--Me tengo que sujetar el pelo o no
podre ver nada, espérame aquí, voy por una liga –subí hasta a mi habitación y
tome una liga que estaba sobre mi escritorio, cuando me di vuelta me choque con
Alex – ¡Auch!
--Explica tus mañas, Alicia –me miraba
algo seria…muy seria a decir verdad.
--¿Mis mañas?
--Explícate ¿qué pasa entre tú y Val?
–cambio su expresión a una mas traviesa, hasta podría decir que zorruna.
No pude evitar ponerme roja ante el
recuerdo de lo paso en la habitación, mientras comíamos y en la cocina.
--¿Por qué lo preguntas? –desvié la
mirada hasta un poster de uno de mis grupos de música favoritos.
--No finjas, las vi: en la habitación y
en la cocina, además de que vi la expresión que puso cuando te guiñe el ojo,
solo lo hice para molestar cabe aclarar.
--Lo sé, ella se me confesó. Dijo que
le gustaba desde hace ya tiempo, que me veía desde lejos.
--¿Y tú que sientes? Porque se que no
eres lesbiana.
--No lo sé, ella es…es difícil de
explicar; provoca una serie de emociones que no conozco pero que me gustan, la
diferencia de altura no me molesta y sabes que ese es un punto que me cuesta
olvidar.
--Lo sé, me lo recuerdas cada vez que
me ofrezco a ayudarte a bajar algo que esta alto –cerro los ojos y suspiro de
forma cansada.
--Sin mencionar que me gusta su
apariencia, su aroma…su mirada y…sus labios, su cara con facciones maduras a
pesar de ser menor que yo –sin darme cuenta la fui construyendo en mi mente,
sonriéndome con esa seductora sonrisa que tiene.
--¡Alicia! –el grito de Alex me
devolvió al mundo real, me había concentrado tanto que había olvidado que
estaba hablando con ella –Si no te grito tienes un orgasmo solo con pensarla.
--¿¡Que rayos estás diciendo!? Yo solo…
--Si, si. No importa, pero parece que
te gusta y mucho, te quedaste como tonta solo enumerando las cosas que te
gustan de ella.
--No sé si me gusta, nunca me ha
gustado alguien así que no sé cómo se siente.
--En fin, hablamos más tarde, tu
príncipe de ojos bonitos, labio adictivos y sonrisa sexy te esperan abajo –se
alejo de la habitación riendo mientras huía hacia el último piso.
--¡Yo jamás dije todo eso! –le grite
desde abajo.
--¿Decir qué?
--¡Ahhhh! Val, me asustaste.
--Te estabas tardando así que pensé que
necesitabas ayuda para buscar tu liga.
--No, ya la encontré. Me entretuve
hablando con Alex.
Pude ver como su expresión cambiaba
cuando mencione su nombre y eso me causo gracia, esas líneas que se formaban
entre sus cejas y como se mordía el interior del labio la hacían ver de verdad
tierna. Me acerque a ella y la abrace, demoro un poco en devolverme el gesto
pero al final lo hizo.
--Estaba hablando o más bien me estaban
interrogando –hable contra su pecho.
--¿Por qué?
--Alex nos vio en la habitación y en la
cocina, recuerdas cuando me guiño el ojo lo hizo porque sabía lo que había
pasado y cuando subí a mi habitación me atrapo.
--¿Qué te dijo? ¿Qué le dijiste?
--Me pregunto qué pasaba entre nosotras
y yo conteste que te me habías declarado, que te gustaba. También me pregunto
que sentía por ti y… no supe que contestarle, lo siento –me apreté más a su
cuerpo y ella hizo lo mismo, no tenía que verla para saber que le había dolido
que no pudiera decir nada con respecto a lo que siento por ella.
--No te disculpes, tenemos todo el
tiempo del mundo para conocernos, para que yo entre en tu vida y en tu corazón.
--No pude decir si me gustabas o no
pero si pude decir lo que me gusta de ti y…Alex llego a una conclusión.
--No me la tienes que decir si no estás
segura de lo que sientes. Por lo menos ya no es necesario que me ponga celosa
de Alex y puedo dejar de matarla con la mirada.
