viernes, 2 de diciembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 7~

Tiro de advertencia.

-¡Dije que no te movieras! –rapidamente tome la radio y hable por ella.
-Baja el arma, Andrea. Soy yo.
-¿Al? Dios, casi te mato. Realmente lo siento, la chaqueta me desconcertó. Alex esta furiosa contigo.
-Puedes venir a ayudarme, luego me encargo de Alex.
-Voy para alla.

Solte un largo suspiro. No me había dado cuenta de que había estado conteniendo la respiración. En cuanto vi que Andrea venia hacia a mi senti como un gran peso se acomodaba sobre mi cuerpo y me hizo caer al suelo. Por suerte ambos animales estaban a salvo.

-Te ves horrible.
-Gracias, a la chicas les encanta le digan eso. Mejor ayúdame con ellos –dije refiriéndome a los animales.
-¿De donde los sacaste? Porque no me creo que hayas hecho todo ese escandalo por ellos –Andrea les quito a los animales el bozal y acaricio la cabeza de la hembra. Trato de tomar el bolso, pero no se lo permiti.
-Esta herida y no quiero seguir moviéndola, llévate al cachorro –Andrea tomo al pequeño animal y comenzamos a caminar.
-Espera. Nicole, ¿estas ahí?
-Si, aquí estoy ¿te encargaste ya?
-Era Al, voy a casa. Trajo con ella un par de perritos y parece que uno esta herido.
-¿Ella esta bien? Alex la va a matar.
-¿Pueden colocarme junto a mis padres en el jardín?

Las tres reimos. Tal parecía que Alex estaba muy molesta conmigo y aunque le explicara la razón no creía que me fuera a perdonar facilemente.

-Claro, te llevaremos flores todos los días.
-Bien, voy a llevar a Al con su verdugo, ya vuelvo. Corto.
-Roger.
-Al… rompiste todas tus reglas ¿Qué paso?

Medite un segundo, no quedaba mucho para llegar a casa, pero merecia la razón aunque fuera en una historia corta.

-Cuento corto: tuve una discusión muy fea con Val y realmente me descontrole –admiti con vergüenza.
-¿Te soy sincera? Creo que Val te esta haciendo mas mal que bien, se que se conocen de poco pero creo que fueron muy rápido y ahora tu estas sufriendo las consecuencias.
-Lo se. Solucionare esto pronto.

Cuando nos dimos cuenta ya estábamos en la puerta de mi casa. Trague duro. No quiero entrar. Volvi mi vista al animal que cargaba, había que curarla y todos los implementos médicos estaban dentro, tenia que entrar si o si. Fui buena.

-Gracias por traerme, verdugo.
-Rezare por tu alma –levanto su mano y me persinó en el aire. Dejo al cachorro en mis brazos y luego se retiro a su lugar de vigia.
-Bien, solo espero que los cuiden cuando muera.

Abri la verja de hierro y camine a paso lento hasta la puerta principal pero cuando estaba buscando la llave en mi bolsillo la puerta de abrió de par a par.

-¿¡Que demonios tienes en la cabeza!? –senti un fuerte golpe en mi mejilla y luego un jalon en mi oreja.
-¡Auch! ¡Auch! ¡Duele, Alex! –sujete con fuerza a ambos animales para que no cayeran.
-¡Y te dolerá mas! ¿Y ellos? Supongo que no los trajiste solo para que el regaño no fuera peor ¿o si?
-No, Alex. Los encontré mientras… durante mi arrebato. Ella esta herida, hay que tratarla ya.
-No te has salvado aun ¡Amanda, ven por favor y trae el boriquin!
-¿Por qué la llamas a ella?
-Se que no te agrada, pero mientras tu estabas haciendo el tonto yo hable con ella y resulta que era estudiante de veterinaria de ultimo año.
-Wow, bonita y medico de perritos, que conveniente –creo que si me mordia la lengua ahora mismo estaría muerta por el veneno de mis palabras. Escuche pasos por las escaleras, eran apresurados. Cuando bajo traía en sus manos un enorme bolso donde teníamos todos los implemente médicos que habíamos reunido en este tiempo, casi nos faltaba el quirófano.
-¿Qué sucedió? ¿Alicia volvio? ¿Esta herida?
-Estoy bien.
-Por ahora, Al.
-Eh… si, claro –Dios, protégeme –Mientras estuve afuera encontré a estos pequeños. El cachorro parece estar bien, quizás solo tenga bichos por su enorme panza, pero la madre tiene una herida muy fea en el costado, parece que se corto con algo. En un principio pensé que habían sido necrófagos pero no se ha convertido y no parece ser hecho por ellos.
-Primero veremos a la madre –vi como empezó a buscar con la mirada y finalmente se detuvo en la mesa del comedor, parecio dudar pero luego mostro una mirada decisiva –Ayudenme a subirla a la mesa. También necesitare que me ayuden, aun no tengo mi hombro totalmente funcional.

Con cuidado saque al animal del bolso y entre Alex y yo la colocamos sobre la mesa. La herida se veía peor de lo que pensaba, quizás cuanto llevaba con ella. Amanda nos pidió que fueramos a lavarnos las manos y que nos colocaramos guantes. Cuando fui a la cocina me tope de frente con Val que venia bajando las escaleras. Su rostro mostraba alivio de que volviera sana y salva, el mio solo mostraba indiferencia y enojo. Segui de largo y me lave las manos para luego colocarme los guantes y volver con Amanda. Todo eso bajo la atenta mirada de ella.

-Para suerte de ella no es algo tan grave, pero llevara su tiempo que se cure. Haya que limpiar, suturar y vendar. Yo les dire que hacer.
-¿Estas segura?
-Se que podrán, me colocaste el brazo la otra noche –dijo guiñándome el ojo, haciendo que los colores me subiera al rostro.
-Ok –senti una carcajada ahogada junto a mi, pero no hice nada, ya estaba en problemas no necesitaba que Alex se enojara mas.
-Yo le colocare la anestesia local, el resto se los ire diciendo –vimos que tomaba un par de frascos y luego una jeringa. Luego de tener ya todo se acerco al animal y le inyecto en el lomo –Calcule la dosis por lo que debería estar pesando, no fue mucha pero no se que tan poca, asi que había que apresurarse. Corten el pelo que esta cerca de la herida.

Con unas tijeras corte con cuidado todo el pelo que podría molestar, no tarde mucho. Cuando ya estuvo echo nos dijo que con el suero limpiaramos la herida. “Solo dejen que corra, se llama barrido”. Por suerte la perrita parecía llevar bien todo, la anestecia seguramente habría hecho efecto ya. Luego de que casi nos acabaramos la botella de suero terminamos de limpiar la herida, nos aseguramos de que no hubiera nada dentro y colocamos los puntos. Seguido de eso solo vendamos al animal y la bajamos de la mesa para colocarla sobre el sofá, sobre una manta.

-No fue tan difícil… crees ¿estara bien?
-Lo estará, yo los vigilare por ahora. Les dare algo de comer y beber, aunque solo al pequeño. A ella tendremos que darle un poco mas tarde, puede que vomite si le damos ahora.
-Gracias, Amanda.
-No hay de que.
-Bien, ahora que los perritos tienen a alguien que se encargue de ellos…tu, yo, a la cocina: ¡Ahora!

Que dios se apiade de mi  alma.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Portada nueva para Sin escapatoria!


flipo en colores de lo linda que es! parece cartelera de cine *¬* y esto es gracias a mi amigo Andres Sanchez Romo, que se dio un tiempo para poder hacerme esta maravilla :3 recomiendo su instagram donde estan mas de sus trabajos andressart12

Hay una salida ~capitulo 6~

De repente escuche un ruido muy cerca de mí, pero no parecía ser un necrófago o un ser humano. Trate de poner más atención y creí escuchas un gemido de animal. Tire el cigarro a medio fumar al suelo y seguí el ruido hasta que me encontré con una horrible escena: era una perrita con una muy fea herida en su cuerpo y un cachorro. La perra estaba respirando de forma forzada, note que la herida parecían ser marcas de uñas humanas, seguramente un necrófago la había atacado, pero había logrado escapar o quizás los necrófagos no atacan animales. De cualquier modo no podía no hacer nada. Me acerque con cautela, pero cuando el animal más grande noto mi presencia mostro los dientes, gruñendo.

-Hey, tranquila. Solo quiero ayudar –parecía que me había entendido porque se relajó, pero en ningún momento bajo la guardia -¿Pero qué te sucedió? –con cuidado logre ponerme junto a los animales e hice que la mayor se recostara en el suelo. Observe la herida y aunque parecía ser un arañazo más parecía ser algún corte con algo filoso. A lo mejor trato de escapar y se cortó con algún metal. No podía dejarlos allí. –Esperen aquí.

Corrí directamente a los vehículos, necesitaba algo para poder llevarme a los dos, algún bolso o mochila. Estuve un buen rato buscando hasta que di con un bolso lo suficientemente grande para la madre y también había encontrado una chaqueta, dentro pondría al cachorro. Ambos perros parecían ser callejeros, mezcla, aunque parecía que la hembra seria labradora o algo así. Rápidamente vacié el contenido el bolso sin reparar si había algo de utilidad en él, ya vendría nuevamente a ver si algo de aquí servía y corrí hasta donde estaban los animalitos. La perrita parecía sentir mucho dolor y era obvio, la herida era fea pero no parecía ser tan grave, al menos eso creía yo. Me quite la camiseta que estaba usando y la despedace para improvisar un vendaje que aplique en la herida. Luego, y con mucho cuidado coloque al gran animal dentro del bolso, seguido de eso me coloque la chaqueta y deje al animal más pequeño dentro de ella, solo sobresaliendo la cabeza. Con dificultad cargue el bolso con el pesado animal hasta que llegue a la moto.

