuto, maniobre para quitarme a algunos necrófagos y automóviles que estaban en el medio. Cuando llegue a mi destino note que tenía suerte: solo una pista estaba colapsada en vehículos, seguramente trataron de escapar de la cuidad, la otra tenia uno que otro auto pero era perfecto para lo que quería. Me quite el casco y lo coloque en la parte de atrás de la motocicleta, quería sentir el viento y la adrenalina a tope. Tenía el cabello suelto y era algo que agradecía: quería olvidar todo y solo sentir la libertad.

-Si muero ahora por lo menos me sentiré bien conmigo misma. ¡JODETE VAL! ¡QUE SE JODA TODO EL MUNDO! –volví a levantar rueda y acelere a lo que me daba el motor. Sentía un zumbido en los oídos por el viento y la velocidad, pero se sentía tan ¡bien!

Debí estar al menos unas 3 horas yendo de un tramo a otro, por suerte en todo ese tiempo los necrófagos no me molestaron, los muy idiotas se tiraban de una gran altura solo para romperse el cuello y cuando llegaban a estar cerca solo recibían un tiro por mi parte. Finalmente detuve mi infantil arrebato de ira y me baje de la motocicleta. Busque en mis bolsillos hasta que di con un objeto cuadrado: la antigua cigarrera de mi abuelo. Aproximadamente, desde los 14 ya fumaba, pero no lo había hecho en mucho tiempo. Tome mi viejo Zippo y encendí el tabaco. La primera calada fue tan relajante. Me senté en el suelo con el arma de mi papá en mi mano izquierda –mí ahora, mano diestra–. No quiero volver. Y no quería, Alex seguramente estaba como energúmena, no había sido silenciosa a decir verdad y había desobedecido absolutamente todos los protocolos que YO MISMA HABIA IMPUESTO.

-Seguramente Alex me va a matar cuando llegue a casa –pronto mis pensamiento tomaron otro rumbo: Val –Quizás este preocupada también… ¡pues que se preocupe! Así tendrá una verdadera razón para sentir culpa –volví a inhalar de la adictiva nicotina –Me pregunto… ¿estará bien seguir viviendo? Quiero decir… ¿hay alguna razón para vivir? –trate de pensar en alguna razón poderosa para continuar con vida. Mis padres habían muerto, la que consideraba mi novia simplemente no la entiendo –aunque no recordaba que me lo hubiera pedido–.

Mi mente era un manojo de ideas y recuerdos, llegue a rememorar la vez que en el supermercado estuve a punto de morir y las palabras de val retumbaban en mi cabeza “¡Qué hago yo sin ti! ¡¿DIME?!”. Ahora esa pregunta estaba en mi mente “¿Qué hago yo sin ella?”. Sin darme cuenta el cigarro se había terminado por consumir solo, así que lo lance lejos y sobre la misma prendí otro.


sábado, 5 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 4~

-Pasaras la noche aquí, con nosotras. Mañana decidiremos que haremos contigo.

Todas parecían sorprendidas de mi cambio, pero no podía evitarlo. Necesitaba pensar y la forma en que Val miraba a Amanda no me ayudaba. Le pedi a Andrea que la llevara a casa y que se asegurada de que no fuera a escapar. Val se había ofrecido a hacerlo, pero una reprimenda con la mirada fue suficiente para que descartara su idea.
Luego de eso, todas se retiraron. Cuando estuve a solas con Alex la senti abrazarme por la cintura. Ella me conocía demasiado bien, sabia que estaba molesta conmigo misma.

-Hey, Val te ama ¿lo saber, verdad?
-¿Acaso no la viste? La miraba como me mira a mi… o me miraba. Desde que me lesione no ha vuelto a mirarme asi, solo con lastima y culpa.
-Vamos. Tal vez… sentía curiosidad… ok, no, eso suena peor.

Nos quedamos en silencio un rato. Solo podíamos escuchar el viento, el crepitar de fuego y los gemidos de nuestros guardias. Senti como Alex me tomaba de las manos y hacia que me abrazara a mi misma mientras ella me envolvía en un abrazo. Podía sentir como su corazón palpitaba en mi espalda. Realmente era relajante.