--¿La matas con la mirada? –no pude
evitar reírme con solo imaginarlo
--La mataba, en pasado.
Nos quedamos un rato mas abrazadas, aun
me daba vueltas la incógnita de que es lo que siento por ella, este no era un
cariño normal, es diferente a todo lo que había sentido antes. Me gustaba estar
cerca de ella, sentir su calor y su aroma, escuchar su voz me relajaba y al
mismo tiempo me hacía sentir segura, quizás si me gustaba. Mi corazón casi se
desbordaba cada vez que me habla, me toca o me besa, cada lugar que toca se
siente como si quemara. No sé cómo se siente el amor o el que te guste alguien
pero creo que lo que siento por ella se acerca mucho a lo que describen los
libros y las películas.
--Hey, enciérrense en la habitación que
hay un pequeño presente –grito Andrea.
Nos separamos asustadas y vimos hacia
arriba que estaban todas mirándonos Nicole, Andrea, Fernanda y Alex me miraban
con una tierna expresión, Jack era el único que nos miraba sin entender del
todo lo que estábamos haciendo. Val fue más rápida en reaccionar, me tomo de la
mano y bajamos las escaleras.
--¿Te molesta que nos hayan visto? –me
pregunto Val con miedo en sus ojos.
--No, solo que me asustaron –si estaba
avergonzada pero molesta nunca –aunque algo me dice que cuando volvamos nos van
a pedir explicaciones si es que Alex no les dijo ya.
--Les diremos juntas, ahora será mejor
que nos preparemos para salir.
--Espera –le sujete de la mano, iba a
preguntar algo pero yo la bese antes de que pronunciara el seguro “¿Qué pasa?”.
No fue mucho el tiempo en que nos quedamos así, era obvio que no se lo esperaba
ya que ella era quien me besaba a mi –Puede que si me gustes –dije una vez que
nos separamos.
--Ya es un avance –volvimos a besarnos,
pero esta vez de forma más pasional. Su lengua y la mía danzaban a un ritmo
tranquilo, enrede mis manos en sus cabellos y ella puso las suyas en mi espalda
baja, un gemido escapo de mi boca pero fue callado por los besos de Val, la
espalda siempre había sido mi punto débil. La sentí moverse nerviosa, incomoda,
por un momento pensé que mi sensibilidad la había molestado y tuve miedo de que
se alejara de mí, pero grande fue mi sorpresa cuando metió sus manos dentro de
mi playera y recorrió a sus anchas mi pequeña espalda. Más gemidos se escaparon
desde el fondo de mi garganta que fueron silenciados por los deliciosos labios
de mi –porque no decirlo- pareja. Sentí como me empujaba suavemente contra una
pared y se separaba de mi –Me la pones difícil, como quieres que me controle si
pones esas caras –escondió su rostro en mi cuello y lo lamio, espere que
hiciera algo mas pero no hizo nada, se quedo ahí, sin moverse, respiraba de
forma agitada igual que yo –No quiero apresurar las cosas, no quiero hacerte
daño y mucho menos asustarte. Vamos a llevarlo con calma o me harás tirar todo
mi autocontrol a la mierda.
--Lo siento –no me di cuenta de lo que hacía,
solo quería mas de ella pero al pareces eso le incomodo.
--No te arrepientas, nada me haría más
feliz que estar contigo de ese modo,
pero tenemos cosas que hacer y tú aun no estás segura de lo que sientes por mí,
no quiero que te confundas. Si me amas quiero que lo hagas porque así lo
sientes no por lo que tu cuerpo te diga –sentí como me miraba, quiera que yo
hiciera lo mismo pero estaba asustada –Por favor, Alicia mírame.
Levante lentamente la mirada y me
encontré con esos ojos que me habías gustado desde que la vi. Me sonrió y
acaricio mi rostro.
--¿Hice mal? –necesitaba saber que no
había hecho nada malo.
--No hiciste nada malo, es solo que me
cuesta controlarme, me has gustado desde hace mucho tiempo y el tenerte frente
a mi me hace querer tenerse cerca todo el tiempo y cuando me besaste me
pillaste con las defensas bajas y no pude contenerme. Y al gemir tampoco me
ayudaste. Lamento si te asusté.
