Había sido la semana más larga de mi vida. La madre de Daniela me
llamo unos días después de haber terminado con su hija, me contó que se había
encerrado en su cuarto y que no salía para nada, sólo salía para ir al baño y
sería, no comía, no iba a la escuela, no hablaban, no sabía si dormía, sólo sabía
que lloraba día y noche. Me preguntó qué había pasado, si habíamos tenido
alguna discusión muy fuerte para que todo acabara así. Tuve que decirle la
mitad de la verdad, le dije que habíamos terminado por terceros, la mujer al
otro lado de la línea contuvo la respiración y me preguntó si había sido
Daniela la que me había engañado, sólo calle y dicen que el silencio otorga. La
mujer se disculpó conmigo por todo y me dio las gracias por haber cuidado a su
hija tanto tiempo, por haberla respetado y haberla ayudado en las materias a
pesar de estar cursando mi segundo año de Universidad. Después de eso no volví
a saber de ninguna de las dos.
Yo tampoco la tuve fácil, me pedí esa
semana completa en el trabajo y llamé a la universidad para decir que está
enferma y que no asistiría esa semana, que el lunes de la semana siguiente
presentaría un certificado. Estaba deshecha, sólo lloraba en los rincones,
incluso me vi tentada a ir por Daniela y pedirle que volviéramos, que la
perdonaba, pero no lo hice, quise quererme un poco ya que hace mucho que no lo
hacía. Tampoco recuerdo haber comido mucho esos días por lo que me enfermé y
fui a parar al hospital, por suerte si podría llevar un certificado a clases,
estaba corta de fondos para poder comprar uno, todo por esa gargantilla que le
regale hace un mes, cuando cumplimos un año de relación formal.
Cuando la semana se cumplió tuve que ir a
clases con la mejor cara que tenía. Mis compañeros notaron que no había dormido
mucho por las ojeras gigantes que tenía, y que estaba un poco más delgada pero
no quisieron preguntar, lo cual agradecí internamente, aun no estaba lista para
hablar de lo que había pasado entre Daniela y yo. Traté por todos los medios
concentrarme en mis materias pero no había caso, sólo pensaba en Daniela y en mí.
Me aseguraba de grabar en audio todas las clases para así al menos tener algo
que hacer en mis noches de insomnio. Mis amigos trataban de animarme, pero como
no sabían que me pasaba no sabían cómo, hasta que Mike no aguanto más que
estuviera tan depresiva y me salió con lo de la fiesta. ¿Habrá sido buena idea?
Sinceramente sólo quería hundirme en mi tristeza, aun no estaba lista para
conocer a nadie más. Ahora estoy en casa de mi "querida amiga" arreglándonos
para salir. No tenía ganas de salir, pero no evitó que de forma inconsciente me
arreglará para verme muy guapa: me había ido a comprar una camisa de franela
blanca con negro hace 2 semana y aun no la usaba así que era el momento
perfecto, unos jeans pitillos negros, mis inseparables y viejas Vans y en el
cuello llevaba una estrella de David de plata, este era un amuleto de la
suerte, no era buena ni mala pero asustaba a las personas cuando no quería
tener nada con nadie en las discos y pub. Aproveché de maquillarme un poco,
nada exagerado, después de todo no quería impresionar a nadie.
-¡Mike, como sigas tardando me voy a ir a
casa! -y se supone que las que demoramos siglos en arreglarnos somos las
mujeres...
-Venga Alex, no apresures la perfección
-¿perfección? Perfección las pelotas que no tengo.
-Venga tío si te van a estar dando por detrás,
no importa tu cara o tú pelo, menos la ropa porque no la vas a necesitar -ok,
eso fue grosero pero ya estaba perdiendo la paciencia.
-Que grosera eres Alex, además sabes que
yo no prestó "el chico", a mí me lo prestan -lo vi aparecer en la
sala. ¡Por fin!
-Ya era hora -Tome las llaves de su Audi y
me dirigí a la puerta -Hoy soy conductora designada, no tengo ganas de beber
-Revisamos por última vez si olvidábamos algo y luego nos fuimos. Nos verían
con el novio de Mike y su amiga en "El éxtasis", una disco-pub de
ambiente, tenía buena seguridad por lo que no habían peleas a dentro ni afuera
y cuando la habían se acababan enseguida, además tenía buena ubicación por lo
que no se corría el riesgo de que pasara algo camino a casa, y lo más
importante: contaba con estacionamiento vigilado. Cuando llegamos al parking
encontré un lugar no muy lejos de la entrada así que me deje el vehículo ahí.
Estábamos bajando cuando me vi siendo envuelta en un abrazo de oso y alzada del
suelo.
-¡Alex!
-¡Bájame, bájame Carlos! -quien más podría
ser que el novio de Mike, es la segunda persona a la que lo dejó tocarme, no
soy muy de piel.
- Vamos nena, te extrañe. Déjame abrazarte
un rato más -dios, no respiro
-Amor, se está poniendo cianótica
-Lo siento. Mike me había dicho que
estabas un poco triste y eso en ti es raro, así que me preocupe -bendito aire.
Dios, si de verdad no apreciara a Carlos ya lo habría matado.
-No es nada que el tiempo no cure, estaré
bien -de verdad que tengo buenos amigos, aunque me saquen de quicio.
-Vero se retrasó un poco. Trasnocho para
un examen que tenía hoy y se quedó dormida -Carlos me miraba como disculpándose
porque su amiga llegaba tarde. Vaya, así que "mi cita" es
universitaria.
-Vero, estudia en la misma Universidad que
Carlos, son compañeros en algunos ramos, pero ella estudia enfermería -Mike me
paso el brazo por encima de los hombros, recordándome que soy muy baja. Y es
ahí donde te preguntas como alguien que estudia Obstetricia tiene asignaturas
en común con enfermería...En fin, quizás tenga los tema de conversación.
- Ya están avisados, no quiero jugarretas
de ninguno de los dos ¿quedó claro? Tú estás advertido, Mike.
-Ah, ¿acaso era enserio? - ¿de verdad
pensó que jugaba con eso? Mike, eres más tonto de lo que creí, o quizás te
falta conocerme aún más...
-¿Tu qué crees, amor? -escucho una melodía
que va en ascenso: Toxic...son tan homosexuales.
-Vero. Estamos en el estacionamiento del
pub, muy cerca de la entrada. Tranquila, tenemos conductor designado, no somos
unos irresponsables. Ok, te esperamos aquí - ¿porque siento que esto es como un
complot? Saqué mi cigarrera y saqué un mentolado, que encendí con mi zippo de
Assassin's Creed. Dios tenga en su gloria a quien se dio cuenta que el tabaco
se podía mezclar con la menta. -Vero ya llegó, viene para acá.
-¡Hey, Carlos!
-¡Vero! -Vi como una persona de una
estatura menor que yo fue corriendo hasta colgarse del cuello de Carlos. ¡Los
minioms son reales! -Mike, Alex, ella es Verónica. Vero para los amigos y los
alguien más.
- Ya cállate, vas a hacer que de una mala
primera impresión -eres un minioms, no puede ser peor impresión. Me iré al
infierno, lo se.
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