miércoles, 7 de agosto de 2013

Sin escapatoria ~cap 11

         Nuestros labios se movían de forma pausada, sin prisa, ambas queríamos disfrutar al máximo del contacto. Sentí sus manos acomodarse en mis caderas, al principio me asusto, pero al ver que no hacía nada me relaje. Yo, por mi parte, pase mis brazos por su cuello para poder acercarla lo más posible a mí. Cuando nos separamos nos quedamos mirándonos a los ojos, me encantaban esos ojos. Quería más, quería más de ella. Nuestros labios volvieron a encontrarse. Val me acerco mas a ella, si es que se podía, era como si no quisiera separarse de mí, como si fuera a desaparecer si ella me soltaba. Aunque no podía negar que me sentía muy bien en sus brazos estaba confundida; ¿Por qué me beso? ¿Que siente por mi? Y lo más importante ¿Qué siento yo por ella? Cuando volvimos a separarnos puse mis manos en su pecho y me aleje levemente, no quería que la sensación que sentía cuando estaba con ella desapareciera pero necesitaba respuestas.
         --¿Por qué hiciste eso?
         --Creo que es obvio, pequeña…perdón Alicia
         --Ya no importa, dime pequeña está bien, pero no has contestado a mi pregunta –si era tan lógico no le estaría preguntando, soy muy distraída e inocente por lo que me costaba enterarme de muchas cosas.
         --No sé si haces esto porque quieres escucharlo de mi boca o de verdad no te enteras de nada, pero te lo diré: me gustas.
         --¿Te gusto? Pero si no me conoces de nada, de hecho esta es la primera vez que nos cruzamos.
         --Te equivocas, quizás si sea la primera vez que me vez pero esta no es la primera vez que yo te veo. Veras yo vivo muy cerca de aquí por eso siempre te veía, me gustaste desde la primera vez que te vi pero jamás me atreví a hablarte. No podía simplemente acercarme y decir “hola, me gustas” y esperar que no huyeras en el proceso. Además siempre te veía con Alex y Andrea y eso me ponía celosa y a la vez me daba esperanzas de que fueras como yo –fue deshaciendo el fuerte agarre que tenía en mis caderas y dejo caer sus hombros de forma derrotada. –No te culparía si me detestas ahora.
         Yo aun no salía de mi asombro, o sea que había tenido una admiradora secreta desde quien sabe cuánto tiempo. No sabía que responder, pero de algo si estaba segura era de que no me molestaba. De hecho desde que la había visto por primera vez frente a la bodega de mi papá me pareció atractiva y sensual, causo extrañas sensaciones en mí que nadie había provocado jamás. Mire sus manos que estaban empuñadas, sus hombros abatidos que estaban muy tensos y su rostro que se reflejaba miedo. Sus ojos estaban cerrados y sus labios fruncidos, era como si se arrepintiera de lo que me había dicho, sin embargo hay algo que me gusta en la gente y es la sinceridad; pudo haberme mentido pero no lo hizo y para mí eso es muy importante.
         --No te detesto –tome sus manos y entrelace nuestros dedos, nuestras manos encajaban perfectamente –Me tomó por sorpresa todo lo que dijiste, pero tengo que decirte que no soy lesbiana.
         --Lo supuse –trato de soltar mis manos pero yo la volví a sujetar.
         --Déjame terminar. No soy lesbiana, pero tú provocas…cosas en mi, algo que jamás había sentido con nadie. No sé si me gustas, no sé si solo sea un capricho o si es solo la última aventura que quiero tener, pero de algo estoy segura y es que no me arrepiento que nos besáramos. De hecho quiero repetirlo –no podía mirarla a la cara, estaba muy avergonzada. Sentía como un incomodo calor recorría desde mi cara hasta mis orejas.
         --¿Todo eso es cierto? –Levanto mi rostro con gentileza para que nuestras miradas se encontraran --¿No me mientes?
         --Yo no miento, detesto con toda mi alma las mentiras.
         La vi sonreír tiernamente. Me acaricio el rostro de forma gentil, delineo mis mejillas y mi mentón. De verdad que despertaba en mi sensaciones que no conocía. La vi acercarse nuevamente a mi rostro y me beso, de forma inconsciente fui retrocediendo hasta que choque con la cama de mi hermana. Val me sentó y se acomodo entre mis piernas sin separarnos, el beso no iba para mas, era solo eso: un beso sin segundas intenciones en donde podía sentir lo feliz que estaba Val. Revolví sus cortos cabellos mientras ella recorría tiernamente mi cintura. Rompimos el ósculo, yo acaricie su rostro, ella solo cerró los ojos mientras sonreía.
         --Sera mejor que baje y que tu vayas a bañarte.
         --Si, tienes razón –junte nuestras frentes y la mire a los ojos, brillaban de una forma especial y hermosa. –Se que no te di una respuesta, solo dame tiempo y déjame conocerte.
         --Todo el tiempo que quieras, para mí ya es un avance que ansíes mis besos –me giño el ojo y abrió la puerta –Te espero abajo.