--No me asustaste, bueno cuando me
besaste no me asustaste.
--¿Entonces te asuste? –vi
arrepentimiento en sus ojos.
--Solo cuando te empezaste a incomodar,
pensé que había hecho algo malo.
--¿Enserio eres mayor que yo? Eres como
una niña pequeña tratando de disculparse por alguna travesura, pero cálmate no
hiciste nada malo.
Sentí como un peso se me quito de
encima. No soltamos y acomodamos, teníamos que ir en busca de provisiones y de
todo lo que nos pudiera resultar útil a las casas de mis vecinos, con el lugar
aislado resultaba más seguro salir y
recorrer el lugar. Yo llevaba el rifle de papá y el machete mientras que Val
llevaba la pistola y el sable.
Cuando estuvimos listas nos preparamos
para salir.
--¡Hey, allá arriba! ¡Ya nos vamos,
volvemos en un par de horas! –grite para que el resto me escuchara.
--Tratemos de hacer el menor uso de
balas, el ruido los atrae y hay demasiado silencio, un disparo podría atraer a
las cosas que estén al menos a 50 kilómetros a la redonda –vi como se guardaba
el arma en la parte trasera del pantalón después de haberle puesto el seguro
--Bien, entraremos solo a las casas que
tienen abiertas sus puertas, aquí suelen dejar puestas las alarmas de las casas
cuando salen y como estábamos en horario de escuela y de trabajo probablemente
no haya nadie en varias casas.
--Las alarmas serán un problema, pero
puedo solucionarlo
--Extrañamente esperaba que dijeras
eso.
--No es de algo que me enorgullezca
realmente –su expresión cambio, su pasado no era algo que me gustaría remover,
porque al parecer le causaba daño pero lamentablemente todas sus experiencias
eran necesarias ahora. Tome su mano. Ella se giro a verme y yo le sonreí para
tranquilizarla.
--El pasado, es eso pasado
--Solo importa el presente –se inclino
un poco y deposito un casto beso en mi frente –Vamos.
Recorrimos las casas que tenían puertas
o ventanas abiertas, habíamos conseguido muchos suministros; medicinas, comida,
ropa y armas más silenciosas que las de fuego. Por suerte no habíamos
encontrado muchas de esas cosas dentro de las casas. Aunque probablemente todas
esas personas ya estuvieran muertas a nuestro grupo le convenía que no hubiera
nadie en las casas para poder obtener todo lo necesario sin tener que usar la
fuerza o tener que negociar. Llevábamos varias mochilas que habíamos obtenido
en las casas llenas de todo lo que habíamos encontrado, nos habían quedado
casas por revisar pero no pudimos seguir porque la noche había caído y no
encontraba prudente pasear de noche con esas cosas tan cerca de uno, eran
silenciosas al momento de caminar y aparte de los gemidos de hambre que
lanzaban cuando veían alguna presa no se les podía detectar con facilidad, y ya
habían habido algunos apagones en algunos sectores por lo que no me sorprendería
que hoy fuera el ultimo día en el que tenemos luz. Mañana en la mañana cuando
ya todo el mundo este de pie les diré que reforcemos los portones solo por si
acaso y que sería mejor ir a revisar el supermercado antes de que lo saquearan
y no quedara nada.
--A pesar de todas mis expectativas
obtuvimos muchas cosas, a Jack le va a gustar la ropa que le encontramos aunque
creo que le va a quedar algo grande –Val parecía estar tranquila, a pesar de
haber tenido que acabado con unos cuantos ,habíamos acabado con unos 20, 15 de
ellos eran las asesoras de hogar y 5 habían sido niños, eso había sido lo más
difícil, tener que rebanarle la cabeza a un niño que no superaba los 10 años no
era algo que disfrutara --¿Alicia? –Val me había detenido por el brazo.
--Perdón, no estaba poniendo atención ¿decías?
--¿Estás bien? Estas muy callada.