-Confia en ella –senti como se me ponía la piel de gallina porque me había hablado demasiado cerca del oído –Queda poco tiempo para que amanezca ¿te parece si volvemos y descansamos?
-Suena bien.

Deshicimos el abrazo y tomadas de la mano volvimos a casa. Mientras caminábamos platicábamos con respecto a lo que haríamos con Amanda. Quedamos en que si era de utilidad se quedaría, si era una carga le daríamos provisiones y le prediríamos que se fuera. Cuando llegamos a casa no nos sorprendio ver a todas de pie, despues se había interrumpido las horas de sueño. Lo que nos sorprendio fue ver a Val con uno de los tantos libros que había conseguido en sus salidas. También me fije que Amanda estaba sentada en el sofá mientras se sujetaba el hombro.

-¿Qué haces, Val?
-Estoy buscando como colocar un hombro en su lugar ¡Aquí esta! ¿Me ayudas?

¿Enserio? ¡Agh! Finalmente termine accediendo solo porque se veía que realmente le dolia. Me acerque a Val y le quite el libro. Se mostraban algunas imágenes de como se podía dislocar el hombro o glenohumeral. Dios, definitivamente la salud no era lo mio. La mas común parecía ser cuando la cabeza de hueso se salía hacia adelante… bla, bla, bla… “se debe corregir la postura usando sedantes o anestecia”… genial, no tenemos de eso. Continue leyendo. Había una técnica mas sencilla pero cabia la posibilidad de que no terminara bien acomodada.

-Tecnica de Kocher.
-Es lo único que podemos hacer, no tenemos anestesia asi que va a doler mucho
-Ok, yo lo hago.

Me acerque a Amanda y le ayude a ponerse de pie. Le explique que haríamos lo que decía el libro, pero como ninguna sabia como reacomodar una articulación podía ser que no quedara bien. Ella simplemente acepto, no le quedaba de otra. Le ayude a llegar a la mesa del comedor y quite todo lo que había sobre ella. Luego, con ayuda de Val terminamos por romper la camiseta que estaba usando dejando un bonito corpiño a la vista; la acomodamos de espalda con el brazo dislocado de forma accesible.

-Ok, según esto –dije apuntanto el libro –Y lo que estoy viendo tenemos suerte porque es una lesión típica de hombro, de haber sido mas grave no se si habriamos podido arreglarlo. Dame un momento –volvi a tomar el libro para leer como realizar la técnica pero la descarte al momento de leer mas abajo: “no se recomienda por el alto riesgo de fractura”. Maravilloso. Segui ojeando pero no parecía que hablara de otra técnica. Volvi a leer el capitulo rápidamente y note que la lesión no tejaba elevar hombro y abrilo, asi que por lógica si hacia esos movimientos debería de volver a su lugar –Ok, plan B. Escucha amanda, esto va a doler. Y hablo enserio. Necesito que confies en mi y te relajes.
-Esta bien.

Respire profundo y tome su brazo para flexionar un poco su codo. Pude ver como su cara se deformaba de dolor pero no podía parar ahora. Con poca fuerza y lentamente hice que abriera el brazo, coloque mi mano sobre su hombro para ir asegurándome de que no se saldría para otro lado. Segui en eso cuando siento en mi palma como algo se reacomoda.

-Listo ¿Cómo lo sientes? –lleve mi mano hacia mi frente y seque el sudor que había caído, dios, y solo por los nervios.
-Ya no duele tanto. Gracias –me quite la corta vientos y se la coloque, habíamos destruido su camiseta, no podía dejarla asi, menos con Val comiéndosela con la mirada.
-Aquí dice que tienes que tener tu hombro en reposo y ojala no moverlo, al menos por unos días, quizás una semana. Luego tienes que hacer ejercicios para hombro, espalda y pectoral. Quizás te pueda ayudar con eso – ¿Val, quieres dormir con los necrófagos verdad? ¡Pues, al diablo contigo!
-Me voy a dormir. Val, haz algo productivo y lleva a Amanda a la habitación libre.

