domingo, 24 de octubre de 2010

Sin escapatoria ~cap 3

mami perdon por no poner la conti antes pero estaba con blokeo hebi XD pero ya etsa listo :3 yo se que golpeara el dia lunes pero me arriesgare x3 PARA USTED CON TODO MY LOVE <3 br="br">-------------------------------------------------------------------------------------


Sabía que tenía tantas posibilidades de sobrevivir como de sacarle el Loto, pero debía intentarlo. No les iba a dar el placer a esas cosas de destrozarme viva sin luchar antes.
         En cuanto Crystal entro golpee con fuerza la meza con el fierro de la meza -que contradictorio- para llamar la atención de esas cosas. Funciono. Ni dudaron en tirarse contra mí para arrancar cada pedazo de carne que pudiera. Con mucha habilidad le atravesé la cabeza a uno de ellos, pero para mi mala suerte el fierro se quedo incrustado en su cabeza.
         -- Mierda, esto se ve mal --. Si no pensaba en algo no podría sacar a nadie de aquí y peor rompería la promesa que le hice a Alex. -- Defensa personal, es hora de ver para que sirves--. Tome del brazo a una de esas cosas y lo lance por el barandal. Cuando cayó se le destrozó la cabeza contra el suelo. Nunca en la vida, ni siquiera en las películas de terror que acostumbro ver, había visto tanta sangre volar. Mientras veía a esa cosa inerte en suelo, la última de ellas -era una chica de más o menos doce-, me agarro por el pelo y me azotó contra el suelo. Se me tiro encima tirándome tarascones para arrancarme un pedazo de carne de la cara; no tenia escapatoria, me iba a morir justo ahí y a merced de una chica que ni siquiera conocía. Forceje pero era muy fuerte. Como era posible que fueran tan fuertes si ya deberían estar en estado de rigor mortis, no deberían ser capaces de moverse. Todos esos pensamiento pasaban por mi mente, pero una pata de mesa a 3 centímetros de mi cara me despertó.
         --Si no te ayudo, te hubiera perdido para siempre. Por eso no quería que fueras--.
         Era Alex. Se había salido por la ventana y le atravesó la cabeza a esa cosa. Me ayudo a ponerme de pie y en cuanto pude sostener mi peso sola me lance a sus brazos llorando. Esa fue la primera vez que pase tanto miedo. Prácticamente había visto la muerte a la cara. Entramos por la ventana; una vez dentro me senté junto a la ventana y una sola frase salió de mi boca.
         -- Saldremos en un momento. Déjenme reponerme--. Y ahí me quede, sollozando. Alex se sentó junto a mí y me acomodo en su pecho. Solloce por dos horas en su pecho, me temblaban las piernas y las manos, no podía articular palabras. Estaba muy asustada, pero sabía que tenía que salir adelante o sino no saldríamos de aquí. Ya era medio día cuando por fin pude moverme y hablar con naturalidad, pero la imagen de esa cosa en el fierro atravesando su cabeza aun estaba en mi mente.
         --Escuchen, tenemos cuatro autos. Sé muy bien que varias de aquí saben conducir. Somos 20, serán 5 por auto. Yo seré una de las que conduzca un auto quien quiera venir conmigo y Alex es más que bienvenida y las que quieran seguirme en otro auto también pero necesitamos ponernos de acuerdo ahora--. Ninguna quiso seguirnos a mí y a Alex, pero quienes vendrían con nosotras en el auto serian Nicole, Andrea y Fernanda. Ellas tres las dejaríamos en las puertas de la casa de Fernanda -era la más cercana- y luego nos iríamos; el resto ya había armado sus grupos.
         -- Ok, ¿todas tienes claro con quien irán?-- preguntó Alex. Todas afirmaron con la cabeza.
         -- Presten atención. Saldremos por la ventana en fila india. Las filas irán así: conductora, copiloto, pasajeros. Ahora lo más importante. Si a alguien llegan a atacarla déjenla atrás, no importa de quien se trate. Si es la conductora tendrán que repartirse en los autos que tengan una-- todas me miraban con una expresión de miedo y sorpresa, incluso Alex.