-Tonta de mí, podría haber acercado la moto –me reprendí mentalmente, pero ya era tarde, ya lo había hecho así –Aguanten un poco, llegaremos a un lugar seguro y curare tus heridas –Sabia que no podían contestar a mis palabras, pero ya se me había hecho costumbre hablar sola y quizás con ellos sea más agradable conversar.

Antes de encender el motor note que no quedaba mucha gasolina, aunque debería de bastar para llegar. Hice rugir el motor y acelere a fondo, esta vez tenía una razón para hacerlo. Había encontrado mi nueva razón para vivir: protegerlos. Volví a hacer el mismo recorrido que había hecho con anterioridad, la única diferencia era que esta vez no intentaba llevarme conmigo algunos necrófagos, de hecho los evitaba a toda costa, llevaba una carga muy preciada y frágil. El problema sería que no podía entrar por la entrada principal, no con ellos conmigo, así que tendría que usar uno de los accesos secundarios. Adelantándonos a los hechos como que no pudiéramos ingresar fácilmente porque nos perseguían habíamos hecho algunos accesos secundarios. Eran difíciles de encontrar sino sabias dónde estaban y más aún atravesarlos sino sabía cómo. Por suerte la idea había sido mía y yo sabía dónde estaban todos y como acceder de forma segura a ellos: un vecino había comenzado a ampliar su casa, pero todo esto comenzó así que jamás termino su proyecto y dejo todos los materiales juntando polvo y arañas, algunas casas –las que habíamos puesto menos necrófagos–tenían un doble pasadizo entre muros, los mismos muros que usábamos para contabilizar y revisar que todo estuviera en orden. Lo bueno y malo era que el pasadizo solo tenía un uso, al pasar por el este se derrumbaba y así nos asegurábamos de que nadie más pasaría por ahí.
Quería llegar pronto, pero con el escándalo que hice lo más probable es que haya gente de Felipe observando, así que me arriesgaría y entraría por el acceso más peligroso y el más lejano a casa. Detuve la motocicleta y la escondí donde siempre, aunque tuve que dejar el bolso a un lado.

-Ojala estés aquí cuando vuelva –le dije a la maquina mientras colocaba mi mano sobre el freno –Ok, espero estén listos, porque pasaremos por un lugar complicado –tome un pañuelo que tenía en mi bolsillo y lo rompí para hacer un bozal a cada uno. Necesitaba que guardaran silencio si quería que pasáramos sanos y salvos –guarden silencio y todo saldrá bien –acaricie la cabeza del cachorro y el rostro de la madre.

Cargue el bolso y me acerque donde estaba el doble pasadizo, que al final era una gran pared de madera cercana a la muralla que dividía a las casas, pero me di cuenta de que no pasaría con el bolso colgando y hacer caminar al pobre animal no era una opción, tampoco podía abandonarlos ahora que ya los había traído. Plan B. Me acomode el bolso de tal manera de que el animal quedara a mi espalda, por suerte durante todo ese tiempo ningún necrófago se había acercado y los de las casas estaban tranquilos. Con gran esfuerzo trepe por un lugar seguro y caí al otro lado, en silencio atravesé el lugar que estaba infestado por necrófagos, pero como tenían los ojos cristalizados no podían verme, solo oírme y quizás olerme, pero mientras derrapaba con mi R3 me había salpicado de sangre así que quizás eso los confundiría. Ya casi estaba al otro lado. Solo un poco más. Ya había llegado a la verja de la casa, la que daba a la hoguera central, me reacomode el bolso y me asegure de que ambos estuvieran bien. Coloque mi pie sobre la verja y esta crujió llamando la atención de los más cercanos.

-¡Mierda! –como pude escale rápidamente, pero unas de esas cosas me agarro de la pierna -¡Joder, suéltame! –trate de soltarme pero tenía mucha fuerza, luego otro me sostuvo de la otra pierna. ¡Voy a caer! Con todo el ajetreo el resto también comenzó a agruparse –No… ¡No voy a morir ahora! –mire que ambos animales estuvieran bien: el cachorro seguía en la chaqueta aunque estaba inquieto y asustado, al igual que la madre. Pensé en la posibilidad de usar el arma pero eran demasiados, me quedaría sin balas antes de acabar, así que la descarte. Solo me quedaba subir -¡Vamos! –comencé a tirar hacia arriba, llegue hasta levantar a los dos que me tenían sujeta de las piernas. Cuando tenía la mitad del cuerpo fuera saque al cachorro de mi chaqueta y lo lance, por suerte cayó bien y no parecía haberse hecho daño. Tome la cinta del bolso y comencé a tirar de él mientras sentía que el peso de mis piernas aumentaba, esta vez tenia al menos 2 o 3 necrófagos colgando y el peso me estaba tirando hacia abajo, cuando pude colocar el bolso sobre la verja, aun sujetando la cinta trate de bajarla lo más que pude y luego la solté. Escuche como chillo, seguramente la caída le habría abierto la herida, pero ya me encargaría de eso. Desenfunde mi arma y dispare a las cabezas de esos pesos muertos. Cuando me vi libre salte al otro lado. –Dios… eso fue intenso ¿Están bien? –El cachorro se me acerco y me lamio la mano, mientras que la hembra aún seguía dentro del bolso pero podía ver como se movía a la altura donde debería estar su cola –Bien, vamos. Luego descanso.

Me colgué nuevamente el bolso y coloque al cachorro dentro de la chaqueta. No alcance a dar ni dos pasos cuando vi una luz de franco sobre mi cabeza. Con lentitud lleve mi mano hasta mi cinturón, donde descansaba mi radio, pero una potente pero conocida voz me detuvo.

-¡No te muevas!

Dirigí mi mirada al puesto de franco y levante mis manos, luego volví a bajar mi mano donde estaba la radio.

¡Bang!


lunes, 21 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 5~

No sé en qué momento me dormí, pero cuando desperté está sola. Mire hacia afuera y se notaba que el sol estaba en el punto más alto, quizás eran las 12 o las 2. Me estaba estirando cuando abrieron la puerta y apareció a quien menos quería ver. Me volví a acostar y me tape hasta arriba. Escuche el pestillo y sentí como la cama se hundía al mismo tiempo que una mano se colocaba sobre mi cuerpo.

-Lo siento.

No le iba a hablar. Me reusaba a darle en el gusto.

-Sé que estas molesta por lo de Amanda. Y de verdad lo siento. No debí comportarme así.

No te voy a contestar. Cante en mi cabeza. Podía ser muy infantil cuando me lo proponía.

-Al… sé que no me he comportado… como lo hacía antes de que te lastimaran la mano. Me volví menos cariñosa y más sobreprotectora. Entiendo que te ahogara pero realmente sentía que era mi culpa, de hecho aún lo siento. Sé que no llevamos mucho de conocernos pero lo que te dije aquella vez en la habitación de tu hermana, mientras limpiábamos  es verdad. Me gustas y te amo.
-No lo parece. Que fácil desvías la mirada frente a una chica más guapa que yo –apenas me destape un poco los ojos. Quería que viera que estaba molesta.
-Sí, es guapa. Pero no más que tú.
-No me vengas con tonterías, Val. Te gusta y no te culpo. Tiene un cuerpo realmente bonito –me iba a tapar nuevamente, pero pronto me vi sin ningún escudo.
-El tuyo es más lindo.
-Lo dices para que no te haga dormir con los necrófagos.
-¿Y si fuera si… aun dormiría con ellos?
-Muérete –tome una almohada y se la arroje.
-Por ti.

De pronto me vi acorralada por el cuerpo de Val y sus brazos. La mire molesta. No iba a dar mi brazo a torcer tan fácil. Fácilmente coloque mi rodilla a la altura de tu abdomen y la golpee. Mientras se retorcía del dolor yo salí de su agarre y me coloque de pie.

-Se te olvida que hice defensa personal, Val.
-¿Qué tengo que hacer para que me creas?
-¡Quiero que dejes de mirarme con lástima!

Fue como si se le hubiera olvidado que le dolía el golpe –que por cierto no había sido tan fuerte–. Quería salir de la habitación pero ella me tomo del brazo.

-¿Te miro con lastima?
-Lo haces. Además de culpa. Me he cansado de decirte que no fue culpa tuya que esto pasara –le mostré la cicatriz que me había quedado en el brazo –Volví a sentir, puedo mover mis dedos y aunque me cuesta tomar las cosas eso no significa que soy una inútil.
-Nunca pensé que lo fueras.
-Pero no dejas de torturarte. No duermes, no comes sino estoy contigo… ¿acaso recuerdas la última vez que me besaste? Porque yo no puedo recordarlo.

Era verdad. Desde que había comenzado con mi rehabilitación había estado más con Alex y Jack que con Val. Las únicas oportunidades en que la veía eran cuando teníamos que dormir, nos tocaba la guardia o comíamos todos juntos. Había llegado al punto de pensar de que solo estaba conmigo en esas ocasiones porque no tenía opción o porque ya era costumbre, pero me reusaba a ser una rutina.
Sentí como su agarre se hacía débil, así que de un jalón me solté y salí de la habitación. Sentía como las lágrimas corrían por mis ojos. Dios, de verdad no pensé que lloraría por alguien que quizás no valía la pena.
Baje las escaleras y llegue hasta la puerta principal, ahí se encontraba la 9mm de mi papá dentro de su funda de cuero. La tome y salí corriendo de ahí, hasta me había saltado la verja para no perder el tiempo en abrirla. Corrí hasta la entrada principal, recién ahí recupere un poco de aire, estaba apoyada sobre mis rodillas tratando de respirar. De forma inconsciente fije la mirada en aquella cicatriz que había sido la causante de todo esto. Apreté la mandíbula y seque mis lágrimas.

-Necesito despejarme.

