viernes, 2 de diciembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 7~

Tiro de advertencia.

-¡Dije que no te movieras! –rapidamente tome la radio y hable por ella.
-Baja el arma, Andrea. Soy yo.
-¿Al? Dios, casi te mato. Realmente lo siento, la chaqueta me desconcertó. Alex esta furiosa contigo.
-Puedes venir a ayudarme, luego me encargo de Alex.
-Voy para alla.

Solte un largo suspiro. No me había dado cuenta de que había estado conteniendo la respiración. En cuanto vi que Andrea venia hacia a mi senti como un gran peso se acomodaba sobre mi cuerpo y me hizo caer al suelo. Por suerte ambos animales estaban a salvo.

-Te ves horrible.
-Gracias, a la chicas les encanta le digan eso. Mejor ayúdame con ellos –dije refiriéndome a los animales.
-¿De donde los sacaste? Porque no me creo que hayas hecho todo ese escandalo por ellos –Andrea les quito a los animales el bozal y acaricio la cabeza de la hembra. Trato de tomar el bolso, pero no se lo permiti.
-Esta herida y no quiero seguir moviéndola, llévate al cachorro –Andrea tomo al pequeño animal y comenzamos a caminar.
-Espera. Nicole, ¿estas ahí?
-Si, aquí estoy ¿te encargaste ya?
-Era Al, voy a casa. Trajo con ella un par de perritos y parece que uno esta herido.
-¿Ella esta bien? Alex la va a matar.
-¿Pueden colocarme junto a mis padres en el jardín?

Las tres reimos. Tal parecía que Alex estaba muy molesta conmigo y aunque le explicara la razón no creía que me fuera a perdonar facilemente.

-Claro, te llevaremos flores todos los días.
-Bien, voy a llevar a Al con su verdugo, ya vuelvo. Corto.
-Roger.
-Al… rompiste todas tus reglas ¿Qué paso?

Medite un segundo, no quedaba mucho para llegar a casa, pero merecia la razón aunque fuera en una historia corta.

-Cuento corto: tuve una discusión muy fea con Val y realmente me descontrole –admiti con vergüenza.
-¿Te soy sincera? Creo que Val te esta haciendo mas mal que bien, se que se conocen de poco pero creo que fueron muy rápido y ahora tu estas sufriendo las consecuencias.
-Lo se. Solucionare esto pronto.

Cuando nos dimos cuenta ya estábamos en la puerta de mi casa. Trague duro. No quiero entrar. Volvi mi vista al animal que cargaba, había que curarla y todos los implementos médicos estaban dentro, tenia que entrar si o si. Fui buena.

-Gracias por traerme, verdugo.
-Rezare por tu alma –levanto su mano y me persinó en el aire. Dejo al cachorro en mis brazos y luego se retiro a su lugar de vigia.
-Bien, solo espero que los cuiden cuando muera.

Abri la verja de hierro y camine a paso lento hasta la puerta principal pero cuando estaba buscando la llave en mi bolsillo la puerta de abrió de par a par.

-¿¡Que demonios tienes en la cabeza!? –senti un fuerte golpe en mi mejilla y luego un jalon en mi oreja.
-¡Auch! ¡Auch! ¡Duele, Alex! –sujete con fuerza a ambos animales para que no cayeran.
-¡Y te dolerá mas! ¿Y ellos? Supongo que no los trajiste solo para que el regaño no fuera peor ¿o si?
-No, Alex. Los encontré mientras… durante mi arrebato. Ella esta herida, hay que tratarla ya.
-No te has salvado aun ¡Amanda, ven por favor y trae el boriquin!
-¿Por qué la llamas a ella?
-Se que no te agrada, pero mientras tu estabas haciendo el tonto yo hable con ella y resulta que era estudiante de veterinaria de ultimo año.
-Wow, bonita y medico de perritos, que conveniente –creo que si me mordia la lengua ahora mismo estaría muerta por el veneno de mis palabras. Escuche pasos por las escaleras, eran apresurados. Cuando bajo traía en sus manos un enorme bolso donde teníamos todos los implemente médicos que habíamos reunido en este tiempo, casi nos faltaba el quirófano.
-¿Qué sucedió? ¿Alicia volvio? ¿Esta herida?
-Estoy bien.
-Por ahora, Al.
-Eh… si, claro –Dios, protégeme –Mientras estuve afuera encontré a estos pequeños. El cachorro parece estar bien, quizás solo tenga bichos por su enorme panza, pero la madre tiene una herida muy fea en el costado, parece que se corto con algo. En un principio pensé que habían sido necrófagos pero no se ha convertido y no parece ser hecho por ellos.
-Primero veremos a la madre –vi como empezó a buscar con la mirada y finalmente se detuvo en la mesa del comedor, parecio dudar pero luego mostro una mirada decisiva –Ayudenme a subirla a la mesa. También necesitare que me ayuden, aun no tengo mi hombro totalmente funcional.

Con cuidado saque al animal del bolso y entre Alex y yo la colocamos sobre la mesa. La herida se veía peor de lo que pensaba, quizás cuanto llevaba con ella. Amanda nos pidió que fueramos a lavarnos las manos y que nos colocaramos guantes. Cuando fui a la cocina me tope de frente con Val que venia bajando las escaleras. Su rostro mostraba alivio de que volviera sana y salva, el mio solo mostraba indiferencia y enojo. Segui de largo y me lave las manos para luego colocarme los guantes y volver con Amanda. Todo eso bajo la atenta mirada de ella.

-Para suerte de ella no es algo tan grave, pero llevara su tiempo que se cure. Haya que limpiar, suturar y vendar. Yo les dire que hacer.
-¿Estas segura?
-Se que podrán, me colocaste el brazo la otra noche –dijo guiñándome el ojo, haciendo que los colores me subiera al rostro.
-Ok –senti una carcajada ahogada junto a mi, pero no hice nada, ya estaba en problemas no necesitaba que Alex se enojara mas.
-Yo le colocare la anestesia local, el resto se los ire diciendo –vimos que tomaba un par de frascos y luego una jeringa. Luego de tener ya todo se acerco al animal y le inyecto en el lomo –Calcule la dosis por lo que debería estar pesando, no fue mucha pero no se que tan poca, asi que había que apresurarse. Corten el pelo que esta cerca de la herida.

Con unas tijeras corte con cuidado todo el pelo que podría molestar, no tarde mucho. Cuando ya estuvo echo nos dijo que con el suero limpiaramos la herida. “Solo dejen que corra, se llama barrido”. Por suerte la perrita parecía llevar bien todo, la anestecia seguramente habría hecho efecto ya. Luego de que casi nos acabaramos la botella de suero terminamos de limpiar la herida, nos aseguramos de que no hubiera nada dentro y colocamos los puntos. Seguido de eso solo vendamos al animal y la bajamos de la mesa para colocarla sobre el sofá, sobre una manta.

-No fue tan difícil… crees ¿estara bien?
-Lo estará, yo los vigilare por ahora. Les dare algo de comer y beber, aunque solo al pequeño. A ella tendremos que darle un poco mas tarde, puede que vomite si le damos ahora.
-Gracias, Amanda.
-No hay de que.
-Bien, ahora que los perritos tienen a alguien que se encargue de ellos…tu, yo, a la cocina: ¡Ahora!

Que dios se apiade de mi  alma.


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