Si me
hubiera dicho hace 6 meses atrás que la humanidad iba a llegar a su fin igual
que una película de apocalipsis Zombie no lo habría creído. Si hace 6 meses me
hubieran dicho que iba a verá mis padres descuartizados, tampoco lo hubiera
creído. Si hace 6 meses me hubieran dicho que un imbécil haría que perdiera la
sensibilidad de mi mano derecha, tampoco lo creó. Si hace 6 meses me hubieran
dicho que era lesbiana, menos les creo y aparte de eso habría golpeado a la
persona que siquiera insinuara aquello yo pensaba que era extraño, y al mismo
tiempo normal. Pero aquí estoy, después de los 6 meses más largos de mi vida,
recostada sobre el pecho de una mujer, disfrutando del acompasado ritmo de su
respiración y el tranquilo sonido de su corazón. Estos meses que han pasado han
sido difíciles para todo el grupo. Más porque teníamos un grupo rival que nos
querían quitan nuestro refugio y además de querer algo aún más asqueroso y
despreciable con nosotras. Algo menos humano. En este grupo todas éramos
mujeres, exceptuando a Jack, mujeres sanas y jóvenes. Supongo que es tentador
en un mundo donde todo se fue a la mierda. Pero hemos sabido sobrevivir. Por mi
parte tuve que aprender a usar mi mano izquierda para todo. Al principio fue
horrible. Todas las noches lloraba y maldecía al hijo de puta que me había
hecho esto, pero Val había sabido como consolarme. En muchas ocasiones salió en
busca de lo que pudiera ayudarme a sentir nuevamente mi mano; libros de
anatomía humana, médicos, enfermeras, pero no había suerte. Yo ya me había
resignado a que ahora era zurda, aunque viéndolo de otro punto de vista siempre
había querido ser zurda. El tener que volver a aprender a hacer todo otra vez
fue frustrante, pero gracias a mis amigas lo había logrado. Aprendí a
comer, aprendí a disparar, aprendí a
valerme por mi misma nuevamente. Fue difícil, dolió, y vaya que dolió la
recuperación pero cuando pude disparar correctamente a una diana sabía que todo
mejoraría. Habíamos creado una zona de tiro estática, móvil y real. La práctica
estática había sido fácil hasta cierto punto, pero la de tiro móvil había sido
horrible y ni hablar de la real. Ya no recuerdo cuantas veces me habían salvado
de perder un trozo de mi cuello durante la práctica, porque usábamos necrófagos
reales. Muchas veces me dijeron que ya no eran necesario que siguiera
intentándolo, que era peligroso, pero no quise escuchar y seguí practicando
hasta que mejore aún más mis
habilidades, si podía presumir era aún mejor de lo que era antes, al
menos disparando. Lo que era manejo de otro tipo de armas aun no tenía buenos
resultados. Las sentía muy pesadas así que mi manejo era pésimo. Pero ya
mejoraría, tenía que mejorar.
De vez en
cuando el otro grupo, el grupo de Felipe, venía a tratar de controlar del lugar
pero entre todas lográbamos encargarnos de ellos; Alex, Nicole y Val se
encargaban del ataque frontal y Andrea y Fernanda eran el apoyo táctico y Jack
y yo éramos francotiradores. De algún modo lográbamos sobrevivir y mandarles un
mensaje: tendrán que hacer algo mejor si quieren ganarnos. Por suerte sus
cadáveres nos permitían cazar más necrófagos para nuestras prácticas y aumentar
nuestra seguridad. Aparte de usarlos como tiro al blanco los usábamos como un
medio de defensa. Había sido idea de Andrea. Cuando había ido en misión de
reconocimiento se encontró con una casa que serviría como fortaleza y podríamos
dejar de preocuparnos de Felipe y su grupo. Pero cuando intentó ingresar y ver
si era seguro dio media vuelta, el patio delantero y trasero estaba lleno de
necrófagos, nadie podía entrar ni salir por lo que se podía ver. Pero eso le
dio la idea de llenar los patios de las casas que quedaban fuera del perímetro
y dejar un sólo acceso de emergencia que sólo nosotros conocíamos y era difícil
acceder sino conocías la zona de la que nos habíamos adueñado. Esta táctica es
peligrosa pero efectiva. Los obligaba a ir por un sólo camino, ya que la otra
entrada la teníamos completamente bloqueada con automóviles y la reja la
habíamos electrificado, gracias a Val. Estábamos a salvo, por el momento.