--Solo pensaba, tenemos que reforzar
las entradas e ir al supermercado pronto, antes de que lo saqueen –trate de
seguir caminando pero Val volvió a retenerme.
--Pero aun nos quedan casa por revisar,
quizás no sea necesario aun y al parecer no hay de esas cosas muy cerca,
tampoco son muy inteligentes.
--Tengo un mal presentimiento. Lo que
me preocupa no son esas cosas, son las personas. Todos quieren sobrevivir,
cuando nuestras vidas están en peligro nos volvemos egoístas. No quiero que un
grupo entre y nos quite lo que hayamos podido conseguir o en el peor de los
casos que nos hagan daño.
--Eso no va a pasar, primero tendrán
que pasar sobre mi cadáver.
--Eso es lo otro que me preocupa, no
quiero que te hagan daño –me acerque a ella y apoye mi frente en su pecho –Val
dirigió una de sus manos hasta mi cabeza y la acaricio tratando de no
despeinarme más de lo que ya estaba.
--Nada me pasara mientras te tenga a mi
lado. Será mejor que volvamos o Alex me matara.
Estiro su mano hacia mí y espero que yo
tomara la suya. Cuando nuestras manos se tocaron sentí un calor agradable
emanar de su mano, además de que la sentí mucho más grande que la mía. Cuando
volvimos Alex estaba preparando algo para comer en la cena.
--¡Santo dios!
--Vamos, Alex, ¿no venimos tan sucias o
sí?
--Ninguna de las dos comerá hasta que
estén completamente aseadas. ¿Obtuvieron algo bueno?
--Si. Ropa, comida, baterías,
linternas, medicina y armas. Nunca pensé que mi vecino tendría semejante
arsenal.
--¿Arsenal? –pregunto intrigada Alex
mientras sacaba las provisiones de las mochilas.
--Recuerdas a Don Miguel, el vecino 2
casas más allá, pues todos los rumores eran ciertos, el tipo tiene que haber
estado en el ejército para tener tantas armas de fuego además de que
encontramos una boina negra.
--¿Y donde están?
--No las trajimos porque eran muchas,
iremos mañana por ellas –Val termino de sacar lo que era comida y medicinas de
las mochilas que llevaba --¡Jack, mira lo que te traje!
No paso mucho tiempo para que Jack
bajara corriendo. Cuando Val le mostro la ropa la tomo y se fue corriendo
escalera arriba gritando un “gracias”. En mi casa solo había ropa para mujer y
la de mi papá le quedaría muy grande, seguramente agradece el hecho de que
pueda cambiarse de ropa.
--También trajimos ropa para que todas
puedan cambiarse.
--Iré a bañarme. Alex hazme el favor de
darles a cada uno una linterna y pilas extras, tengo el presentimiento de que
hoy será nuestra última noche con luz y si mis cálculos no me fallan también de
agua potable.
--Bien, todas aprovechamos de
embotellar agua solo por si acaso.
--Yo te ayudo a terminar de organizar
aquí.
--Gracias, pero será mejor descanses
Val.
--Pero…
--Ni lo intentes, si ella te dice que
hagas algo mejor lo haces si no quieres sufrir las consecuencias. Te aviso
cuando este desocupada la ducha.
--¿Por qué no se bañan juntas? Será más
rápido.
Mi cara era un poema ¿enserio nos había
propuesto eso? Yo no podía siquiera verme al espejo desnuda y no avergonzarme
en el proceso, moriría en el intento de ver a alguien más. Voltee a ver a Val,
pero su cara me daba a entender que eso era lo que quería ella…a quien
engañaba, yo también quería bañarme con ella pero no me creía capaz de
soportarlo.
Val se giró a verme, su expresión
suplicante solo hizo que me pusiera más nerviosa de lo que estaba. Di media
vuelta y subí a mi habitación. Aunque de verdad quisiera poder bañarme con Val
no me atrevía y esperaba que mi gesto haya sido suficiente respuesta a su
silenciosa petición. Necesitaba ropa limpia. Cuando abrí el armario y me puse a
buscar unos brazos rodearon mi cintura, sorprendiéndome.
--¿No quieres?