Salte la gran verja sin siquiera preocuparme por si había alguien que estuviera observando. No me importó. Una vez que estuve fuera tome cobertura. No había necrófagos muy cerca, así que estaba a salvo –de ellos al menos–. Corrí calle arriba donde encontré un gran árbol caído. Quite algunas ramas y encontré mi pequeño secreto: una Honda R3. La había encontrado hace unas semanas atrás y la había reparado dentro de mis nulos conocimientos de mecánica. Había aprendido a conducirla gracias a un ex novio de mi hermana Roseta. Me coloque un casco que había encontrado en una de las excursiones e hice que el motor rugiera, eso hizo que los necrófagos de los patios se volvieran locos y los que estaban cerca comenzaran a caminar hasta donde estaba la fuente del ruido, ósea donde estaba yo. Mantuve apretado el freno mientras aceleraba causando que derrapara un poco, cuando vi que una de esas cosas estaba cerca levante rueda y aceleré. Recorrí las deprimentes calles haciendo el mayor ruido que podía; forzaba el motor a rugir, derrapaba en las esquinas llevándome algunos necrófagos conmigo, frenaba de golpe solo para volver a levantar rueda: pero no bastaba. Normalmente no nos alejábamos mucho pero necesitaba tramo, quería acelerar lo que más pudiera. Me había detenido en una esquina solo para poder ubicarme, estaba en la intersección de Cruz con Bandera, si seguía por Bandera llegaría a la autopista.

-Espero que haya espacio suficiente.

Acelere de 0 a 120 en menos de 1 minuto, maniobre para quitarme a algunos necrófagos y automóviles que estaban en el medio. Cuando llegue a mi destino note que tenía suerte: solo una pista estaba colapsada en vehículos, seguramente trataron de escapar de la cuidad, la otra tenia uno que otro auto pero era perfecto para lo que quería. Me quite el casco y lo coloque en la parte de atrás de la motocicleta, quería sentir el viento y la adrenalina a tope. Tenía el cabello suelto y era algo que agradecía: quería olvidar todo y solo sentir la libertad.

-Si muero ahora por lo menos me sentiré bien conmigo misma. ¡JODETE VAL! ¡QUE SE JODA TODO EL MUNDO! –volví a levantar rueda y acelere a lo que me daba el motor. Sentía un zumbido en los oídos por el viento y la velocidad, pero se sentía tan ¡bien!

Debí estar al menos unas 3 horas yendo de un tramo a otro, por suerte en todo ese tiempo los necrófagos no me molestaron, los muy idiotas se tiraban de una gran altura solo para romperse el cuello y cuando llegaban a estar cerca solo recibían un tiro por mi parte. Finalmente detuve mi infantil arrebato de ira y me baje de la motocicleta. Busque en mis bolsillos hasta que di con un objeto cuadrado: la antigua cigarrera de mi abuelo. Aproximadamente, desde los 14 ya fumaba, pero no lo había hecho en mucho tiempo. Tome mi viejo Zippo y encendí el tabaco. La primera calada fue tan relajante. Me senté en el suelo con el arma de mi papá en mi mano izquierda –mí ahora, mano diestra–. No quiero volver. Y no quería, Alex seguramente estaba como energúmena, no había sido silenciosa a decir verdad y había desobedecido absolutamente todos los protocolos que YO MISMA HABIA IMPUESTO.

-Seguramente Alex me va a matar cuando llegue a casa –pronto mis pensamiento tomaron otro rumbo: Val –Quizás este preocupada también… ¡pues que se preocupe! Así tendrá una verdadera razón para sentir culpa –volví a inhalar de la adictiva nicotina –Me pregunto… ¿estará bien seguir viviendo? Quiero decir… ¿hay alguna razón para vivir? –trate de pensar en alguna razón poderosa para continuar con vida. Mis padres habían muerto, la que consideraba mi novia simplemente no la entiendo –aunque no recordaba que me lo hubiera pedido–.

Mi mente era un manojo de ideas y recuerdos, llegue a rememorar la vez que en el supermercado estuve a punto de morir y las palabras de val retumbaban en mi cabeza “¡Qué hago yo sin ti! ¡¿DIME?!”. Ahora esa pregunta estaba en mi mente “¿Qué hago yo sin ella?”. Sin darme cuenta el cigarro se había terminado por consumir solo, así que lo lance lejos y sobre la misma prendí otro.


sábado, 5 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 4~

-Pasaras la noche aquí, con nosotras. Mañana decidiremos que haremos contigo.

Todas parecían sorprendidas de mi cambio, pero no podía evitarlo. Necesitaba pensar y la forma en que Val miraba a Amanda no me ayudaba. Le pedi a Andrea que la llevara a casa y que se asegurada de que no fuera a escapar. Val se había ofrecido a hacerlo, pero una reprimenda con la mirada fue suficiente para que descartara su idea.
Luego de eso, todas se retiraron. Cuando estuve a solas con Alex la senti abrazarme por la cintura. Ella me conocía demasiado bien, sabia que estaba molesta conmigo misma.

-Hey, Val te ama ¿lo saber, verdad?
-¿Acaso no la viste? La miraba como me mira a mi… o me miraba. Desde que me lesione no ha vuelto a mirarme asi, solo con lastima y culpa.
-Vamos. Tal vez… sentía curiosidad… ok, no, eso suena peor.

Nos quedamos en silencio un rato. Solo podíamos escuchar el viento, el crepitar de fuego y los gemidos de nuestros guardias. Senti como Alex me tomaba de las manos y hacia que me abrazara a mi misma mientras ella me envolvía en un abrazo. Podía sentir como su corazón palpitaba en mi espalda. Realmente era relajante.

-Confia en ella –senti como se me ponía la piel de gallina porque me había hablado demasiado cerca del oído –Queda poco tiempo para que amanezca ¿te parece si volvemos y descansamos?
-Suena bien.

Deshicimos el abrazo y tomadas de la mano volvimos a casa. Mientras caminábamos platicábamos con respecto a lo que haríamos con Amanda. Quedamos en que si era de utilidad se quedaría, si era una carga le daríamos provisiones y le prediríamos que se fuera. Cuando llegamos a casa no nos sorprendio ver a todas de pie, despues se había interrumpido las horas de sueño. Lo que nos sorprendio fue ver a Val con uno de los tantos libros que había conseguido en sus salidas. También me fije que Amanda estaba sentada en el sofá mientras se sujetaba el hombro.

-¿Qué haces, Val?
-Estoy buscando como colocar un hombro en su lugar ¡Aquí esta! ¿Me ayudas?

¿Enserio? ¡Agh! Finalmente termine accediendo solo porque se veía que realmente le dolia. Me acerque a Val y le quite el libro. Se mostraban algunas imágenes de como se podía dislocar el hombro o glenohumeral. Dios, definitivamente la salud no era lo mio. La mas común parecía ser cuando la cabeza de hueso se salía hacia adelante… bla, bla, bla… “se debe corregir la postura usando sedantes o anestecia”… genial, no tenemos de eso. Continue leyendo. Había una técnica mas sencilla pero cabia la posibilidad de que no terminara bien acomodada.

-Tecnica de Kocher.
-Es lo único que podemos hacer, no tenemos anestesia asi que va a doler mucho
-Ok, yo lo hago.

Me acerque a Amanda y le ayude a ponerse de pie. Le explique que haríamos lo que decía el libro, pero como ninguna sabia como reacomodar una articulación podía ser que no quedara bien. Ella simplemente acepto, no le quedaba de otra. Le ayude a llegar a la mesa del comedor y quite todo lo que había sobre ella. Luego, con ayuda de Val terminamos por romper la camiseta que estaba usando dejando un bonito corpiño a la vista; la acomodamos de espalda con el brazo dislocado de forma accesible.

-Ok, según esto –dije apuntanto el libro –Y lo que estoy viendo tenemos suerte porque es una lesión típica de hombro, de haber sido mas grave no se si habriamos podido arreglarlo. Dame un momento –volvi a tomar el libro para leer como realizar la técnica pero la descarte al momento de leer mas abajo: “no se recomienda por el alto riesgo de fractura”. Maravilloso. Segui ojeando pero no parecía que hablara de otra técnica. Volvi a leer el capitulo rápidamente y note que la lesión no tejaba elevar hombro y abrilo, asi que por lógica si hacia esos movimientos debería de volver a su lugar –Ok, plan B. Escucha amanda, esto va a doler. Y hablo enserio. Necesito que confies en mi y te relajes.
-Esta bien.

Respire profundo y tome su brazo para flexionar un poco su codo. Pude ver como su cara se deformaba de dolor pero no podía parar ahora. Con poca fuerza y lentamente hice que abriera el brazo, coloque mi mano sobre su hombro para ir asegurándome de que no se saldría para otro lado. Segui en eso cuando siento en mi palma como algo se reacomoda.

-Listo ¿Cómo lo sientes? –lleve mi mano hacia mi frente y seque el sudor que había caído, dios, y solo por los nervios.
-Ya no duele tanto. Gracias –me quite la corta vientos y se la coloque, habíamos destruido su camiseta, no podía dejarla asi, menos con Val comiéndosela con la mirada.
-Aquí dice que tienes que tener tu hombro en reposo y ojala no moverlo, al menos por unos días, quizás una semana. Luego tienes que hacer ejercicios para hombro, espalda y pectoral. Quizás te pueda ayudar con eso – ¿Val, quieres dormir con los necrófagos verdad? ¡Pues, al diablo contigo!
-Me voy a dormir. Val, haz algo productivo y lleva a Amanda a la habitación libre.

Estaba molesta, muy molesta. Subi las escaleras casi dando pizotones. Cuando llegue a mi cuarto me encontré con la sorpresa de que Alex me estaba espedando. Cerre la puerta y le puse pestillo. No quería ver a Val.