Estaba molesta, muy molesta. Subi las escaleras casi dando pizotones. Cuando llegue a mi cuarto me encontré con la sorpresa de que Alex me estaba espedando. Cerre la puerta y le puse pestillo. No quería ver a Val.

-Al…
-Ahora no, Alex –fui hasta mi comoda y saque una enorme polera. Me desvestí y me la coloque. Solo me había quedado en bragas -¿Me haras un lado?
-Es tu cama, no la mia.

Me coloque junto a ella y cerre los ojos. Sentí como colocaba las frazadas sobre nosotras y ella me envolvía en un abrazo protector, pero menos asfixiante de los que me suele dar Val al momento de dormir. Podía sentir el lento ritmo del corazón de Alex. Era tan arrullador. Estaba en la delgada línea del sueño y la consciencia cuando escuche que tocaban a la puerta.

-¿Alicia? ¿Al, estas dormida?
-Es Val
-Que se joda –me acomode aun mas cerca de Alex.
-¿Al? –silencio. Luego se escucharon unos pasos alejándose.
-Parece que se fue.
-Que duerma con Amanda, no me interesa –escuche como aguantaba las ganas de reir.
-Eres adorable cuando estas celosa. Me recuerda a cuando te podias celosa de mi ex novio.
-El tipo era un idiota y un patan.


viernes, 4 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 3~

-Todo el mundo, ocúltense. Dare la señal –Alex tomo mi radio para poder dirigir a todas. Ella siempre era la que daba las instrucciones de ataque.
-¡Roger!
-Veo movimiento, Al. Cerca de barricada de autos. Parece que es una persona y tal parece que esta herido.

Active la mirilla del franco –que era de visión nocturna–. Podía ver a una persona. Estaba escondida entre los auto. No parecía tener intenciones de entrar, solo parecía sobrevivir.

-La tengo en la mira, Alex. ¿Qué hago?
-Dale una advertencia. Andrea, ¿me escuchas?
-Fuerte y claro.
-Tu eres la mas cercana, quiero que le adviertas de que no es bienvenido.
-Bien.

Me estaba preparando para disparar cuando note mas movimiento, esta vez era un grupo un poco mas grande que el nuestro, pero no parecía que vinieran con la persona que es escondia entre los autos. Los observe bien y me di cuenta de que era gente de Felipe. Rapidamente le quite la radio a Alex.

-Andrea dejalo pasar ¡Rapido!
-¿¡Pero tu estas loca!? –Alex me quito la radio de vuelta. Estaba a punto de volver a dar la orden cuando tome su muñeca y me coloque frente a ella.
-Viene el grupo de Felipe, luego nos encargamos de “invitado”, sino hacemos algo rápido se colaran.

Rapidamente vi como Andrea le hacia señas a la persona para que entrara. Ágilmente salto la verja y se oculto detrás de un pilar. Justo en ese momento llego la comitiva de Felipe. Abrieron fuego a diestra y siniestra. Ellos no sabían donde estábamos, pero desde nuestra posición privilegiada teníamos visión perisferica. Como Alex aun no daba la señal nadie se movio de su lugar. Vi como un pobre diablo se acercaba a la cerca y cuando estuvo a punto de escalar, dispare. El tiro fue certero. Head Shot. El tiro fue la señal. Abrimos juego contra ellos haciéndolos caer como moscas. Habiamos practicado mucho para no tener que desperdiciar municion, por lo que cada tiro era preciso. Estábamos en eso cuando escuchamos un grito agonico desde las casas del ala norte, al parecer se habían tratado de colar por los patios y no vieron nuestras hambrientas defensas. Bueno, era momento para que comieran.

-¡Retirada! ¡Vamonos de aquí! ¡O esas cosas nos cerraran el paso!
-¡Y no vuelvan, asquerosos putos! –grito Alex desde nuestro escondite.
-¡No podrán defender por siempre el lugar!  ¡Solo aguarden!