Teníamos mucha comida enlatada y no perecible, teníamos mucha agua, teníamos
generadores que habíamos modificado para que funcionaran con energía solar y
eólica, además de que teníamos un sistema de recolección de agua, sólo tenía
que llover para saber si funcionaba. Sino funcionaba teníamos un plan B:
habíamos recolectado contenedores limpios y los habíamos puesto en lugares
donde sabíamos que era imposible que se ensuciara el agua. Se podría decir que
habíamos pensado en todo, también tratábamos de que cuando salíamos fuera de
forma errática, no solíamos salir los mismos días o a la misma hora, así nos
asegurábamos de que si había alguien vigilándonos no pudiera entregan una
información fidedigna.
El reloj
marcaba poco menos de la media noche, era momento de mi guardia. Con cuidado me
levante, no quería despertar a Val, aunque ya habíamos hablado el tema de que
mi lesión no era su culpa aun no podía superarlo, no dormía bien, tampoco comía
mucho y cuando sale a buscar algún tipo de ayuda para mi suele ir demasiado
lejos, y por seguridad nos movemos a pie ya que un motor llamaría la atención
que no queremos. Una vez que estuve libre de su “mortal” abrazo me coloque unos
tenis y tome un corta vientos para el frio. Cerré suavemente la puerta de la
habitación y me encontré de frente con Alex.
--¿Esta vez
fue más fácil escapar de tu mujer?
--Ja-ja, que
graciosa. Me estoy volviendo más hábil con la práctica.
--Sera mejor
que vayamos ya, según me conto Jack el grupo de Felipe ha estado un poco más
activo de lo que suele estar. A veces me sorprende ese niño.
--Es nuestra
arma secreta, sino fuera por él quizás quien sabe que nos habría pasado ese día
que vimos la primera horda.
--Tienes
razón.
Llegamos
hasta la primera planta donde estaban Nicole y Fernanda volviendo de su ronda.
Al parecer no había movimiento. Se despidieron y fueron a dormir, nosotras
teníamos la última ronda de la noche. Habíamos alargado un poco las rondas para
que todos pudiéramos descansar y trabajar. Tome la 9mm de mi padre y Alex tomo
un subfusil que habíamos tomado de la casa de Miguel, nos aseguramos que las
radios tuvieran carga completa, además de munición extra y luego salimos. Todo
estaba muy oscuro, era como la boca de un lobo, pero en los alrededores
habíamos colocado algunas hogueras que se mantenían prendidas hasta que haya
luz de día, el trabajo de Nicole y Fernanda es asegurarse de que todas están
prendidas, el nuestro es patrullar en la noche y asegurarnos de que las
hogueras no se apaguen hasta que el día llegue.
-Ok, hay que
asegurarse de que los necrófagos no pueden escapar, si el acceso es seguro para
nosotras, si la cerca aun esta electrificada y si no hay posibilidad de
infiltrarse.
-Además de
ver que las hogueras no se apaguen o no podremos ver nada.
-Yo me encargo
de los necrófagos del este y sur, tu del norte y oeste, cuando estemos listas
iremos a ver el acceso y la cerca.
-De acuerdo.
Antes de
separarnos nos pusimos en el mismo canal para que si pasara algo le avisáramos
a la otra o si la cosa se ponía fea ponernos en contacto con el resto del grupo
y así activar el plan de escape. Tener que revisar que los necrófagos estaban
bien era la parte que no me gustaba hacer durante las rondas, teníamos que
subir a los muros que separaban las casas y luego pasear sobre ellos
asegurándose de que no habían roto ninguno, mi problema es que subir aún se me
complicaba por mi mano y el tener que caminar sobre una gran masa de carne
podrida no era agradable. No había de otra. Con algo de esfuerzo subí al muro,
vi como los necrófagos más cercanos estiraban sus asquerosas manos hacia a mí,
tratando de alcanzar un trozo de mí. Encendí mi linterna y empecé a revisar que
no hubiera ningún problema. Los muros parecían estar bien, también parecía que
no habían ningún necrófago de más, si, los teníamos enumerados ya que así nos dábamos
cuenta cuando alguien trataba de entrar y con el apuro no notaba que habían
necrófagos desde el otro lado. Ya había ocurrido y para fortuna de nosotras
había sido uno de los hombres de Felipe. Desde el otro lado habíamos puesto
advertencias por si algún superviviente quería entrar. No queríamos que gente
inocente muriera por nuestra barrera, pero era necesario si queríamos
sobrevivir.
-El lado sur
está perfecto, todo en orden, no falta ni sobra ninguno –tome mi radio y
presione un botón para abrir la comunicación.
-El lado
norte tampoco parece tener problemas, al parecer tampoco sobra nadie -Voy al
lado este.
-De acuerdo.
Iba a bajar
del muro cuando escuche un ruido a la lejanía. Eran disparos, pero no parecían
ser de un grupo, de hecho se escuchaba como si fuera una o máximo 2 personas.
Seguramente alguien que morirá esta noche.
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