-Al…
-Ahora no, Alex –fui hasta mi comoda y saque una enorme polera. Me desvestí y me la coloque. Solo me había quedado en bragas -¿Me haras un lado?
-Es tu cama, no la mia.

Me coloque junto a ella y cerre los ojos. Sentí como colocaba las frazadas sobre nosotras y ella me envolvía en un abrazo protector, pero menos asfixiante de los que me suele dar Val al momento de dormir. Podía sentir el lento ritmo del corazón de Alex. Era tan arrullador. Estaba en la delgada línea del sueño y la consciencia cuando escuche que tocaban a la puerta.

-¿Alicia? ¿Al, estas dormida?
-Es Val
-Que se joda –me acomode aun mas cerca de Alex.
-¿Al? –silencio. Luego se escucharon unos pasos alejándose.
-Parece que se fue.
-Que duerma con Amanda, no me interesa –escuche como aguantaba las ganas de reir.
-Eres adorable cuando estas celosa. Me recuerda a cuando te podias celosa de mi ex novio.
-El tipo era un idiota y un patan.


viernes, 4 de noviembre de 2016

Hay una salida ~capitulo 3~

-Todo el mundo, ocúltense. Dare la señal –Alex tomo mi radio para poder dirigir a todas. Ella siempre era la que daba las instrucciones de ataque.
-¡Roger!
-Veo movimiento, Al. Cerca de barricada de autos. Parece que es una persona y tal parece que esta herido.

Active la mirilla del franco –que era de visión nocturna–. Podía ver a una persona. Estaba escondida entre los auto. No parecía tener intenciones de entrar, solo parecía sobrevivir.

-La tengo en la mira, Alex. ¿Qué hago?
-Dale una advertencia. Andrea, ¿me escuchas?
-Fuerte y claro.
-Tu eres la mas cercana, quiero que le adviertas de que no es bienvenido.
-Bien.

Me estaba preparando para disparar cuando note mas movimiento, esta vez era un grupo un poco mas grande que el nuestro, pero no parecía que vinieran con la persona que es escondia entre los autos. Los observe bien y me di cuenta de que era gente de Felipe. Rapidamente le quite la radio a Alex.

-Andrea dejalo pasar ¡Rapido!
-¿¡Pero tu estas loca!? –Alex me quito la radio de vuelta. Estaba a punto de volver a dar la orden cuando tome su muñeca y me coloque frente a ella.
-Viene el grupo de Felipe, luego nos encargamos de “invitado”, sino hacemos algo rápido se colaran.

Rapidamente vi como Andrea le hacia señas a la persona para que entrara. Ágilmente salto la verja y se oculto detrás de un pilar. Justo en ese momento llego la comitiva de Felipe. Abrieron fuego a diestra y siniestra. Ellos no sabían donde estábamos, pero desde nuestra posición privilegiada teníamos visión perisferica. Como Alex aun no daba la señal nadie se movio de su lugar. Vi como un pobre diablo se acercaba a la cerca y cuando estuvo a punto de escalar, dispare. El tiro fue certero. Head Shot. El tiro fue la señal. Abrimos juego contra ellos haciéndolos caer como moscas. Habiamos practicado mucho para no tener que desperdiciar municion, por lo que cada tiro era preciso. Estábamos en eso cuando escuchamos un grito agonico desde las casas del ala norte, al parecer se habían tratado de colar por los patios y no vieron nuestras hambrientas defensas. Bueno, era momento para que comieran.

-¡Retirada! ¡Vamonos de aquí! ¡O esas cosas nos cerraran el paso!
-¡Y no vuelvan, asquerosos putos! –grito Alex desde nuestro escondite.
-¡No podrán defender por siempre el lugar!  ¡Solo aguarden!

Luego de eso, los que sobreviveron a los necrófagos y a nosotras se retiraron corriendo como unas maricas. Lo malo era que todo el ajetreo había atraído la atención de los necrófagos que estaba cerca de nuestro territorio, además de que habían agitado a los que protegían los patios de las casas. Dimos la señal de retirada. Nos reuniríamos en la fogata central para decidir que haríamos con nuestro invitado. Solo esperaba que nuestras mascotas no fueran a destruir los muros, o tendríamos que darles de comer para que se queden tranquilos. Aunque gracias al grupo de que había venido ahora podríamos alimentarlos.

-Espero que sepas lo que haces, Alicia.
-Bueno, no me equivoque con Val o Jack. Vamos, Jack.
-Esta bien –el chico coloco el seguro a al arma y la dejo en su lugar.
-Lo hiciste bien, chiquillo –Alex le revolvía el pelo al chico, que ya se notaba que necesitaba un corte.
-Gracias, Alex.

Bajamos del puesto de franco y caminamos donde se encontraba una enorme hoguera. En ella poníamos los cuerpos de los necrófagos que ya no eran de utilidad, además de la basura. No era de nuestro agrado el hedor que salía pero no podíamos dejarlo asi o nos llenaríamos de ratas.
Cuando llegamos note que nuestro “invitado” en realidad era una chica, una muy guapa a decir verdad. Era la mas alta del grupo y también se veía mayor que nosotras. Hace mucho tiempo entre todas habíamos decidido que quieres dirigirían al grupo seriamos Alex y yo, Alex como la líder y yo como su capo. Asi que debíamos decidir juntas que haríamos con ella. Podíamos darle algunas provisiones y luego hacer que se largara, o, si era útil dejar que se quede, pero debía estar dispuesta a recibir ordenes de unas niñas.
También note que se sujetaba fuertemente el hombro, pero no se veía que la hayan mordido.

-¿Quién eres? –Vi como Alex desenfundaba una Glock y apuntaba a la chica, que por cierto, estaba temblando.
-Yo…
-Alex, baja eso. La estas asustando –tome suavemente el cañon del arma y la baje.
-¿Cómo puedes estar tan tranquila? Puede ser una trampa de Felipe.
-No lo se, solo se que tengo un buen presentimiento –me acerque hasta donde estaba ella, que era el centro de nosotras, la habíamos encerrado -¿Cómo te llamas?
-Soy… Amanda.
-Soy Alicia. ¿Tu eras la que estaba dando tiros como si no hubiera mañana?
-Si, estaba huyendo. El grupo en el que estaba fue masacrado por un grupo aun mas grande, nos separamos, no se si alguien mas sobrevivio.
-¿Qué te paso en el hombro? –esta vez fue Nicole quien pregunto, iba a apuntarle pero la reprendi con la mirada.
-Venia en auto y choque. Creo que esta dislocado.
-¿Como sabemos que es verdad y no es una trampa? –Se notaba que Fernanda estaba ansiosa y a la vez nerviosa. No nos confiábamos de nadie porque hasta ese entonces nadie de confianza había parecido.
-Solo pueden confiar en mi palabra. Mi grupo se refugiaba en una universidad cercana, este grupo llego con tanquetas de fuerzas especiales modificadas y arrasaron con todo. A las mujeres las atraparon, pero a los hombres… bueno, al parecer no eran de utilidad. Yo logre escapar solo porque en ese momento me encontraba patrullando.
-Tal vez sea el grupo de Felipe –Alex se había acercado a mi y me había susurrado al oído –Si la dejamos ir tendrá el mismo destino que sus compañeros o peor, tendrá el destino que nos tiene preparado Felipe y sus hombres.

Todo era muy confuso. Como mujer no podía permitir que abusaran de otra si estaba en mis facultades evitarlo, pero dejar que se quedara también tenia sus riesgros, entre ellos que ya no nos quedaba tanta comida, pero también estaba el hecho de que seria otro par de manos y ojos.
Mire al resto del grupo buscando algun tipo de respuesta, pero solo me encontré con la penetrante mirada de Val en la chica, parecía que la estaba analizando y eso me puso muy celosa.


sábado, 29 de octubre de 2016

Hay una salida ~Capitulo 2~

Una vez en el suelo camine hacia el oeste, no eran muchas casas en esa zona, pero era la que más necrófagos tenia porque estaba aún costado del acceso, por ende una zona complicada. Volví a repetir todo lo que había hecho con anterioridad, contabilice a los necrófagos, revise  que no hubieran moros en la costa y también que los muros estuvieran en perfecto estado.

-La zona oeste también esta OK –justo en ese momento la radio chicharreo dándome un susto de muerte.
-¡Mierda! Alex me asustaste.
-Lo siento. ¿Estás bien?
-Sí, solo… De acuerdo, aquí también estamos 10-4 ¿Escuchaste los disparos?
-Sí, parece que era por la zona norte, pero se oían muy lejos.
-Igual podríamos estar atentos a esos disparos, a lo mejor es alguien huyendo de otro grupo o alguien que solo trata de sobrevivir. Ya sabemos cómo es el ser humano cuando trata de vivir a costa de los demás… somos despreciable.
-Veámonos en la fogata central. Hay que revisar que no se apaguen, además… -justo la comunicación se cortó.
-¿Alex? ¿Alex, estas ahí? –Escuchaba algo de estática desde el otro lado -¿Alex?
-Perdón, creí escuchar algo.
-No me des esos sustos. Quédate ahí, voy para allá.

Mierda. ¿Cómo se le ocurre darme esos sustos? Ya vera cuando llegue con ella. Camine sobre el muro y luego salte fuera del alcance de los necrófagos. A paso veloz fui hasta la zona donde debería estar Alex. Escuchaba el crepitar de la leña, o lo que fuera lo que se estuviera quemando en las hogueras, cada vez que pasaba junto a ellas. Para mi ese sonido era como hipnótico. Pero fui sacada de mi ensueño por el sonido de disparos, esta vez más cerca. Trate de poner atención desde donde venía el sonido cuando se escuchó otro tiro.