         Una vez que todas asimilaron la información nos pusimos en marcha. No se separen y no hagan ruido fue lo último que dije. Al parecer todas cumplían al pie de la letra las instrucciones que había dado, nadie hablaba ni se salía de la línea. Y esas cosas ya no podían vernos -se les habían cristalizado los ojos por haber muerto- y algunos ya presentaban signos de rigor mortis. Esto sería fácil. Cuando llegamos al estacionamiento todas las conductoras, a la vez, sacamos las alarmas de los autos. Se subieron las pasajeras, las copilotos y las conductoras, todas menos yo. Me encargaría de abrir el portón para que salieran y luego volvería al auto para seguirlas, hasta cierto punto. Cuando lo abrí salió el primer auto y luego se perdió de mi vista, y así fue con el segundo y el tercero. Cuando me devolví al auto esas cosas estaban demasiado cerca, si cometía un solo error me moría y lo mismo era para Alex y las demás. Logre llegar al auto pero cuando estaba cerrando la puerta una de esas cosas la afirmo impidiéndome cerrar. Todas comenzaron a gritar y eso me desespero. Encendí en auto y acelere a fondo, me quite a esa cosa y de paso me lleve a varios más cuando les pase el auto por encima, pero no podía ver nada por la sangre que había saltado al parabrisas. Puse a funcionar las plumillas y me aleje a toda velocidad del colegio. Habíamos logrado salir con vida, pero ¿Cuánto duraría esta racha de buena suerte?

lunes, 4 de octubre de 2010

Sin Escapatoria ~cap 2

         Nadie se movía, estaban congelados del puro miedo. Pensé en dejar que esa cosa entrara y se las comiera mientras yo escapaba, pero me detuvo un “click” en la puerta.
         -- ¿Así está bien? ¿Crees que resista?
         -- No lo sé. Parece que tiene mucha fuerza- la persona que había puesto llave era justamente mi mejor amiga Alexandra, pero de cariño siempre de llamaba Alex.
         -- ¿Qué haremos?- esa pregunta era difícil. Ni yo misma la sabia, sólo se me ocurría una cosa.
         -- Sobrevivir. No hay que permitir que esas cosas se nos acerquen, sin importar quien sea. Parece que, si les rompemos las cabezas dejan de moverse o al menos al que le rompió la cabeza el *profe* Rodolfo se quedo así. Muerto.
         -- Hay que salir de aquí y ver si nuestras familias están bien. La oficina de mi mamá está cerca, quizás este a salvo.
         -- No es buena idea, probablemente ya sea uno de ellos igual que mis padres. Si no me equivoco, la oficina de tu mamá está en el centro, hay muchas personas, ellas deben haber sido las primeras en ser atacadas por ellos. Escucha, iremos a mi casa. Mi papá tiene un par de armas por ser mayor en retiro, ahí estaremos a salvo- no estaba segura de lo que decía, pero no quería que le pasara algo a la persona que me sacó de mi oscuridad hace tiempo.
         -- Señorita Lobos ¿qué es lo que debemos hacer?
         -- Primero, necesitamos algo con que defendernos y vehículos en que movernos. Luego ya es cosa suya.
         Debemos deshacernos de esas cosas para que no haya problemas, pero cómo deshacernos de todos a la vez el suficiente tiempo para que llegáramos al estacionamiento y coger un auto. Un segundo, ¿coger un auto?
         -- Dígame profesor, ¿dónde están las llaves de los autos?
         -- Cada docente tiene su llave, nunca las dejan- mierda, esto era maravilloso. Ahora se las teníamos que quitar a los cadáveres de los *profes* y para remate necesitábamos a lo menos cuatro autos para que pudiéramos irnos de aquí. Estaba el del profesor, pero nos faltaban 3. La directora tiene un auto, pero lo más seguro es que tenga sus llaves en su oficina y se nos acababa el tiempo esa puerta no aguantaría mucho tiempo ahora que habían por lo menos cinco de esas cosas golpeándola. Alguien tenía que salir a conseguir las llaves de los autos faltantes.
