lunes, 4 de octubre de 2010

Sin Escapatoria ~cap 2

         Nadie se movía, estaban congelados del puro miedo. Pensé en dejar que esa cosa entrara y se las comiera mientras yo escapaba, pero me detuvo un “click” en la puerta.
         -- ¿Así está bien? ¿Crees que resista?
         -- No lo sé. Parece que tiene mucha fuerza- la persona que había puesto llave era justamente mi mejor amiga Alexandra, pero de cariño siempre de llamaba Alex.
         -- ¿Qué haremos?- esa pregunta era difícil. Ni yo misma la sabia, sólo se me ocurría una cosa.
         -- Sobrevivir. No hay que permitir que esas cosas se nos acerquen, sin importar quien sea. Parece que, si les rompemos las cabezas dejan de moverse o al menos al que le rompió la cabeza el *profe* Rodolfo se quedo así. Muerto.
         -- Hay que salir de aquí y ver si nuestras familias están bien. La oficina de mi mamá está cerca, quizás este a salvo.
         -- No es buena idea, probablemente ya sea uno de ellos igual que mis padres. Si no me equivoco, la oficina de tu mamá está en el centro, hay muchas personas, ellas deben haber sido las primeras en ser atacadas por ellos. Escucha, iremos a mi casa. Mi papá tiene un par de armas por ser mayor en retiro, ahí estaremos a salvo- no estaba segura de lo que decía, pero no quería que le pasara algo a la persona que me sacó de mi oscuridad hace tiempo.
         -- Señorita Lobos ¿qué es lo que debemos hacer?
         -- Primero, necesitamos algo con que defendernos y vehículos en que movernos. Luego ya es cosa suya.
         Debemos deshacernos de esas cosas para que no haya problemas, pero cómo deshacernos de todos a la vez el suficiente tiempo para que llegáramos al estacionamiento y coger un auto. Un segundo, ¿coger un auto?
         -- Dígame profesor, ¿dónde están las llaves de los autos?
         -- Cada docente tiene su llave, nunca las dejan- mierda, esto era maravilloso. Ahora se las teníamos que quitar a los cadáveres de los *profes* y para remate necesitábamos a lo menos cuatro autos para que pudiéramos irnos de aquí. Estaba el del profesor, pero nos faltaban 3. La directora tiene un auto, pero lo más seguro es que tenga sus llaves en su oficina y se nos acababa el tiempo esa puerta no aguantaría mucho tiempo ahora que habían por lo menos cinco de esas cosas golpeándola. Alguien tenía que salir a conseguir las llaves de los autos faltantes.
         -- Hay que hacer una barrera en la puerta eso nos dará más tiempo- no sé quien dijo eso pero no era mala idea, eso nos daría tiempo para pesar en una estrategia para sobrevivir.
Formamos una barricada usando silla y mesas, evitando que la puerta se abriera. Ahora solo restaba esperar a que a alguien se le ocurriera algo.
Ya eran las 11 de la noche y lo único que se escuchaban eran los gemidos de esas cosas en el pasillo y en la calle. La señal de todos los móviles se había perdido hace solo unas horas y solo algunas se habían logrado contactar con algún integrante de su familia. Para mi mala suerte ni mi padre ni mi madre contestaron. Me encontraba mirando por la ventana tratando de pensar en una forma de salir de aquí con vida, pero era imposible por dos razones: 1ero, los sollozos que habían en la sala no me dejaban pensar y 2do, tenía demasiado sueño y hambre como para pensar. El sueño era pasable,  pero era realmente increíble que en un momento así me diera hambre, pero no podía evitarlo, no había comido nada desde el desayuno. Solté un suspiro y me acomode apoyando la espalda en la ventana. ¿Realmente valía la pena tratar de sobrevivir en este apocalipsis?
         -- ¿No puedes dormir?-Alex, siempre con sus preguntas obvias.
         -- No. Siento que si me duermo no despertare.
         -- Me contaste que no habías dormido bien anoche, ¿habrá sido por esto?
         -- Quien sabe. ¿Alex…?
         -- Dime
         -- ¿Puedes sentarte junto a mi? Quizás con eso pueda dormir aunque sea un par de horas.
         -- Claro- Alex se sentó junto a mí apoyando la espalda en la ventana y yo me acurruque en su pecho. El escuchar el lento latir de su corazón siempre me había calmado desde que éramos niñas. Poco a poco el sueño me venció, pero no caí en los brazos de Morfeo, sino que caí en los de Alex. Desperté a las 7 de la mañana y Alex seguía dormida, pero habíamos intercambiado lugares, ahora era ella la que descansaba en mi pecho. Sonreí y le acaricie suavemente la mejilla sin despertarla. No habíamos tenido problemas esta noche, pero debíamos irnos hoy del colegio y buscar un lugar seguro.
         -- ¿Alicia…?
         -- Perdón, ¿te desperté?
         -- Sí, pero no importa. ¿Qué vamos a hacer?
         -- Lo primero es salir de aquí y para ello necesitamos vehículos. Nunca me ha gustado ser la pesimista, perdona, pero el único auto que tenemos a mano es el del profe y en el sería imposible sacar a todas de aquí.
