miércoles, 23 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 6~

De repente escuche un ruido muy cerca de mí, pero no parecía ser un necrófago o un ser humano. Trate de poner más atención y creí escuchas un gemido de animal. Tire el cigarro a medio fumar al suelo y seguí el ruido hasta que me encontré con una horrible escena: era una perrita con una muy fea herida en su cuerpo y un cachorro. La perra estaba respirando de forma forzada, note que la herida parecían ser marcas de uñas humanas, seguramente un necrófago la había atacado, pero había logrado escapar o quizás los necrófagos no atacan animales. De cualquier modo no podía no hacer nada. Me acerque con cautela, pero cuando el animal más grande noto mi presencia mostro los dientes, gruñendo.

-Hey, tranquila. Solo quiero ayudar –parecía que me había entendido porque se relajó, pero en ningún momento bajo la guardia -¿Pero qué te sucedió? –con cuidado logre ponerme junto a los animales e hice que la mayor se recostara en el suelo. Observe la herida y aunque parecía ser un arañazo más parecía ser algún corte con algo filoso. A lo mejor trato de escapar y se cortó con algún metal. No podía dejarlos allí. –Esperen aquí.

Corrí directamente a los vehículos, necesitaba algo para poder llevarme a los dos, algún bolso o mochila. Estuve un buen rato buscando hasta que di con un bolso lo suficientemente grande para la madre y también había encontrado una chaqueta, dentro pondría al cachorro. Ambos perros parecían ser callejeros, mezcla, aunque parecía que la hembra seria labradora o algo así. Rápidamente vacié el contenido el bolso sin reparar si había algo de utilidad en él, ya vendría nuevamente a ver si algo de aquí servía y corrí hasta donde estaban los animalitos. La perrita parecía sentir mucho dolor y era obvio, la herida era fea pero no parecía ser tan grave, al menos eso creía yo. Me quite la camiseta que estaba usando y la despedace para improvisar un vendaje que aplique en la herida. Luego, y con mucho cuidado coloque al gran animal dentro del bolso, seguido de eso me coloque la chaqueta y deje al animal más pequeño dentro de ella, solo sobresaliendo la cabeza. Con dificultad cargue el bolso con el pesado animal hasta que llegue a la moto.

-Tonta de mí, podría haber acercado la moto –me reprendí mentalmente, pero ya era tarde, ya lo había hecho así –Aguanten un poco, llegaremos a un lugar seguro y curare tus heridas –Sabia que no podían contestar a mis palabras, pero ya se me había hecho costumbre hablar sola y quizás con ellos sea más agradable conversar.

Antes de encender el motor note que no quedaba mucha gasolina, aunque debería de bastar para llegar. Hice rugir el motor y acelere a fondo, esta vez tenía una razón para hacerlo. Había encontrado mi nueva razón para vivir: protegerlos. Volví a hacer el mismo recorrido que había hecho con anterioridad, la única diferencia era que esta vez no intentaba llevarme conmigo algunos necrófagos, de hecho los evitaba a toda costa, llevaba una carga muy preciada y frágil. El problema sería que no podía entrar por la entrada principal, no con ellos conmigo, así que tendría que usar uno de los accesos secundarios. Adelantándonos a los hechos como que no pudiéramos ingresar fácilmente porque nos perseguían habíamos hecho algunos accesos secundarios. Eran difíciles de encontrar sino sabias dónde estaban y más aún atravesarlos sino sabía cómo. Por suerte la idea había sido mía y yo sabía dónde estaban todos y como acceder de forma segura a ellos: un vecino había comenzado a ampliar su casa, pero todo esto comenzó así que jamás termino su proyecto y dejo todos los materiales juntando polvo y arañas, algunas casas –las que habíamos puesto menos necrófagos–tenían un doble pasadizo entre muros, los mismos muros que usábamos para contabilizar y revisar que todo estuviera en orden. Lo bueno y malo era que el pasadizo solo tenía un uso, al pasar por el este se derrumbaba y así nos asegurábamos de que nadie más pasaría por ahí.
Quería llegar pronto, pero con el escándalo que hice lo más probable es que haya gente de Felipe observando, así que me arriesgaría y entraría por el acceso más peligroso y el más lejano a casa. Detuve la motocicleta y la escondí donde siempre, aunque tuve que dejar el bolso a un lado.