         -- Hay que hacer una barrera en la puerta eso nos dará más tiempo- no sé quien dijo eso pero no era mala idea, eso nos daría tiempo para pesar en una estrategia para sobrevivir.
Formamos una barricada usando silla y mesas, evitando que la puerta se abriera. Ahora solo restaba esperar a que a alguien se le ocurriera algo.
Ya eran las 11 de la noche y lo único que se escuchaban eran los gemidos de esas cosas en el pasillo y en la calle. La señal de todos los móviles se había perdido hace solo unas horas y solo algunas se habían logrado contactar con algún integrante de su familia. Para mi mala suerte ni mi padre ni mi madre contestaron. Me encontraba mirando por la ventana tratando de pensar en una forma de salir de aquí con vida, pero era imposible por dos razones: 1ero, los sollozos que habían en la sala no me dejaban pensar y 2do, tenía demasiado sueño y hambre como para pensar. El sueño era pasable,  pero era realmente increíble que en un momento así me diera hambre, pero no podía evitarlo, no había comido nada desde el desayuno. Solté un suspiro y me acomode apoyando la espalda en la ventana. ¿Realmente valía la pena tratar de sobrevivir en este apocalipsis?
         -- ¿No puedes dormir?-Alex, siempre con sus preguntas obvias.
         -- No. Siento que si me duermo no despertare.
         -- Me contaste que no habías dormido bien anoche, ¿habrá sido por esto?
         -- Quien sabe. ¿Alex…?
         -- Dime
         -- ¿Puedes sentarte junto a mi? Quizás con eso pueda dormir aunque sea un par de horas.
         -- Claro- Alex se sentó junto a mí apoyando la espalda en la ventana y yo me acurruque en su pecho. El escuchar el lento latir de su corazón siempre me había calmado desde que éramos niñas. Poco a poco el sueño me venció, pero no caí en los brazos de Morfeo, sino que caí en los de Alex. Desperté a las 7 de la mañana y Alex seguía dormida, pero habíamos intercambiado lugares, ahora era ella la que descansaba en mi pecho. Sonreí y le acaricie suavemente la mejilla sin despertarla. No habíamos tenido problemas esta noche, pero debíamos irnos hoy del colegio y buscar un lugar seguro.
         -- ¿Alicia…?
         -- Perdón, ¿te desperté?
         -- Sí, pero no importa. ¿Qué vamos a hacer?
         -- Lo primero es salir de aquí y para ello necesitamos vehículos. Nunca me ha gustado ser la pesimista, perdona, pero el único auto que tenemos a mano es el del profe y en el sería imposible sacar a todas de aquí.
         -- Tengo una idea, pero es muy arriesgada y puede ser que quien acepte no vuelva.
         -- Dime, quizás sea nuestra única oportunidad de salir de aquí con viva o por lo menos la mayoría -la sola idea de salir de aquí me excitaba de sobremanera. Solo quería saber si mi familia estaba bien y si ya eran uno de ellos me encargaría de volarles la cabeza yo misma.
         -- Alguien podría salir para conseguir las llaves, pero para eso se necesita algo para defenderse.
         -- A mí me gusta. Yo podría salir con alguien más, conseguir al menos dos llaves y volver aquí a salvo.
         -- ¡Si tú vas yo voy contigo!
         -- No, tú te quedas. No voy a permitir que algo te pase.
         -- Pero, puede que no vuelvas. ¡No quiero perderte, eres lo único que me queda! Mi madre probablemente este muerta y sí a ti te pasa lo mismo voy a estar sola. ¡No quiero eso!- nuestra discusión termino de despertar a todos en la sala.
         -- ¡Escúchame bien, Alexandra! ¡Tú te vas a quedar aquí quieras o no! ¡¿Escuchaste?!
