De
repente escuche un ruido muy cerca de mí, pero no parecía ser un necrófago o un
ser humano. Trate de poner más atención y creí escuchas un gemido de animal.
Tire el cigarro a medio fumar al suelo y seguí el ruido hasta que me encontré
con una horrible escena: era una perrita con una muy fea herida en su cuerpo y
un cachorro. La perra estaba respirando de forma forzada, note que la herida
parecían ser marcas de uñas humanas, seguramente un necrófago la había atacado,
pero había logrado escapar o quizás los necrófagos no atacan animales. De
cualquier modo no podía no hacer nada. Me acerque con cautela, pero cuando el
animal más grande noto mi presencia mostro los dientes, gruñendo.
-Hey,
tranquila. Solo quiero ayudar –parecía que me había entendido porque se relajó,
pero en ningún momento bajo la guardia -¿Pero qué te sucedió? –con cuidado
logre ponerme junto a los animales e hice que la mayor se recostara en el
suelo. Observe la herida y aunque parecía ser un arañazo más parecía ser algún
corte con algo filoso. A lo mejor trato de escapar y se cortó con algún metal.
No podía dejarlos allí. –Esperen aquí.
Corrí
directamente a los vehículos, necesitaba algo para poder llevarme a los dos, algún
bolso o mochila. Estuve un buen rato buscando hasta que di con un bolso lo
suficientemente grande para la madre y también había encontrado una chaqueta,
dentro pondría al cachorro. Ambos perros parecían ser callejeros, mezcla,
aunque parecía que la hembra seria labradora o algo así. Rápidamente vacié el
contenido el bolso sin reparar si había algo de utilidad en él, ya vendría
nuevamente a ver si algo de aquí servía y corrí hasta donde estaban los
animalitos. La perrita parecía sentir mucho dolor y era obvio, la herida era
fea pero no parecía ser tan grave, al menos eso creía yo. Me quite la camiseta
que estaba usando y la despedace para improvisar un vendaje que aplique en la
herida. Luego, y con mucho cuidado coloque al gran animal dentro del bolso,
seguido de eso me coloque la chaqueta y deje al animal más pequeño dentro de
ella, solo sobresaliendo la cabeza. Con dificultad cargue el bolso con el
pesado animal hasta que llegue a la moto.
-Tonta
de mí, podría haber acercado la moto –me reprendí mentalmente, pero ya era tarde,
ya lo había hecho así –Aguanten un poco, llegaremos a un lugar seguro y curare
tus heridas –Sabia que no podían contestar a mis palabras, pero ya se me había
hecho costumbre hablar sola y quizás con ellos sea más agradable conversar.
Antes
de encender el motor note que no quedaba mucha gasolina, aunque debería de
bastar para llegar. Hice rugir el motor y acelere a fondo, esta vez tenía una
razón para hacerlo. Había encontrado mi nueva razón para vivir: protegerlos. Volví a hacer el mismo
recorrido que había hecho con anterioridad, la única diferencia era que esta
vez no intentaba llevarme conmigo algunos necrófagos, de hecho los evitaba a
toda costa, llevaba una carga muy preciada y frágil. El problema sería que no
podía entrar por la entrada principal, no con ellos conmigo, así que tendría
que usar uno de los accesos secundarios. Adelantándonos a los hechos como que
no pudiéramos ingresar fácilmente porque nos perseguían habíamos hecho algunos
accesos secundarios. Eran difíciles de encontrar sino sabias dónde estaban y más
aún atravesarlos sino sabía cómo. Por suerte la idea había sido mía y yo sabía dónde
estaban todos y como acceder de forma segura a ellos: un vecino había comenzado
a ampliar su casa, pero todo esto comenzó así que jamás termino su proyecto y
dejo todos los materiales juntando polvo y arañas, algunas casas –las que
habíamos puesto menos necrófagos–tenían un doble pasadizo entre muros, los
mismos muros que usábamos para contabilizar y revisar que todo estuviera en
orden. Lo bueno y malo era que el pasadizo solo tenía un uso, al pasar por el
este se derrumbaba y así nos asegurábamos de que nadie más pasaría por ahí.
