Nadie se movía, estaban congelados del
puro miedo. Pensé en dejar que esa cosa entrara y se las comiera mientras yo
escapaba, pero me detuvo un “click” en la puerta.
-- ¿Así está bien? ¿Crees que resista?
-- No lo sé. Parece que tiene mucha
fuerza- la persona que había puesto llave era justamente mi mejor amiga
Alexandra, pero de cariño siempre de llamaba Alex.
-- ¿Qué haremos?- esa pregunta era
difícil. Ni yo misma la sabia, sólo se me ocurría una cosa.
-- Sobrevivir. No hay que permitir que
esas cosas se nos acerquen, sin importar quien sea. Parece que, si les rompemos
las cabezas dejan de moverse o al menos al que le rompió la cabeza el *profe*
Rodolfo se quedo así. Muerto.
-- Hay que salir de aquí y ver si
nuestras familias están bien. La oficina de mi mamá está cerca, quizás este a
salvo.
-- No es buena idea, probablemente ya
sea uno de ellos igual que mis padres. Si no me equivoco, la oficina de tu mamá
está en el centro, hay muchas personas, ellas deben haber sido las primeras en
ser atacadas por ellos. Escucha, iremos a mi casa. Mi papá tiene un par de
armas por ser mayor en retiro, ahí estaremos a salvo- no estaba segura de lo
que decía, pero no quería que le pasara algo a la persona que me sacó de mi
oscuridad hace tiempo.
-- Señorita Lobos ¿qué es lo que
debemos hacer?
-- Primero, necesitamos algo con que
defendernos y vehículos en que movernos. Luego ya es cosa suya.
Debemos deshacernos de esas cosas para
que no haya problemas, pero cómo deshacernos de todos a la vez el suficiente
tiempo para que llegáramos al estacionamiento y coger un auto. Un segundo,
¿coger un auto?
-- Dígame profesor, ¿dónde están las
llaves de los autos?
-- Cada docente tiene su llave, nunca
las dejan- mierda, esto era maravilloso. Ahora se las teníamos que quitar a los
cadáveres de los *profes* y para remate necesitábamos a lo menos cuatro autos
para que pudiéramos irnos de aquí. Estaba el del profesor, pero nos faltaban 3.
La directora tiene un auto, pero lo más seguro es que tenga sus llaves en su
oficina y se nos acababa el tiempo esa puerta no aguantaría mucho tiempo ahora
que habían por lo menos cinco de esas cosas golpeándola. Alguien tenía que
salir a conseguir las llaves de los autos faltantes.
-- Hay que hacer una barrera en la
puerta eso nos dará más tiempo- no sé quien dijo eso pero no era mala idea, eso
nos daría tiempo para pesar en una estrategia para sobrevivir.
Formamos
una barricada usando silla y mesas, evitando que la puerta se abriera. Ahora
solo restaba esperar a que a alguien se le ocurriera algo.
Ya
eran las 11 de la noche y lo único que se escuchaban eran los gemidos de esas
cosas en el pasillo y en la calle. La señal de todos los móviles se había
perdido hace solo unas horas y solo algunas se habían logrado contactar con
algún integrante de su familia. Para mi mala suerte ni mi padre ni mi madre
contestaron. Me encontraba mirando por la ventana tratando de pensar en una
forma de salir de aquí con vida, pero era imposible por dos razones: 1ero, los
sollozos que habían en la sala no me dejaban pensar y 2do, tenía demasiado
sueño y hambre como para pensar. El sueño era pasable, pero era realmente increíble que en un
momento así me diera hambre, pero no podía evitarlo, no había comido nada desde
el desayuno. Solté un suspiro y me acomode apoyando la espalda en la ventana.
¿Realmente valía la pena tratar de sobrevivir en este apocalipsis?
-- ¿No puedes dormir?-Alex, siempre con
sus preguntas obvias.
-- No. Siento que si me duermo no
despertare.
-- Me contaste que no habías dormido
bien anoche, ¿habrá sido por esto?
-- Quien sabe. ¿Alex…?
-- Dime
-- ¿Puedes sentarte junto a mi? Quizás
con eso pueda dormir aunque sea un par de horas.
-- Claro- Alex se sentó junto a mí apoyando
la espalda en la ventana y yo me acurruque en su pecho. El escuchar el lento
latir de su corazón siempre me había calmado desde que éramos niñas. Poco a
poco el sueño me venció, pero no caí en los brazos de Morfeo, sino que caí en
los de Alex. Desperté a las 7 de la mañana y Alex seguía dormida, pero habíamos
intercambiado lugares, ahora era ella la que descansaba en mi pecho. Sonreí y
le acaricie suavemente la mejilla sin despertarla. No habíamos tenido problemas
esta noche, pero debíamos irnos hoy del colegio y buscar un lugar seguro.
-- ¿Alicia…?
-- Perdón, ¿te desperté?
-- Sí, pero no importa. ¿Qué vamos a
hacer?
-- Lo primero es salir de aquí y para
ello necesitamos vehículos. Nunca me ha gustado ser la pesimista, perdona, pero
el único auto que tenemos a mano es el del profe y en el sería imposible sacar
a todas de aquí.