         -- No quiero perderte, eres mi mejor amiga- me confesó llorando mientras me abrazaba.
         -- No me va a pasar nada. Confía en mí, voy a volver con las llaves y luego nos iremos a mi casa. Ahí estaremos a salvo, lo prometo- ojala pueda cumplir esa promesa.
         Comenzamos a levantar a todas para poder ponernos de acuerdo de quien vendría conmigo, serian el profesor y Crystal, una chica que solo se quería lucir, estaba casi segura que en cuanto tuviera la oportunidad huiría o se la comerían.
         -- El plan es sencillo. Pondremos una mesa de bajo de la ventana y saldremos por ahí. Luego buscaremos las llaves de los autos, empezando en la oficina de La Directora. Cuando tengamos las llaves volveremos aquí para irnos. Usaremos las patas de una silla como armas, recuerden no importa quien sea, si una de esas cosas se les acerca le atravesaran la cabeza. Vamos.
Salimos sin problemas por la ventana y en fila comenzamos a caminar hacia la oficina de La Directora con las esperanzas de encontrar de manera fácil un par de llaves de autos. El profesor iba adelante, después Crystal y por último yo, ni aunque fuera el fin del mundo le confiaría mi espalda a ella. Había un silencio muy incomodo y los gemidos de esas cosas por los pasillos no ayudaba en nada. Cuando llegamos a la oficina encontramos rápidamente las llaves del auto de la directora, por suerte las había dejado sobre su escritorio.
         -- Una menos, faltan dos- solo quería encontrar esas endemoniadas llaves y largarme de aquí con Alex. No creo poder soportar esta tensión por más tiempo.
Cuando salimos nos encontramos frente a un par de alumnas, pero ya eran como esas cosas. Solo nos miraron y se tiraron a morder al profesor por estar más cerca. El ajetreo atrajo la atención de los que estaban en los alrededores y poco a poco nos empezaron a acorralar. Esto estaba mal. Si esto seguía así nos volveríamos como ellos. Empuñe fuertemente la pata de la silla entre mis manos y me tire sobre una de esas cosas atravesándole la cabeza para luego seguir con la otra.
         -- Crystal, profe necesito que me ayuden a aplastarles la cabeza antes de que nos coman vivos- Crystal estaba petrificada viendo la mano del profe mientras este se la sostenía fuertemente. Lo habían mordido.
         -- Ya no hay nada que hacer, me voy a volver uno de ellos. Por suerte el ajetreo atrajo a los profesores que tienen autos. Yo les atravesare la cabeza a los que más pueda y ustedes busquen las llaves en sus bolsillos.
         -- No creo que Crystal sea capaz de revisar las prendas de un muerto, yo lo hago.
         -- Señorita Lobos, no, Alicia trate de sacarlas a todas a salvo de este infierno.
         -- Lo intentare, pero solo puedo sacarlas de aquí no le aseguro que no les pasara lo mismo que a usted.
         -- Mucha suerte.
El profesor se tiro contra el profe Rodolfo atravesándole la cabeza por debajo de la mandíbula y luego contra la profe de física, la señorita Ana. Mientras me cubría, yo buscaba las llaves entre las ropas de los profesores que yacían inertes en el suelo una vez que tuve las llaves en mi poder unas llaves volaron sobre mi cabeza. Eran las del profe. Cuando me di la vuelta para ayudarlo él ya no se encontraba ahí.
         -- Vamos- le tome la mano a Crystal y me la lleve corriendo hasta la sala. Cuando llegamos había tres de esas cosas rondando, sería imposible si salíamos todas con esas cosas allí -- Crystal, quiero que entres por la ventana yo voy detrás de ti. Primero me voy a encargar de esas cosas.
         -- Ten cuidado, si algo te pasa no podremos salir de aquí- claro, solo soy de utilidad cuando un apocalipsis se desata.
         -- No me va a pasar nada, le hice una promesa a Alex y la voy a cumplir.