-Parece que se acerca a nuestra posición. Tendremos problemas si llega a venir por aquí, con todo ese ruido de seguro atraerá a una horda –desde que todo esto había empezado se me había dado muy bien el hablar conmigo misma, aunque trataba de hacerlo en solitario, no quería que las demás pensaran que estaba loca.

Preferí no darle importancia para poder encontrarme con Alex lo antes posible. Esta vez comencé a correr. Cuando llegue a la zona oeste encontré a mi amiga junto a una hoguera, seguramente estaba entrando en calor, el invierno estaba a la vuelta de la esquina y ya se podía sentir frio en las noches.

-Los necrófagos están bonitos y gorditos.
-Sabes, extraño Madagascar. Me gustaría verla otra vez.
-Sabes… me preocupan un poco esos disparos. Hace mucho tiempo que no escuchábamos una señal de vida que no fueran los idiotas de grupo de Felipe –vi cómo se frotaba las manos y luego los brazos -¿Crees que debamos preocuparnos?
-No lo sé, mejor patrullemos juntas
-Pero eso dejara muchos flancos al descubierto.
-Puede ser, pero velo así: un o más humanos tratan de huir de lo que parecen ser más humanos o quizás necrófagos, ellos quieren sobrevivir sin importar el costo… no dejare que algo nos pase. Si estamos juntas será más fácil hacer frente si es que llegan hasta nuestro territorio.
A Alex no parecía agradarle la idea, nos habíamos mantenido como estábamos porque teníamos todo fríamente calculado y éramos muy estrictas en protocolo. Vi que iba a protestar cuando escuchamos otros 5 tiros, esta vez aún más cerca, además del ruido de motores. Rápidamente tomamos posición, ambas fuimos al puesto de francotirador y nos ocultamos.

-Les avisare a las demás –tome la radio y cambie la frecuencia para que todas pudieran escuchar. Junto en el costado de la radio había un botón de “Hey, te están llamando”, hacía sonar un pitido molesto –Tenemos problemas. Código 3. Alex y yo estamos en el puesto de francos.
-¿Qué sucede? Dios, recién había cerrado los ojos.
-Código 3. Posiciones ¡Ahora!
-Vamos para allá –pude escuchar la voz de Val desde el otro lado –Y chicas, no se arriesguen, quédense en posición.
-Corto.


Justo en ese momento escuchamos un gran choque y más disparos. Luego de eso… silencio total. Tome el franco y pase la bala. Tome posición a la espera de algo, o alguien. Tenía la esperanza de que quien fuera la persona o personas que estaban huyendo eran buena gente. Muy pronto todo el grupo había llegado y había tomado posiciones. Jack llego junto a mí y Alex le cedió el puesto, pero no se movió del lugar.

viernes, 28 de octubre de 2016

Hay una Salida ~Capitulo 1~



Si me hubiera dicho hace 6 meses atrás que la humanidad iba a llegar a su fin igual que una película de apocalipsis Zombie no lo habría creído. Si hace 6 meses me hubieran dicho que iba a verá mis padres descuartizados, tampoco lo hubiera creído. Si hace 6 meses me hubieran dicho que un imbécil haría que perdiera la sensibilidad de mi mano derecha, tampoco lo creó. Si hace 6 meses me hubieran dicho que era lesbiana, menos les creo y aparte de eso habría golpeado a la persona que siquiera insinuara aquello yo pensaba que era extraño, y al mismo tiempo normal. Pero aquí estoy, después de los 6 meses más largos de mi vida, recostada sobre el pecho de una mujer, disfrutando del acompasado ritmo de su respiración y el tranquilo sonido de su corazón. Estos meses que han pasado han sido difíciles para todo el grupo. Más porque teníamos un grupo rival que nos querían quitan nuestro refugio y además de querer algo aún más asqueroso y despreciable con nosotras. Algo menos humano. En este grupo todas éramos mujeres, exceptuando a Jack, mujeres sanas y jóvenes. Supongo que es tentador en un mundo donde todo se fue a la mierda. Pero hemos sabido sobrevivir. Por mi parte tuve que aprender a usar mi mano izquierda para todo. Al principio fue horrible. Todas las noches lloraba y maldecía al hijo de puta que me había hecho esto, pero Val había sabido como consolarme. En muchas ocasiones salió en busca de lo que pudiera ayudarme a sentir nuevamente mi mano; libros de anatomía humana, médicos, enfermeras, pero no había suerte. Yo ya me había resignado a que ahora era zurda, aunque viéndolo de otro punto de vista siempre había querido ser zurda. El tener que volver a aprender a hacer todo otra vez fue frustrante, pero gracias a mis amigas lo había logrado. Aprendí a comer,  aprendí a disparar, aprendí a valerme por mi misma nuevamente. Fue difícil, dolió, y vaya que dolió la recuperación pero cuando pude disparar correctamente a una diana sabía que todo mejoraría. Habíamos creado una zona de tiro estática, móvil y real. La práctica estática había sido fácil hasta cierto punto, pero la de tiro móvil había sido horrible y ni hablar de la real. Ya no recuerdo cuantas veces me habían salvado de perder un trozo de mi cuello durante la práctica, porque usábamos necrófagos reales. Muchas veces me dijeron que ya no eran necesario que siguiera intentándolo, que era peligroso, pero no quise escuchar y seguí practicando hasta que mejore aún más mis  habilidades, si podía presumir era aún mejor de lo que era antes, al menos disparando. Lo que era manejo de otro tipo de armas aun no tenía buenos resultados. Las sentía muy pesadas así que mi manejo era pésimo. Pero ya mejoraría, tenía que mejorar.
De vez en cuando el otro grupo, el grupo de Felipe, venía a tratar de controlar del lugar pero entre todas lográbamos encargarnos de ellos; Alex, Nicole y Val se encargaban del ataque frontal y Andrea y Fernanda eran el apoyo táctico y Jack y yo éramos francotiradores. De algún modo lográbamos sobrevivir y mandarles un mensaje: tendrán que hacer algo mejor si quieren ganarnos. Por suerte sus cadáveres nos permitían cazar más necrófagos para nuestras prácticas y aumentar nuestra seguridad. Aparte de usarlos como tiro al blanco los usábamos como un medio de defensa. Había sido idea de Andrea. Cuando había ido en misión de reconocimiento se encontró con una casa que serviría como fortaleza y podríamos dejar de preocuparnos de Felipe y su grupo. Pero cuando intentó ingresar y ver si era seguro dio media vuelta, el patio delantero y trasero estaba lleno de necrófagos, nadie podía entrar ni salir por lo que se podía ver. Pero eso le dio la idea de llenar los patios de las casas que quedaban fuera del perímetro y dejar un sólo acceso de emergencia que sólo nosotros conocíamos y era difícil acceder sino conocías la zona de la que nos habíamos adueñado. Esta táctica es peligrosa pero efectiva. Los obligaba a ir por un sólo camino, ya que la otra entrada la teníamos completamente bloqueada con automóviles y la reja la habíamos electrificado, gracias a Val. Estábamos a salvo, por el momento. Teníamos mucha comida enlatada y no perecible, teníamos mucha agua, teníamos generadores que habíamos modificado para que funcionaran con energía solar y eólica, además de que teníamos un sistema de recolección de agua, sólo tenía que llover para saber si funcionaba. Sino funcionaba teníamos un plan B: habíamos recolectado contenedores limpios y los habíamos puesto en lugares donde sabíamos que era imposible que se ensuciara el agua. Se podría decir que habíamos pensado en todo, también tratábamos de que cuando salíamos fuera de forma errática, no solíamos salir los mismos días o a la misma hora, así nos asegurábamos de que si había alguien vigilándonos no pudiera entregan una información fidedigna.
El reloj marcaba poco menos de la media noche, era momento de mi guardia. Con cuidado me levante, no quería despertar a Val, aunque ya habíamos hablado el tema de que mi lesión no era su culpa aun no podía superarlo, no dormía bien, tampoco comía mucho y cuando sale a buscar algún tipo de ayuda para mi suele ir demasiado lejos, y por seguridad nos movemos a pie ya que un motor llamaría la atención que no queremos. Una vez que estuve libre de su “mortal” abrazo me coloque unos tenis y tome un corta vientos para el frio. Cerré suavemente la puerta de la habitación y me encontré de frente con Alex.

--¿Esta vez fue más fácil escapar de tu mujer?
--Ja-ja, que graciosa. Me estoy volviendo más hábil con la práctica.
--Sera mejor que vayamos ya, según me conto Jack el grupo de Felipe ha estado un poco más activo de lo que suele estar. A veces me sorprende ese niño.
--Es nuestra arma secreta, sino fuera por él quizás quien sabe que nos habría pasado ese día que vimos la primera horda.
--Tienes razón.

Llegamos hasta la primera planta donde estaban Nicole y Fernanda volviendo de su ronda. Al parecer no había movimiento. Se despidieron y fueron a dormir, nosotras teníamos la última ronda de la noche. Habíamos alargado un poco las rondas para que todos pudiéramos descansar y trabajar. Tome la 9mm de mi padre y Alex tomo un subfusil que habíamos tomado de la casa de Miguel, nos aseguramos que las radios tuvieran carga completa, además de munición extra y luego salimos. Todo estaba muy oscuro, era como la boca de un lobo, pero en los alrededores habíamos colocado algunas hogueras que se mantenían prendidas hasta que haya luz de día, el trabajo de Nicole y Fernanda es asegurarse de que todas están prendidas, el nuestro es patrullar en la noche y asegurarnos de que las hogueras no se apaguen hasta que el día llegue.

-Ok, hay que asegurarse de que los necrófagos no pueden escapar, si el acceso es seguro para nosotras, si la cerca aun esta electrificada y si no hay posibilidad de infiltrarse.
-Además de ver que las hogueras no se apaguen o no podremos ver nada.
-Yo me encargo de los necrófagos del este y sur, tu del norte y oeste, cuando estemos listas iremos a ver el acceso y la cerca.
-De acuerdo.