-- Tengo una idea, pero es muy arriesgada
y puede ser que quien acepte no vuelva.
-- Dime, quizás sea nuestra única
oportunidad de salir de aquí con viva o por lo menos la mayoría -la sola idea
de salir de aquí me excitaba de sobremanera. Solo quería saber si mi familia
estaba bien y si ya eran uno de ellos me encargaría de volarles la cabeza yo
misma.
-- Alguien podría salir para conseguir
las llaves, pero para eso se necesita algo para defenderse.
-- A mí me gusta. Yo podría salir con
alguien más, conseguir al menos dos llaves y volver aquí a salvo.
-- ¡Si tú vas yo voy contigo!
-- No, tú te quedas. No voy a permitir
que algo te pase.
-- Pero, puede que no vuelvas. ¡No
quiero perderte, eres lo único que me queda! Mi madre probablemente este muerta
y sí a ti te pasa lo mismo voy a estar sola. ¡No quiero eso!- nuestra discusión
termino de despertar a todos en la sala.
-- ¡Escúchame bien, Alexandra! ¡Tú te
vas a quedar aquí quieras o no! ¡¿Escuchaste?!
-- No quiero perderte, eres mi mejor
amiga- me confesó llorando mientras me abrazaba.
-- No me va a pasar nada. Confía en mí,
voy a volver con las llaves y luego nos iremos a mi casa. Ahí estaremos a
salvo, lo prometo- ojala pueda cumplir esa promesa.
Comenzamos a levantar a todas para
poder ponernos de acuerdo de quien vendría conmigo, serian el profesor y
Crystal, una chica que solo se quería lucir, estaba casi segura que en cuanto
tuviera la oportunidad huiría o se la comerían.
-- El plan es sencillo. Pondremos una
mesa de bajo de la ventana y saldremos por ahí. Luego buscaremos las llaves de
los autos, empezando en la oficina de La Directora. Cuando tengamos las llaves
volveremos aquí para irnos. Usaremos las patas de una silla como armas,
recuerden no importa quien sea, si una de esas cosas se les acerca le
atravesaran la cabeza. Vamos.
Salimos
sin problemas por la ventana y en fila comenzamos a caminar hacia la oficina de
La Directora con las esperanzas de encontrar de manera fácil un par de llaves
de autos. El profesor iba adelante, después Crystal y por último yo, ni aunque
fuera el fin del mundo le confiaría mi espalda a ella. Había un silencio muy
incomodo y los gemidos de esas cosas por los pasillos no ayudaba en nada.
Cuando llegamos a la oficina encontramos rápidamente las llaves del auto de la
directora, por suerte las había dejado sobre su escritorio.
-- Una menos, faltan dos- solo quería
encontrar esas endemoniadas llaves y largarme de aquí con Alex. No creo poder
soportar esta tensión por más tiempo.
Cuando
salimos nos encontramos frente a un par de alumnas, pero ya eran como esas
cosas. Solo nos miraron y se tiraron a morder al profesor por estar más cerca.
El ajetreo atrajo la atención de los que estaban en los alrededores y poco a
poco nos empezaron a acorralar. Esto estaba mal. Si esto seguía así nos
volveríamos como ellos. Empuñe fuertemente la pata de la silla entre mis manos
y me tire sobre una de esas cosas atravesándole la cabeza para luego seguir con
la otra.
-- Crystal, profe necesito que me
ayuden a aplastarles la cabeza antes de que nos coman vivos- Crystal estaba
petrificada viendo la mano del profe mientras este se la sostenía fuertemente.
Lo habían mordido.
-- Ya no hay nada que hacer, me voy a
volver uno de ellos. Por suerte el ajetreo atrajo a los profesores que tienen
autos. Yo les atravesare la cabeza a los que más pueda y ustedes busquen las
llaves en sus bolsillos.
-- No creo que Crystal sea capaz de
revisar las prendas de un muerto, yo lo hago.
-- Señorita Lobos, no, Alicia trate de
sacarlas a todas a salvo de este infierno.
-- Lo intentare, pero solo puedo
sacarlas de aquí no le aseguro que no les pasara lo mismo que a usted.
-- Mucha suerte.
El
profesor se tiro contra el profe Rodolfo atravesándole la cabeza por debajo de
la mandíbula y luego contra la profe de física, la señorita Ana. Mientras me cubría,
yo buscaba las llaves entre las ropas de los profesores que yacían inertes en
el suelo una vez que tuve las llaves en mi poder unas llaves volaron sobre mi
cabeza. Eran las del profe. Cuando me di la vuelta para ayudarlo él ya no se
encontraba ahí.
-- Vamos- le tome la mano a Crystal y
me la lleve corriendo hasta la sala. Cuando llegamos había tres de esas cosas
rondando, sería imposible si salíamos todas con esas cosas allí -- Crystal,
quiero que entres por la ventana yo voy detrás de ti. Primero me voy a encargar
de esas cosas.
-- Ten cuidado, si algo te pasa no
podremos salir de aquí- claro, solo soy de utilidad cuando un apocalipsis se
desata.
-- No me va a pasar nada, le hice una
promesa a Alex y la voy a cumplir.
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