         Val desapareció escalera abajo. Cuando ya no la tuve a la vista me tire de espaldas en la cama y sonreí. Había sido maravilloso, no había palabras para describir como me sentía, puede que no esté completamente segura de lo que siento por ella, pero esto había sido algo fuera de este mundo. Si el mundo no se hubiera ido al carajo jamás la habría conocido, es algo, por así decirlo- positivo.        
Me enderecé y fui hasta mi habitación  para sacar algo de ropa limpia y meterme en el baño de mis papás; conocía a Alex y sabía que no se metería a la habitación de ellos. Abrí la llave y deje correr el agua hasta que se calentó, me saque la ropa y la deje en el lavamanos, me desharía de ella mas tarde. Entre en la ducha y deje que el agua acariciara mi cuerpo, se sentía muy bien, sentía como si no hubiera tocado el agua hace siglos. Me enjabone muy bien, quite todo rastro de sangre de mi cuerpo, mire el agua irse por el desagüe, era mucha sangre. Tanta gente muerta.
Termine de bañarme y salí de la ducha. Me envolví en la toalla y con otra envolví mi pelo. Me sentía muy limpia. Me seque muy bien y me vestí; una polera negra algo ancha que le había quitado a mi papá y unos jeans, calce mis zapatillas de basquetbol negras y baje. Cuando aparecí en el comedor todas se me quedaron viendo, supongo que se les había olvidado cómo era bajo toda esa sangre, dirigí mi mirada de  forma disimulada a Val y ella era la más impresionada. Eso me gustaba.
--Vaya, hasta que decidiste unírtenos Al.
--Perdón, me entretuve hablando con Val y después fui a bañarme, ya no soportaba estar sucia.
         --Te comprendo, nosotras ya comimos. Fernanda, Andrea y Jack seguirán limpiando, Nicole y Yo veremos las camas, Val dijo que te esperaría para comer, la comida aun está caliente así que coman tranquilas. Les traeré los platos.
         --Gracias, Alex –tome siento junto a Val. Cuando todos se fueron me gire a ver a Val --¿Por qué me esperaste para comer?
         --Realmente no tengo mucha hambre así que preferí esperar para ver si me daba.
         --Que lindo, ahora la verdad –le exigí molesta, odiaba las mentiras.
         --Je, es verdad que no te gustan las mentiras. Solo quería comer contigo, es todo.
         --Aquí esta, no se demoren mucho aun tienen que ir a limpiar las casas vecinas y no las pienso dejar salir de noche –Alex nos dejo un plato frente a cada una y se retiro, pero antes de irse me guiño el ojo.
         --Eso fue raro –me di vuelta a mirar a Val y la encontré con el seño fruncido, no era broma lo de los celos. No pude evitar una pequeña risa que se me escapo.
         --¿Qué? –me respondió, se veía tierna cuando estaba celosa.
         --Nada –sonreí y comencé a comer, estaba muerta de hambre aunque eso no era novedad para quienes me conocen.
         Comimos en silencio, con una que otra mirada y caricia bajo la mesa. Para mí era extraño hacer eso o recibir caricias como esas ya que jamás había tenido un novio, y mucho menos una novia, aunque era cariñosa con mi amigas a tal punto de darles la mano y abrazarlas, pero fuera de eso nada más. Cuando terminamos de comer fuimos a la cocina a dejar los platos, yo me puse a lavar la bajilla que habíamos usado y Val se sentó en un piso que había ahí. Para mí era normal lavar cuando alguien comía conmigo, una costumbre que mi mamá me había inculcado desde muy pequeña, siempre que Alex venia a comer a mi casa me decía que verme de espaldas lavando le daba la impresión de que sería buena esposa; en cierto modo eso no me alegraba mucho ya que no me gustaba la idea de solo ser una buena esposa, yo quería ser independiente, no necesitar de nadie para sobrevivir, tener una carrera…aunque eso ya no creo que sea posible. Estaba en esos pensamientos cuando sentí unos brazos pasar por mi cuello, no había necesidad de voltearme.
         --Val estoy lavando
         --Lo sé, solo no me resistí
         Corte el agua y me seque las manos con un paño que había cerca de mí. Me recargué en su pecho, disfrutando de su aroma que se estaba haciendo adictivo. Val me beso un par de veces en la sien, se notaba la diferencia de alturas en esta posición aunque ya no me molestaba…tanto. Será un complejo que jamás podre superar del todo. Cuando se separo de mi sentí de inmediato su ausencia. Me gire para quedar frente a ella y me vi envuelta nuevamente en sus brazos. No me había dado tiempo de reaccionar, me deje querer, cerré los ojos para poder disfrutar de su cariño.
         --Tenemos que prepararnos para hacer nuestras tareas.
         --Lo malo es que siento que me voy a ensuciar otra vez.
         --Tendrás que bañarte otra vez, ambas tendremos que bañarnos –no pude evitar sonrojarme ante el pensamiento de bañarnos juntas, pero descarte esa día casi enseguida.
         --Si, creo que tienes razón –respondí tartamudeando por los nervios.

         --Sera mejor ir a prepararnos –cuando me soltó beso de forma casta mis labios y me sonrió, yo solo le devolví el gesto.

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