Antes de separarnos nos pusimos en el mismo canal para que si pasara algo le avisáramos a la otra o si la cosa se ponía fea ponernos en contacto con el resto del grupo y así activar el plan de escape. Tener que revisar que los necrófagos estaban bien era la parte que no me gustaba hacer durante las rondas, teníamos que subir a los muros que separaban las casas y luego pasear sobre ellos asegurándose de que no habían roto ninguno, mi problema es que subir aún se me complicaba por mi mano y el tener que caminar sobre una gran masa de carne podrida no era agradable. No había de otra. Con algo de esfuerzo subí al muro, vi como los necrófagos más cercanos estiraban sus asquerosas manos hacia a mí, tratando de alcanzar un trozo de mí. Encendí mi linterna y empecé a revisar que no hubiera ningún problema. Los muros parecían estar bien, también parecía que no habían ningún necrófago de más, si, los teníamos enumerados ya que así nos dábamos cuenta cuando alguien trataba de entrar y con el apuro no notaba que habían necrófagos desde el otro lado. Ya había ocurrido y para fortuna de nosotras había sido uno de los hombres de Felipe. Desde el otro lado habíamos puesto advertencias por si algún superviviente quería entrar. No queríamos que gente inocente muriera por nuestra barrera, pero era necesario si queríamos sobrevivir.

-El lado sur está perfecto, todo en orden, no falta ni sobra ninguno –tome mi radio y presione un botón para abrir la comunicación.
-El lado norte tampoco parece tener problemas, al parecer tampoco sobra nadie -Voy al lado este.
-De acuerdo.

Iba a bajar del muro cuando escuche un ruido a la lejanía. Eran disparos, pero no parecían ser de un grupo, de hecho se escuchaba como si fuera una o máximo 2 personas. Seguramente alguien que morirá esta noche.


jueves, 4 de febrero de 2016

No se si te quiero, pero te quiero cerca


la imagen fue tomada prestada del DevianArt de selena cruxe's

Todos quienes me conocen saben que las mañanas no son buenas para mí y esta no era la excepción. Anoche mi padre y yo habíamos discutido nuevamente con respecto a HA, pronto cumpliría la mayoría de edad y el viejo me dijo que no me seguiría pagando la educación si yo no desidia estudiar lo que él quería y que heredara la compañía West.ltda, si quería seguir con mi “etapa artística” tendría que pagarla yo. Al final decidí que tendría que buscar algún trabajo, los negocios no eran lo mío y luego de eso me encerré en mi habitación. Todo lo que se podía cortar, lo corte; todo lo que se podía romper, lo rompí; al final mi habitación fue quien  sufrió las consecuencias de mi ataque de ira, y también mi despertador también paso a mejor vida por lo que ahora me encuentro en esta situación: son las 7:30 y mis clases empiezan a las 8:00. Me levante de la cama y fui corriendo a darme una ducha, había escogido el peor día para quedarme dormida, tenía que entregar un guion a primera hora de la mañana y el este profesor era el único de toda la escuela que no me temía, así que no valía de nada tratar de amenazarlo. Mientras sentía que el agua caliente se deslizaba por mi cuerpo y se perdía por la cañería escuche como la puerta de mi habitación se abría y la de baño también, los únicos que vivíamos aquí éramos mi padre y yo, así que ya sabía quién era.

--Jadelyn, tengo un viaje de negocios, volveré en 3 meses. Limpia tu desastre y recuerda lo que hablamos anoche. –Luego de eso la puerta se cerró. Escuche como el auto de mi padre se encendía y se perdía en el ruido de la ciudad.

Hijo de puta.

Cuando termine de bañarme tome unos pantalones negros, una camiseta negra, una camisa de franela roja con negro y mis botas de combate para poder vestirme. Mire la hora 7:45. A este paso llegaría tarde y tendría que conducir.

--Odio conducir de día.

Luego pensé en mi novio Beck. Lo llamaría para que viniera por mí y así no tener que conducir.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos… Cinco tonos. Su llamada será transferida a un buzón de mensajes.

--¡Tienes que estar bromeando!

Beck siempre contesta el teléfono, había decidido ignorar mi llamada. De eso no había duda. Desde hace unas semanas que nuestra relación no está bien, y por primera vez de los cuatro años que llevamos siendo novios no era mi culpa, si no de él. Empezó con una extraña inseguridad, luego dejo de tratarme con su característico cariño y ahora me ignora, las peleas habían sido frecuentes pero no las comenzaba yo, él era quien lo hacía.
Volví a marcar y fue la misma respuesta. Iba a tirar mi pearphone contra el muro cuando comenzó a sonar. Mire el identificador y note que decía “Vega”.

--¿Qué quieres Vega?

--Buenos días para ti también Jade.

--No tengo mucho tiempo, voy tarde y aun no tengo mi café, así que habla –mientras agarraba el teléfono contra mi hombro arregle mi morral y metí con mucho cuidado mi guion en él.

--Entonces llamo en buen momento, también voy tarde y estaba pensando…

--No voy a llevarte Vega, no tengo tiempo para llevarte al desierto y odio tener que conducir de día.

--No es eso Jade –la escuche suspirar dolida, que buena forma de empezar mi mañana, haciendo sentir mal a Vega. Sonreí. –Aprobé mi examen de conducir hace 3 semanas y mis padres me regalaron un auto de segunda mano para que pueda moverme y como me quedas de paso me iba a ofrecer a llevarte, pero como no tienes tiempo… --mire el reloj que había sobrevivido en mi habitación, un reloj en forma de tijeras que colgaba en mi pared, este marcaba las 7:50.

--De acuerdo, ya que te ofreces tan amablemente aceptare. Veamos que tan bien conduces.

--Paso por ti en 5 minutos, te llevo un café. Llegaras a tiempo a tu clase de guiones. Adiós.

--Espera, ¿Cómo sabes…? –tono. Me colgó. ¿Cómo sabía que tenía que entregar un guion a primera hora en la mañana?

Guarde mi teléfono en mi bolsillo y tome mi morral, cuando iba bajando las escaleras escucho un claxon fuera de mi casa, asumí que era Vega así que solo salí. Ahí estaba Vega esperándome al lado de la puerta del copiloto, abierta. Solo me subí y ella cerró la puerta, la vi como rodeaba el auto y entraba a la cabina. El auto no era nada del otro mundo pero cumplía su función de transporte: un Kia Morning ® azul, quizás del año 2013.

--En el mug está tu café, espero te guste, lo hice yo –escuche como el motor ronroneaba en cuanto Vega hizo contacto.

--Si lo hiciste tú debe estar horrible Vega. Comprare uno después de mi clase de guiones –mire el mug que se encontraba en el posa-vasos, era negro con tijeritas plateadas adornándolo ¿de dónde lo había sacado y porque yo no lo tengo en mi poder?

--Es café colombiano, Jade –la vi centrar su vista y atención al camino mientras conducía a una buena velocidad; ni muy rápido ni muy prudente –antes de ponerlo en la cafetera batí el café con un poco de agua fría. Cuando le pones el agua caliente encima solo se deshace y pierde sabor. Si lo haces como yo lo hice el olor a café que emana al poner el agua caliente es exquisito y su sabor es más concentrado.

Tentada porque era café colombiano lo tome de donde estaba y lo destape, el olor a grano de café que emano la taza se podía comparar a una cafetería completamente cerrada. Olía delicioso, pero no podía admitirlo en voz alta, menos a Vega. Me lo acerque hasta mis labios y le di un sorbo. No solo olía bien ¡sabia increíble! Aunque intente por todos los medios que no se notara que me había gustado no lo logre, y ella lo notó. Sentí si mirada sobre mi cuando se detuvo por un semáforo en rojo. Ella estaba sonriéndome…no, ella estaba sonriendo por mi expresión de gusto. Esta feliz de que a mí me guste su café.

--No esta tan del asco. Muy bien Vega –rápidamente volví a mi expresión seria para darle otro sorbo pero me era difícil mantenerla, estaba muy rico. Hasta podría decir que es el mejor café que he probado.

--Qué bueno que te gusto. Estuve aprendiendo como hacerlo.

--¿Por qué…?

--Llegamos. Corre, se te hace tarde para entregar tu guion –era cierto. Ya habíamos 
llegado y Vega se había estacionado sin que me diera cuenta, estaba perdida en el sabor del café. Tome mi morral y baje del automóvil. Todo era muy raro: primero, Vega sabe mis horarios; segundo, Vega aprende a hacer un café increíble, además de que es café colombiano.

Camine a grandes zancadas hasta entrar en HA, pero antes de cruzar por completo las puertas voltee a verla: ella me estaba mirando con una expresión muy rara, era como si estuviera feliz, pero al mismo tiempo no. Ya pensaría en eso después. Volví a darle un sorbo al mug.

--Que buen café.

Una vez que llegue al salón el profesor estaba pidiendo los guiones. Él me miro con severidad y estiro su mano para que yo depositara mi trabajo en ella. Busque en el morral y se lo entregue.

--Quiero recordarles que este trabajo equivale al 60% de su calificación final y los mejores serán enviados al concurso “guionista del mañana” y tendrán la oportunidad de que su obra se filme. Será una película de segunda, pero será vista por todos en California. Ahora pueden retirarse. Los resultados estarán el próximo mes. No es necesario que vengan la próxima semana, preséntense en un mes.

Si me podía ir lo haría. Tome mi morral y salí del salón. Tenía hambre, no había preparado nada de desayunar. Me iba a resignar cuando recordé que tenía algo de dinero extra en mi casillero. Camine por los vacíos pasillos hasta llegar al principal, donde estaba mi casillero lleno de hermosas, filosas y peligrosas tijeras. Coloque mi clave y me encontré con una agradable pero extraña sorpresa: un croissant y fruta picada, fresas para ser precisa. Había una carta doblada sobre el pan.