         -- Tengo una idea, pero es muy arriesgada y puede ser que quien acepte no vuelva.
         -- Dime, quizás sea nuestra única oportunidad de salir de aquí con viva o por lo menos la mayoría -la sola idea de salir de aquí me excitaba de sobremanera. Solo quería saber si mi familia estaba bien y si ya eran uno de ellos me encargaría de volarles la cabeza yo misma.
         -- Alguien podría salir para conseguir las llaves, pero para eso se necesita algo para defenderse.
         -- A mí me gusta. Yo podría salir con alguien más, conseguir al menos dos llaves y volver aquí a salvo.
         -- ¡Si tú vas yo voy contigo!
         -- No, tú te quedas. No voy a permitir que algo te pase.
         -- Pero, puede que no vuelvas. ¡No quiero perderte, eres lo único que me queda! Mi madre probablemente este muerta y sí a ti te pasa lo mismo voy a estar sola. ¡No quiero eso!- nuestra discusión termino de despertar a todos en la sala.
         -- ¡Escúchame bien, Alexandra! ¡Tú te vas a quedar aquí quieras o no! ¡¿Escuchaste?!
         -- No quiero perderte, eres mi mejor amiga- me confesó llorando mientras me abrazaba.
         -- No me va a pasar nada. Confía en mí, voy a volver con las llaves y luego nos iremos a mi casa. Ahí estaremos a salvo, lo prometo- ojala pueda cumplir esa promesa.
         Comenzamos a levantar a todas para poder ponernos de acuerdo de quien vendría conmigo, serian el profesor y Crystal, una chica que solo se quería lucir, estaba casi segura que en cuanto tuviera la oportunidad huiría o se la comerían.
         -- El plan es sencillo. Pondremos una mesa de bajo de la ventana y saldremos por ahí. Luego buscaremos las llaves de los autos, empezando en la oficina de La Directora. Cuando tengamos las llaves volveremos aquí para irnos. Usaremos las patas de una silla como armas, recuerden no importa quien sea, si una de esas cosas se les acerca le atravesaran la cabeza. Vamos.
Salimos sin problemas por la ventana y en fila comenzamos a caminar hacia la oficina de La Directora con las esperanzas de encontrar de manera fácil un par de llaves de autos. El profesor iba adelante, después Crystal y por último yo, ni aunque fuera el fin del mundo le confiaría mi espalda a ella. Había un silencio muy incomodo y los gemidos de esas cosas por los pasillos no ayudaba en nada. Cuando llegamos a la oficina encontramos rápidamente las llaves del auto de la directora, por suerte las había dejado sobre su escritorio.
         -- Una menos, faltan dos- solo quería encontrar esas endemoniadas llaves y largarme de aquí con Alex. No creo poder soportar esta tensión por más tiempo.
Cuando salimos nos encontramos frente a un par de alumnas, pero ya eran como esas cosas. Solo nos miraron y se tiraron a morder al profesor por estar más cerca. El ajetreo atrajo la atención de los que estaban en los alrededores y poco a poco nos empezaron a acorralar. Esto estaba mal. Si esto seguía así nos volveríamos como ellos. Empuñe fuertemente la pata de la silla entre mis manos y me tire sobre una de esas cosas atravesándole la cabeza para luego seguir con la otra.
         -- Crystal, profe necesito que me ayuden a aplastarles la cabeza antes de que nos coman vivos- Crystal estaba petrificada viendo la mano del profe mientras este se la sostenía fuertemente. Lo habían mordido.
         -- Ya no hay nada que hacer, me voy a volver uno de ellos. Por suerte el ajetreo atrajo a los profesores que tienen autos. Yo les atravesare la cabeza a los que más pueda y ustedes busquen las llaves en sus bolsillos.
         -- No creo que Crystal sea capaz de revisar las prendas de un muerto, yo lo hago.
         -- Señorita Lobos, no, Alicia trate de sacarlas a todas a salvo de este infierno.
         -- Lo intentare, pero solo puedo sacarlas de aquí no le aseguro que no les pasara lo mismo que a usted.
         -- Mucha suerte.
El profesor se tiro contra el profe Rodolfo atravesándole la cabeza por debajo de la mandíbula y luego contra la profe de física, la señorita Ana. Mientras me cubría, yo buscaba las llaves entre las ropas de los profesores que yacían inertes en el suelo una vez que tuve las llaves en mi poder unas llaves volaron sobre mi cabeza. Eran las del profe. Cuando me di la vuelta para ayudarlo él ya no se encontraba ahí.
         -- Vamos- le tome la mano a Crystal y me la lleve corriendo hasta la sala. Cuando llegamos había tres de esas cosas rondando, sería imposible si salíamos todas con esas cosas allí -- Crystal, quiero que entres por la ventana yo voy detrás de ti. Primero me voy a encargar de esas cosas.
         -- Ten cuidado, si algo te pasa no podremos salir de aquí- claro, solo soy de utilidad cuando un apocalipsis se desata.
         -- No me va a pasar nada, le hice una promesa a Alex y la voy a cumplir.

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