Luego de eso, los que sobreviveron a los necrófagos y a nosotras se retiraron corriendo como unas maricas. Lo malo era que todo el ajetreo había atraído la atención de los necrófagos que estaba cerca de nuestro territorio, además de que habían agitado a los que protegían los patios de las casas. Dimos la señal de retirada. Nos reuniríamos en la fogata central para decidir que haríamos con nuestro invitado. Solo esperaba que nuestras mascotas no fueran a destruir los muros, o tendríamos que darles de comer para que se queden tranquilos. Aunque gracias al grupo de que había venido ahora podríamos alimentarlos.

-Espero que sepas lo que haces, Alicia.
-Bueno, no me equivoque con Val o Jack. Vamos, Jack.
-Esta bien –el chico coloco el seguro a al arma y la dejo en su lugar.
-Lo hiciste bien, chiquillo –Alex le revolvía el pelo al chico, que ya se notaba que necesitaba un corte.
-Gracias, Alex.

Bajamos del puesto de franco y caminamos donde se encontraba una enorme hoguera. En ella poníamos los cuerpos de los necrófagos que ya no eran de utilidad, además de la basura. No era de nuestro agrado el hedor que salía pero no podíamos dejarlo asi o nos llenaríamos de ratas.
Cuando llegamos note que nuestro “invitado” en realidad era una chica, una muy guapa a decir verdad. Era la mas alta del grupo y también se veía mayor que nosotras. Hace mucho tiempo entre todas habíamos decidido que quieres dirigirían al grupo seriamos Alex y yo, Alex como la líder y yo como su capo. Asi que debíamos decidir juntas que haríamos con ella. Podíamos darle algunas provisiones y luego hacer que se largara, o, si era útil dejar que se quede, pero debía estar dispuesta a recibir ordenes de unas niñas.
También note que se sujetaba fuertemente el hombro, pero no se veía que la hayan mordido.

-¿Quién eres? –Vi como Alex desenfundaba una Glock y apuntaba a la chica, que por cierto, estaba temblando.
-Yo…
-Alex, baja eso. La estas asustando –tome suavemente el cañon del arma y la baje.
-¿Cómo puedes estar tan tranquila? Puede ser una trampa de Felipe.
-No lo se, solo se que tengo un buen presentimiento –me acerque hasta donde estaba ella, que era el centro de nosotras, la habíamos encerrado -¿Cómo te llamas?
-Soy… Amanda.
-Soy Alicia. ¿Tu eras la que estaba dando tiros como si no hubiera mañana?
-Si, estaba huyendo. El grupo en el que estaba fue masacrado por un grupo aun mas grande, nos separamos, no se si alguien mas sobrevivio.
-¿Qué te paso en el hombro? –esta vez fue Nicole quien pregunto, iba a apuntarle pero la reprendi con la mirada.
-Venia en auto y choque. Creo que esta dislocado.
-¿Como sabemos que es verdad y no es una trampa? –Se notaba que Fernanda estaba ansiosa y a la vez nerviosa. No nos confiábamos de nadie porque hasta ese entonces nadie de confianza había parecido.
-Solo pueden confiar en mi palabra. Mi grupo se refugiaba en una universidad cercana, este grupo llego con tanquetas de fuerzas especiales modificadas y arrasaron con todo. A las mujeres las atraparon, pero a los hombres… bueno, al parecer no eran de utilidad. Yo logre escapar solo porque en ese momento me encontraba patrullando.
-Tal vez sea el grupo de Felipe –Alex se había acercado a mi y me había susurrado al oído –Si la dejamos ir tendrá el mismo destino que sus compañeros o peor, tendrá el destino que nos tiene preparado Felipe y sus hombres.

Todo era muy confuso. Como mujer no podía permitir que abusaran de otra si estaba en mis facultades evitarlo, pero dejar que se quedara también tenia sus riesgros, entre ellos que ya no nos quedaba tanta comida, pero también estaba el hecho de que seria otro par de manos y ojos.
Mire al resto del grupo buscando algun tipo de respuesta, pero solo me encontré con la penetrante mirada de Val en la chica, parecía que la estaba analizando y eso me puso muy celosa.