sábado, 29 de octubre de 2016

Hay una salida ~Capitulo 2~

Una vez en el suelo camine hacia el oeste, no eran muchas casas en esa zona, pero era la que más necrófagos tenia porque estaba aún costado del acceso, por ende una zona complicada. Volví a repetir todo lo que había hecho con anterioridad, contabilice a los necrófagos, revise  que no hubieran moros en la costa y también que los muros estuvieran en perfecto estado.

-La zona oeste también esta OK –justo en ese momento la radio chicharreo dándome un susto de muerte.
-¡Mierda! Alex me asustaste.
-Lo siento. ¿Estás bien?
-Sí, solo… De acuerdo, aquí también estamos 10-4 ¿Escuchaste los disparos?
-Sí, parece que era por la zona norte, pero se oían muy lejos.
-Igual podríamos estar atentos a esos disparos, a lo mejor es alguien huyendo de otro grupo o alguien que solo trata de sobrevivir. Ya sabemos cómo es el ser humano cuando trata de vivir a costa de los demás… somos despreciable.
-Veámonos en la fogata central. Hay que revisar que no se apaguen, además… -justo la comunicación se cortó.
-¿Alex? ¿Alex, estas ahí? –Escuchaba algo de estática desde el otro lado -¿Alex?
-Perdón, creí escuchar algo.
-No me des esos sustos. Quédate ahí, voy para allá.

Mierda. ¿Cómo se le ocurre darme esos sustos? Ya vera cuando llegue con ella. Camine sobre el muro y luego salte fuera del alcance de los necrófagos. A paso veloz fui hasta la zona donde debería estar Alex. Escuchaba el crepitar de la leña, o lo que fuera lo que se estuviera quemando en las hogueras, cada vez que pasaba junto a ellas. Para mi ese sonido era como hipnótico. Pero fui sacada de mi ensueño por el sonido de disparos, esta vez más cerca. Trate de poner atención desde donde venía el sonido cuando se escuchó otro tiro.

-Parece que se acerca a nuestra posición. Tendremos problemas si llega a venir por aquí, con todo ese ruido de seguro atraerá a una horda –desde que todo esto había empezado se me había dado muy bien el hablar conmigo misma, aunque trataba de hacerlo en solitario, no quería que las demás pensaran que estaba loca.

Preferí no darle importancia para poder encontrarme con Alex lo antes posible. Esta vez comencé a correr. Cuando llegue a la zona oeste encontré a mi amiga junto a una hoguera, seguramente estaba entrando en calor, el invierno estaba a la vuelta de la esquina y ya se podía sentir frio en las noches.

-Los necrófagos están bonitos y gorditos.
-Sabes, extraño Madagascar. Me gustaría verla otra vez.
-Sabes… me preocupan un poco esos disparos. Hace mucho tiempo que no escuchábamos una señal de vida que no fueran los idiotas de grupo de Felipe –vi cómo se frotaba las manos y luego los brazos -¿Crees que debamos preocuparnos?
-No lo sé, mejor patrullemos juntas
-Pero eso dejara muchos flancos al descubierto.
-Puede ser, pero velo así: un o más humanos tratan de huir de lo que parecen ser más humanos o quizás necrófagos, ellos quieren sobrevivir sin importar el costo… no dejare que algo nos pase. Si estamos juntas será más fácil hacer frente si es que llegan hasta nuestro territorio.
A Alex no parecía agradarle la idea, nos habíamos mantenido como estábamos porque teníamos todo fríamente calculado y éramos muy estrictas en protocolo. Vi que iba a protestar cuando escuchamos otros 5 tiros, esta vez aún más cerca, además del ruido de motores. Rápidamente tomamos posición, ambas fuimos al puesto de francotirador y nos ocultamos.

-Les avisare a las demás –tome la radio y cambie la frecuencia para que todas pudieran escuchar. Junto en el costado de la radio había un botón de “Hey, te están llamando”, hacía sonar un pitido molesto –Tenemos problemas. Código 3. Alex y yo estamos en el puesto de francos.
-¿Qué sucede? Dios, recién había cerrado los ojos.
-Código 3. Posiciones ¡Ahora!
-Vamos para allá –pude escuchar la voz de Val desde el otro lado –Y chicas, no se arriesguen, quédense en posición.
-Corto.


Justo en ese momento escuchamos un gran choque y más disparos. Luego de eso… silencio total. Tome el franco y pase la bala. Tome posición a la espera de algo, o alguien. Tenía la esperanza de que quien fuera la persona o personas que estaban huyendo eran buena gente. Muy pronto todo el grupo había llegado y había tomado posiciones. Jack llego junto a mí y Alex le cedió el puesto, pero no se movió del lugar.

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