Supuse que no habías tenido tiempo de prepararte nada de desayuno así que me tome la libertad de hacerlo por ti. Quizás tampoco tengas almuerzo así que puede que tengas otra sorpresa hoy.
Vega.

Ahora si estaba confundida. Sentí como mi rostro enrojeció por culpa de este gesto tan…Vega. No recordaba la última vez que alguien había tenido estos detalles conmigo: el que me fuera a buscar sin que se lo pidiera, que esperara a que subiera al auto para cerrar la puerta, que preparara algo que me gusta de una forma increíble y que hiciera el desayuno solo porque pensó en mí. Beck nunca hizo nada de eso, si bien el me compraba mi café de las mañanas nunca se dio el tiempo de prepararlo el mismo, normalmente lo hacía yo, jamás me preparo el desayuno, de hecho dudo que sepa cómo usar el tostador.

--¿Jade que sucedió? ¿El señor Wolf no te dejo presentar tu trabajo? –Vega venía con un cuaderno entre sus manos, estaba usando sus lentes.

--Si lo presente. En un mes me dirán si soy tan buena como para que mi guion sea elegido para hacer una película con él. Hasta entonces estoy libre de la clase de Wolf –sentí como algo dentro de mí se removió cuando detalle en cómo estaba vestida Vega: estaba usando unos jeans que se amoldaban muy bien a sus finas y largas piernas, una polera blanca que hacía que su piel se viera más oscura pero no por eso se veía mal, aparte estaba usando una chaqueta de cuero negra, y todo el conjunto finalizaba con unas botas negras. Mi corazón latía deprisa, me sudaban las manos y sentía algo extraño en el estómago.

--¿Estás bien? Estas roja Jade, no tendrás fiebre ¿verdad? –la vi acercarse a mí y estirar su mano. Iba a tocarme, no podía dejar que me tocara ¡No me toques! –No parece que tengas fiebre, quizás el café estaba muy caliente –Vega estiro su mano y la acomodó sobre mi frente mientras hacía lo mismo en la suya, comparando temperaturas –Veo que encontraste mi sorpresa ¿te puedo acompañar en tu desayuno?

--…Claro –deje que me tocara, no hice nada para evitarlo. No lo entiendo. No me gusta que me toquen, pero cuando lo hizo…se sintió muy bien. Vi como tomaba la pequeña bandeja en donde estaba todo acomodado. No la había notado. Cuando paso junto a mí un agradable olor a vainilla con algo más me inundó --¿A que huele? –no pude evitar que esa pregunta saliera de mi boca.

--Puede que sea mi perfume nuevo, huele como a cappuccino de vainilla ¿es muy fuerte?

--No, huele bien. De hecho huele delicioso --¿¡Qué dije!?

--Gracias, lo tomare como un alago.

La vi emprender camino al café asfalto, yo solo cerré mi casillero. Aun podía sentir esa extraña sensación en el estómago y se había hecho más fuerte cuando sentí su perfume. Cuando iba a caminar sentí otra extraña sensación, pero esta estaba en un lugar que no debería ser: en mi ropa interior. Estaba húmeda. Esto no puede ser…no puede pasar…ni con Beck me pongo así…estaba excitada…estaba húmeda…estaba así por Vega…Victoria Vega me había hecho humedecer mi ropa interior solo con sus gestos, con su perfume, con su trato y tacto.

--¿Vienes Jade?

--Ya voy.

Esto era muy extraño, no debía pasarme, yo soy 100% hetero. No es posible que mi libido aumente por una mujer, y menos por culpa de Vega.
Cuando llegamos al café asfalto notamos que no había nadie más que Festus en su camión. Así que tomamos lugar en nuestra mesa de siempre. Iba a probar el croissant cuando un cuchillo de plástico apareció frente a mí y lo partió a la mitad, solo en ese momento note que estaba relleno con mermelada de moras, mi favorita. Voltee a ver a Vega y esta solo me sonrió incitándome a que lo probara. Tome una de las partes y me lo lleve a la boca. Es sabor era increíble, además de que aún estaba tibio, eso hacía que el sabor se intensificara. Cuando termine de comer el delicioso pan me di cuenta de que Vega estaba muy concentrada escribiendo y borrando en su cuaderno. Se veía…sexy. Los lentes le daba un aire intelectual increíblemente caliente, además de que su seria expresión también era candente.

--¿Pasa algo?

--¿Qué demonios intentas, Vega? Me pasas a buscar, me traes café, me preparas el desayuno ¿Qué pretendes? –la vi tensarse. Esto era extraño, mucho.

--Yo…

--Hola bebé. Hola Tori–vi un vaso de café gigante frente a mí y lo siguiente que sentí fue un beso en mi mejilla. Voltee a ver quién era, aunque ya sabía.

--Hola Beck.

--Hola. Bueno, creo que me voy. Mi clase de oído musical empieza en 10 minutos y tengo que ir por una canción a mi casillero. Nos vemos en el almuerzo –Vega tomo sus cosas y luego se fue. De algún modo me sentí desilusionada.

--Vi tu llamada perdida bebe, pero me quede dormido –lo detalle con la mirada y note que tenía el pelo húmedo y una fragancia extraña.

--¿Qué es lo que huele? No es tu loción de siempre, ni tu shampoo –vi como apretaba la mandíbula, al hacerlo vi como los músculos de su cuello se marcaban dejando en evidencia un par de arañazos. Lo tome del cuello de la camisa que estaba usando y la abrí un poco, pero lo suficiente para notar marcas en su espalda, torso y cuello que había tratado de tapar con maquillaje --¿Qué es esto?

Silencio.

--Beck ¿Qué es esto? –estaba comenzando a enfadarme.

Silencio.

--Beckett Oliver ¿¡Qué demonios significan estas vulgares marcas en todo tu cuerpo!?

--Para que preguntas si ya lo sabes, Jade –no podía creerlo. Quizás de donde es que venía para que llegara así. Le solté la ropa aun sin creérmelo –Estoy cansado de esta relación Jade.

--Entonces te lo pongo fácil –me puse de pie y tome el vaso de café que me había traído mi ex novio y se lo tire encima.

--¡Agh! ¡Eso quema, Jade! ¿¡Acaso estás loca!?

--¡Eres un imbécil Beckett Oliver! ¡Terminamos! ¡Ve a revolcarte con tus zorras!

Tome el mug de Vega y la fruta que aún no me comía y lo deje ahí tratando de no quemarse más, porque la ropa se le pegaba al cuerpo. Quería irme a casa. Antes de darme cuenta estaba llorando por la humillación. Vega. Tome mi teléfono y marque su número.

--¿Jade? –el destino hoy me quería junto a ella, estaba comprando una gaseosa en la máquina. Deje caer la fruta y el mug y la abrace. Llore, solo llore.

Sentí como me devolvía el abrazo. Pero justo sonó la campana. Trate de separarme de ella, no quería que nadie me viera así. Pero ella fue más rápida, tomo sus cosas y lo que había tirado al suelo y me llevo hasta el armario del conserje. Cuando cerró la puerta todos estaban saliendo de sus clases. Todos verían el desastre en el suelo, pero nadie sabría qué paso.

Me abrace más a ella mientras lloraba. Ella solo me devolvió el gesto, no pregunto nada, solo se mantuvo en silencio. La sentí apoyarse en el muro y resbalamos juntas al piso. Creo que era la primera vez que me sentía tan pequeña y a la vez tan protegida en los brazos de alguien. Sentí mi celular vibrar. Cuando lo tome vi que el identificador decía “bebé”. Casi lanzo el teléfono, pero Vega no me lo permitió. Vi como deslizaba el dedo sobre la pantalla y contestaba la llamada.

--Beck, no es un buen momento ahora. No voy a darte con ella. No me interesa, no voy a dejar que la veas hasta que ella lo decida. Te lo advierto Beckett, si te acercas a ella sin que ella te busque te las veras conmigo, Trina no es la única que sabe Karate y no querrás que tu cara de actor se estropee ¿no? –con eso termino la llamada. Vi como desbloqueaba mi patrón y entraba en las opciones de llamadas y bloqueaba a Beck. Luego de eso sonó su teléfono. Vio el identificador y corto. Creo que repitió el proceso y luego dejo los teléfonos a un lado.

No cuanto tiempo pasó pero cuando lo note me había quedado dormida. Trate de moverme pero Vega me tenía sujeta. También se había dormido. Tome uno de los pearphone y mire la hora 4:45 las clases había terminado.

--Vega. Vega. Oye, Vega despierta –tenía el sueño pesado. Iba a tratar otro método cuando escuche mi nombre.

--Jade…

--Tori, despierta –vi cómo se removía y se quejaba, no debe ser nada cómoda esta posición.

--Jade…--aún no estaba totalmente despierta, se notaba –Buenos días, amor –ahora no puede ser más raro. Tori Vega me estaba besando. Mi cerebro se apagó, mi estómago subió a mi garganta y mis manos se movieron solas hasta su cuello. Quería alargar lo que más pudiera esta sensación tan placentera. Sabía que estaba mal, acababa de terminar con mi novio, cualquiera diría que era por despecho que no la había alejado, pero en mi cabeza no estaba el hecho anterior, estaba el ahora, y mí ahora era: que me gustaba Victoria Vega. Tuve que terminar con el estúpido de Beck para poder notarlo, muchas cosas tienen sentido ahora.

Sentí como ella cortaba el beso de forma abrupta y brusca. Me miraba con pánico, creo que esperaba que la matara por haberme besado, o haberme dicho amor.