--¿A qué te refieres? –sabia a que se
refería solo que de verdad no estaba preparada para siquiera pensar en ello.
--A bañarte conmigo ¿no quieres? –me
hablo muy cerca del oído y eso me hizo estremecer.
--No es que no quiera, es solo que no
me atrevo. Yo soy demasiado pudorosa a lo que se refiere a mi cuerpo.
--Estoy más que segura que tu cuerpo es
precioso –recorrió suavemente mi cintura, caderas y abdomen haciendo que varios
suspiros se me escaparan –No deberías avergonzarte de él, pero respeto el hecho
que no quieras, tampoco quiero obligarte –sentí como su calor me abandonaba y
entre en pánico.
Me giré y la bese. No quería que
pensara que no quería porque no entendía lo que sentía o porque no me sentía
segura con ella. Quería hacerlo. Cuando me iba a separar, ella me sujeto por
las caderas y se acerco más a mí. Podía sentir su aroma, su pulso, su
respiración. La sentí tomar mi mano y entrelazar nuestros dedos, me encantaba
la sensación de su mano contra la mía. La cabeza comenzó a darme vueltas, el
aire me faltaba así que como pude me separe de ella.
--Si quiero bañarme contigo.
--Prometo no hacer nada que no quieras,
tendré las manos quietas a menos que quieras que te enjabone el pelo –acaricio
cariñosamente mi rostro y beso mi frente. Yo solo sentí mientras el rojo de mis
mejillas se extendía hasta mis orejas, podía sentirlo.
Buscamos algo de ropa para ambas y
fuimos al baño de mis padres. Una vez que cerró la puerta mis nervios
aumentaron ¿Y si mi cuerpo no es lo que esperaba? Escuche el agua de la ducha
correr, el gran espejo que había no tardo en empañarse. Todo el valor que tenia
había desaparecido, solo quería salir del ahí.
--No tienes que hacerlo si no quieres, está
bien. Saldré y esperare mi turno –no pude controlarme y la tome por la espalda,
abrazándola –Esta bien, no estoy molesta y esto no cambia lo que siento por ti,
aunque te seré sincera: muero por poder ver tu cuerpo desnudo pero quiero que
sea porque tú quieres. Esperare hasta que estés lista –trato de soltarse pero
no la deje.
--Val…ayúdame –susurre –No puedo sacarme
la ropa frente a alguien más pero quizás si alguien me la saque a mi…
--¿Estás segura? –Val se giro hasta
quedar frente a mí, el abrazo se había roto pero aun así estaba muy cerca de mí.
--…Si –cerré los ojos y bajé un poco la
cabeza, estaba avergonzada. Val levanto mi rostro y beso de forma casta mis
labios.
--Entonces déjame ayudarte.
Sentí sus manos tomar la polera que traía
puesta y la levanto de forma delicada, alcanzo a rozar mi cintura y hombros,
sus manos estaban frías. Cuando acabo de sacarme la prenda se quedo
observándome y eso solo hizo que mis miedos volvieran.
--Lo sabía, no soy lo que esperaba –fue
mi pensamiento.
--Eres hermosa sin importar si tienes
algo encima o no. Aunque mejor emparejamos.
Lo siguiente que vi fue como Val se
sacaba su polera negra y quedaba en iguales condiciones que yo, traía un
deportivo negro, tenía un abdomen plano y bien trabajado, y su piel se veía
cremosa. Quería tocarla. Alargue la mano para poder tocar sus brazos pero me
detuve en el aire.
--Está bien si me quieres tocar, no me
voy a enfadar.
La mire a los ojos y termine de acercar
mi mano a sus brazos. Si los vías de cerca no se veían con gran musculatura
pero si los tocabas era otra cosa muy distinta, sus hombros y brazos eran
duros, pero al mismo tiempo blandos, esa sensación me decía que jamás me podría
lastimar. Fije mis ojos en su pecho, justo en su deportivo ¿Cómo sería su
pecho? ¿Sería pequeño como lo imaginaba?
--Que tal si supero el marcador –cuando
me había dado cuenta de lo que había dicho su deportivo se encontraba en el
suelo.