Quería
llegar pronto, pero con el escándalo que hice lo más probable es que haya gente
de Felipe observando, así que me arriesgaría y entraría por el acceso más
peligroso y el más lejano a casa. Detuve la motocicleta y la escondí donde
siempre, aunque tuve que dejar el bolso a un lado.
-Ojala estés
aquí cuando vuelva –le dije a la maquina mientras colocaba mi mano sobre el
freno –Ok, espero estén listos, porque pasaremos por un lugar complicado –tome
un pañuelo que tenía en mi bolsillo y lo rompí para hacer un bozal a cada uno.
Necesitaba que guardaran silencio si quería que pasáramos sanos y salvos
–guarden silencio y todo saldrá bien –acaricie la cabeza del cachorro y el
rostro de la madre.
Cargue el
bolso y me acerque donde estaba el doble pasadizo, que al final era una gran
pared de madera cercana a la muralla que dividía a las casas, pero me di cuenta
de que no pasaría con el bolso colgando y hacer caminar al pobre animal no era
una opción, tampoco podía abandonarlos ahora que ya los había traído. Plan B. Me acomode el bolso de tal
manera de que el animal quedara a mi espalda, por suerte durante todo ese tiempo
ningún necrófago se había acercado y los de las casas estaban tranquilos. Con
gran esfuerzo trepe por un lugar seguro y caí al otro lado, en silencio
atravesé el lugar que estaba infestado por necrófagos, pero como tenían los
ojos cristalizados no podían verme, solo oírme y quizás olerme, pero mientras
derrapaba con mi R3 me había salpicado de sangre así que quizás eso los
confundiría. Ya casi estaba al otro lado. Solo un poco más. Ya había llegado a
la verja de la casa, la que daba a la hoguera central, me reacomode el bolso y
me asegure de que ambos estuvieran bien. Coloque mi pie sobre la verja y esta crujió
llamando la atención de los más cercanos.
-¡Mierda!
–como pude escale rápidamente, pero unas de esas cosas me agarro de la pierna
-¡Joder, suéltame! –trate de soltarme pero tenía mucha fuerza, luego otro me
sostuvo de la otra pierna. ¡Voy a caer! Con todo el ajetreo el resto también
comenzó a agruparse –No… ¡No voy a morir ahora! –mire que ambos animales
estuvieran bien: el cachorro seguía en la chaqueta aunque estaba inquieto y
asustado, al igual que la madre. Pensé en la posibilidad de usar el arma pero
eran demasiados, me quedaría sin balas antes de acabar, así que la descarte.
Solo me quedaba subir -¡Vamos! –comencé a tirar hacia arriba, llegue hasta
levantar a los dos que me tenían sujeta de las piernas. Cuando tenía la mitad
del cuerpo fuera saque al cachorro de mi chaqueta y lo lance, por suerte cayó
bien y no parecía haberse hecho daño. Tome la cinta del bolso y comencé a tirar
de él mientras sentía que el peso de mis piernas aumentaba, esta vez tenia al
menos 2 o 3 necrófagos colgando y el peso me estaba tirando hacia abajo, cuando
pude colocar el bolso sobre la verja, aun sujetando la cinta trate de bajarla
lo más que pude y luego la solté. Escuche como chillo, seguramente la caída le
habría abierto la herida, pero ya me encargaría de eso. Desenfunde mi arma y
dispare a las cabezas de esos pesos muertos. Cuando me vi libre salte al otro
lado. –Dios… eso fue intenso ¿Están bien? –El cachorro se me acerco y me lamio
la mano, mientras que la hembra aún seguía dentro del bolso pero podía ver como
se movía a la altura donde debería estar su cola –Bien, vamos. Luego descanso.
Me colgué
nuevamente el bolso y coloque al cachorro dentro de la chaqueta. No alcance a
dar ni dos pasos cuando vi una luz de franco sobre mi cabeza. Con lentitud
lleve mi mano hasta mi cinturón, donde descansaba mi radio, pero una potente
pero conocida voz me detuvo.
-¡No te
muevas!
Dirigí mi
mirada al puesto de franco y levante mis manos, luego volví a bajar mi mano
donde estaba la radio.
¡Bang!
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