-Ojala estés aquí cuando vuelva –le dije a la maquina mientras colocaba mi mano sobre el freno –Ok, espero estén listos, porque pasaremos por un lugar complicado –tome un pañuelo que tenía en mi bolsillo y lo rompí para hacer un bozal a cada uno. Necesitaba que guardaran silencio si quería que pasáramos sanos y salvos –guarden silencio y todo saldrá bien –acaricie la cabeza del cachorro y el rostro de la madre.

Cargue el bolso y me acerque donde estaba el doble pasadizo, que al final era una gran pared de madera cercana a la muralla que dividía a las casas, pero me di cuenta de que no pasaría con el bolso colgando y hacer caminar al pobre animal no era una opción, tampoco podía abandonarlos ahora que ya los había traído. Plan B. Me acomode el bolso de tal manera de que el animal quedara a mi espalda, por suerte durante todo ese tiempo ningún necrófago se había acercado y los de las casas estaban tranquilos. Con gran esfuerzo trepe por un lugar seguro y caí al otro lado, en silencio atravesé el lugar que estaba infestado por necrófagos, pero como tenían los ojos cristalizados no podían verme, solo oírme y quizás olerme, pero mientras derrapaba con mi R3 me había salpicado de sangre así que quizás eso los confundiría. Ya casi estaba al otro lado. Solo un poco más. Ya había llegado a la verja de la casa, la que daba a la hoguera central, me reacomode el bolso y me asegure de que ambos estuvieran bien. Coloque mi pie sobre la verja y esta crujió llamando la atención de los más cercanos.

-¡Mierda! –como pude escale rápidamente, pero unas de esas cosas me agarro de la pierna -¡Joder, suéltame! –trate de soltarme pero tenía mucha fuerza, luego otro me sostuvo de la otra pierna. ¡Voy a caer! Con todo el ajetreo el resto también comenzó a agruparse –No… ¡No voy a morir ahora! –mire que ambos animales estuvieran bien: el cachorro seguía en la chaqueta aunque estaba inquieto y asustado, al igual que la madre. Pensé en la posibilidad de usar el arma pero eran demasiados, me quedaría sin balas antes de acabar, así que la descarte. Solo me quedaba subir -¡Vamos! –comencé a tirar hacia arriba, llegue hasta levantar a los dos que me tenían sujeta de las piernas. Cuando tenía la mitad del cuerpo fuera saque al cachorro de mi chaqueta y lo lance, por suerte cayó bien y no parecía haberse hecho daño. Tome la cinta del bolso y comencé a tirar de él mientras sentía que el peso de mis piernas aumentaba, esta vez tenia al menos 2 o 3 necrófagos colgando y el peso me estaba tirando hacia abajo, cuando pude colocar el bolso sobre la verja, aun sujetando la cinta trate de bajarla lo más que pude y luego la solté. Escuche como chillo, seguramente la caída le habría abierto la herida, pero ya me encargaría de eso. Desenfunde mi arma y dispare a las cabezas de esos pesos muertos. Cuando me vi libre salte al otro lado. –Dios… eso fue intenso ¿Están bien? –El cachorro se me acerco y me lamio la mano, mientras que la hembra aún seguía dentro del bolso pero podía ver como se movía a la altura donde debería estar su cola –Bien, vamos. Luego descanso.

Me colgué nuevamente el bolso y coloque al cachorro dentro de la chaqueta. No alcance a dar ni dos pasos cuando vi una luz de franco sobre mi cabeza. Con lentitud lleve mi mano hasta mi cinturón, donde descansaba mi radio, pero una potente pero conocida voz me detuvo.

-¡No te muevas!

Dirigí mi mirada al puesto de franco y levante mis manos, luego volví a bajar mi mano donde estaba la radio.

¡Bang!


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