Había quedado petrificada. Su pecho era
pequeño pero tenía buen tamaño. De verdad que era hermosa, perfecta y yo le
gustaba, solo yo. Ya no me sentía avergonzada ni nada; quería estar en iguales
condiciones. Lleve mi mano hasta el broche de mi brasier y lo solté, deje que se
resbalara por mi hombros hasta caer a mis pies. Si yo me había sorprendido
cuando vi a Val sin el deportivo Val había entrado en shock, me miraba como si
no creyera que era yo. Vi como daba un paso hacia mí pero retrocedió dos. Sabía
que era lo que pasaba por su mente, yo también quería besarla y tocarla pero
estábamos gastando agua.
--Sera mejor que nos apresuremos –me
quite los zapatos y me desabroche los pantalones. Cuando los iba a bajar las
manos de Val me detuvieron. Le dirigí una mirada interrogante.
--Déjame a mí, soy yo quien te está
quitando la ropa –los colores volvieron a aparecer en mi rostro. Val me ayudo a
que me sentara en la tapa del WC y se agacho. Quito la prenda con cuidado y la
dejo junto al desastre que estaba en el suelo. Una vez que estuve solo con las
pantaletas se me quedo mirando –Tienes una piel hermosa y fresca, será un
placer bañarnos juntas y que me permitas enjabonarte la espalda –ella se iba a
quitar los jeans pero yo cambie lugares sí que ella se pudiera resistir.
--Ya me quitaste dos prendas y yo no te
he podido quitar nada, igualemos el marcador –de la misma forma en que ella me quito
los pantalones lo hice yo. Ella llevaba unos bóxer verdes, era tan masculina y
eso me estaba empezando a volver loca.
--Así está bien, si sigues no voy a
poder dejar quietas las manos como lo prometí.
--¿Quién dijo que quiero que las dejes
quietas? –no sabía de dónde habían salido esas palabras, ni siquiera las había
procesado solo salieron de mi boca –Quiero decir…olvídalo.
Me puse de pie y ella también, se
termino de sacar los jeans y los pateo para dejarlos en algún lado que no
molestaran. Iba a entrar a la ducha cuando sus manos me sujetaron la cintura,
sus manos seguían frías por lo que me estremecí y gemí. No sé cómo pero cuando
me di cuenta ya no tenía mis pantaletas.
--Pero dijiste… --mis palabras murieron
en mi garganta, ella estaba completamente desnuda. Sentí como la sangre
bombeaba fuerte, podía sentir mis latidos en mis oídos, desvié la mirada pero
Val me sujeto la cara y me beso, era un beso hambriento. De algún modo entramos
en la ducha y nos quedamos bajo el chorro de agua besándonos, acariciándonos.
Jamás creí que alguna vez haría esto.
Lleve mis manos hasta su cuello y la
abrace. Val me acerco un poco más, sentía sus manos recorrer mi cuerpo pero
jamás bajo mas del nivel de mis caderas.
Se estaba conteniendo. Fue ella quien se separo de mi y tomo un el jabón
liquido que había allí.
--Date la vuelta, te enjabonare la
espalda.
Obediente hice lo que me pidió pero en
vez de sentir el frio del jabón en mi piel sentí su cálida lengua recorrer mis
hombros, varios suspiros escaparon de las profundidades de mi garganta y uno
que otro gemido cuando Val me mordía. Sentí como sus manos recorrían mi abdomen
y seguían subiendo hasta que llegaron a mis pechos. Quería mas, quería que me
siguiera tocando, quería que me tocara como nadie jamás lo hará porque ya sabía
que era lo que sentía por ella, de verdad la amaba. Tome una de sus manos y la
lleve a mi boca para lamer sus dedos, solo al momento de hacer eso me di cuenta
que mientras ella me acariciaba esta enjabonándome.
--Te amo –susurre quedamente.
Sentí como su respiración se detenía
breves segundos para volver a respirar de forma agitada. Sentí los músculos de
sus brazos tensarse y relajarse. Lo siguiente que sentí fue el frio de azulejo
en mi espalda y unos ardientes labios sobre los míos.
--Te amo –me dijo cuando se separo
breves milisegundos