--Jade…puedo explicarlo –por un momento pensé que se iba a orinar encima –Yo…yo estaba soñando… ¡Si, estaba soñando! No fue apropósito, Jade. No me aprovecharía de la situación…

--Tori, voy a olvidar lo que dijiste. Tienes 3 segundos para volver a besarme si no quieres que te entierre mis tijeras en la garganta.

--¿Qué?

--3 –la tome del cuello y la acerque para besarla. Al principio no me correspondió, por la sorpresa seguramente, pero luego sentí sus manos en mi cintura. Me acomode sobre sus piernas para estar más cómoda. Sus manos bajaron hasta mis piernas y las recorrieron con ternura y cariño.

Me acerque más a su cuerpo. ¡Dios, esto era adictivo! Sentí su lengua en mi labio inferior ¿Qué se siente tener un beso de verdad con otra mujer? Con una timidez irreconocible en mi abrí la boca para darle paso a que la lengua de Tori se encontrara con la mía. Había pensado que ella me besaría con arrebato y sed, como lo hacía Beck, pero en cambio fue tierno, lento, pasional. Sentí nuevamente la humedad en mi ropa interior. Suavemente mordí su lengua y sus labios, cuando lo hice escuché un suspiro lleno de éxtasis salir de sus labios.

--Jade…yo

--Mi casa está sola por los próximos 3 meses. Hablaremos de esto en un lugar más tranquilo y cómodo.

Ella solo asintió. Cuando me puse de pie perdí el equilibrio pero ella me alcanzo a sujetar. Ella se supo de pie y me miro. Podía verlo en sus ojos. Yo también lo quería. No sé quien fue, si ella o yo, pero nos estábamos besando nuevamente, pero de forma superficial. Cuando el beso termino ella me tomo de la mano y abrió la puerta, yo tome el plato en donde había habido unas fresas que se veían increíbles y el mug donde había estado el mejor café de la vida. No había nadie en todo HA. Caminamos hasta su casillero para que pudiera sacar sus cosas, tomo su bolso y las llaves de su auto y cerro. Luego caminamos al mío para que tomáramos mi morral, cuando ya lo tuve guarde el mug y el plato en él. Aun de la mano fuimos al estacionamiento y subimos al Kia de Tori. Sentí como el motor ronroneaba y Tori se ponía en marcha. Mi mano iba sobre la de ella, en la palanca de cambios. El camino fue silencioso, pero no era incómodo. Disfrutábamos de la presencia de la otra.

Cuando llegamos Tori rápidamente bajo y me abrió la puerta y estiro la mano para ayudarme a bajar. Yo solo se la recibí. Podría acostumbrarme a que me traten como una princesa. Cerró la puerta y con el control puso la alarma.
Cuando entramos a la casa tomamos asiento en el salón, una al lado de la otra. Ahora si era incómodo. Había dicho que hablaríamos de esto, pero al menos del lado de Tori era muy claro lo que pasaba, y aunque me había dado cuenta de que me gustaba la latina quedaba la posibilidad de que ella no me creyera, que pensara que es despecho o una confusión.

--Jade, ¿Qué paso con Beck?

--¿Para qué quieres saber eso, Vega? –no pude evitar enojarme. ¿Solo me diría eso?

--Para saber si tengo que romperle o no la cara. Nunca me ha gustado verte llorar, al menos desde la primera vez que llegaste a mi casa en un estado deprimente, después de que terminaste por primera vez con él. Sin ofender.

--Me engaño. Si se quedó dormido fue porque estuvo con una chica vulgar en quién sabe dónde, quizás un motel y por eso tenía el pelo húmedo.

--Lo siento Jade, no te mereces eso.

--Tienes razón, no me lo merezco. Merezco que me traten bien, que me amen –me voltee a mirarla, había estado mirando solo al frente –merezco que me hagan feliz, justo como hoy Tori.

--Jade, sé que es extraño, que ya es más que obvio, pero lo voy a decir de igual forma. Me gustas Jadelyn West, enserio me gustas.

Sabía lo obvio, después del armario del conserje estaba claro, pero escucharlo de su boca hizo que mi estómago volviera a sentir esa extraña sensación, aunque ahora entendía que eran las mariposas en el estómago de las que todos hablan.

--No me quiero aprovechar de tu ruptura, Jade. Tampoco quiero que te confundas. Hoy me había propuesto a empezar a tantear terreno, quería conquistarte, y aun quiero. Nada me haría más feliz que tú estuvieras a mi lado.

--Que cursi eres Vega –no pude evitar reírme de ella por la forma en que se expresaba, pero no era por burla, estaba nerviosa y cuando lo estaba me volvía hiriente, aunque trataría de controlarlo. Me acerque a ella y la empuje sobre el sillón –Esto es raro Vega, créeme. Hasta hoy en la tarde yo juraba que era 100% hetero, pero hoy me mostraste lo que hace alguien que de verdad se interesa por alguien más. Gracias a todo lo que paso hoy me di cuenta de que –me acerque a su oído y bese su lóbulo haciendo que otro suspiro escapara –también me gustas, quizás no es como tu cariño, pero te quiero Vega.

--¿Hablas enserio Jade? No quiero que te confundas y salir lastimada, si no estás segura puedo parar o seguir intentando hasta que estés segura.

--Vega, quiero que sigas intentándolo, no sé qué va a pasar más adelante, pero ahora te quiero a ti. Enamórame. Y empieza ahora –sentí sus manos sobre mi espalda, sentí como subían y bajaban a lo largo. Me acerque para poder besarla, fue un beso corto.

--Te enamorare todos los días y cuando me ames seguiré haciéndolo, día tras día, hasta que tú quieras dejarme porque creo que yo ya no podré.

Volvimos a besarnos, esta vez con más efusión. Sentía como el ambiente se iba calentando, esto iba para más ¿Cómo será hacer el amor con una mujer? Mientras me preguntaba eso me vi debajo del cuerpo de la latina, mis manos descansaban en su cuello mientras jugaba con su pelo, luego las deslice por sus brazos y me di cuenta que, a pesar de que no eran grandes, Vega tenia buena musculatura. Sus besos descendieron hasta mi cuello, donde sentí como me besaba de forma tierna, sabía que no quedaría ninguna marca, por la forma tan suave en que me besaba, luego sentí su lengua recorrerme, no pude evitar suspirar de placer.

--Jade… --vi a Vega, ella quería esto tanto como yo.

--Adelante, Tori. Hazme el amor.

--Serias la primera mujer con quien estoy, si lo hago mal házmelo saber, cualquier molestia que sientas dímela y me detendré.

--Calla y sigue –tome su rostro y la bese metiendo mi lengua en su boca, al principio se sorprendió, pero eso no evito que me correspondiera con la misma intensidad.
Vega se deshizo de mi camisa y polera sin que me diera cuenta, estaba usando un corpiño de encajes negros a juego con la pantaleta. Llevo su mano hasta mi abdomen y lo recorrió lentamente, como si lo estuviera dibujando. Luego se acercó al él y lo beso y lamio a sus anchas. Yo solo podía suspirar y morderme la lengua para no gemir muy fuerte. Cuando pareció que se había cansado de ese lugar comenzó a subir hasta mi corpiño. Metió una mano por mi espalda y con un simple movimiento de dedos lo desarmo. Lentamente me lo quito y se quedó mirándome. Sus ojos brillaban extraño, creo que era deseo, lujuria. Me volvió a besar, nuestras lenguas ya se conocían, ya sabían que hacer. Estaba tan concentrada en eso que había olvidado mi autocontrol; cuando Vega tomo con su mano uno de mis pechos no pude evitar gemir ¡Maldita sea, se sentía increíble!

--Jade, no calles. Déjame oírte, no habrá nadie hasta dentro de 3 meses. O al menos eso me dijiste.

Iba a contestar pero la bosa de Vega paso a tomar lugar en mí pezón. Ya no podía callar, nunca había sentido tanto placer en mi vida. Sentí como sus dientes se adueñaban de mi pezón al mismo tiempo que con su otra mano atendía al otro. No podía evitar gemir a este punto, se sentía increíble. Estaba perdiendo el control, me estaba borrando. Necesitaba mantenerme en tierra. Me sostuve de sus brazos enterrándole las uñas.

--¡Ah! Jade –la sentí dejar su labor – ¿Tan bien se siente? –Ella me sonrió  con cariño –Aún queda mucho, hare que sientas mucho más. Hare que sientas que es que adoren cada rincón de tu ser, cada poro, cada bello, todo tu ser.

--No es justo, Vega. Tu aun estas vestida –de un rápido giro quede sobre su pelvis –Déjame a mí.

Ella solo me beso y se quedó sobre el sillón esperando a que yo hiciera algún movimiento. Primero me acerque para poder besarla. Sentí como ella se aferraba a mi espalda, como si fuera a desaparecer en cualquier momento. Hice que se sentara y le quite la chaqueta, en algún rincón de la sala quedo, no sé dónde, ni me importa. Acomode mis brazos en su cuello y enredé mis dedos en su largo cabello y tire de él haciendo que el beso se rompiera. Me gustaba el control. Y que mejor forma de controlar a alguien que está.

--Tengo que admitir que me gusta que me controles Jade, adelante.

Ella sumisamente dejo su cuello a mi merced, lo cual aproveche. Mordí con fuerza su cuello, pero asegurándome de no dejar ningún tipo de marca en ella, lamí a mis anchas hasta el último rincón hasta que me topé con el borde de su playera, y como estorbaba simplemente se la quite. Fue en ese momento en que me fije por primera vez en todos los años que nos conocemos en su físico. Sus brazos eran delgados pero se podía notar que estaban trabajados, su abdomen estaba marcado, muy marcado, se le notaban las clavículas y sus pechos tenían un buen tamaño.

--¿Te gusta lo que ves?

--No te creas tanto Vega. Tu cuerpo no es nada del otro mundo.

--Claro. Y por eso te me quedaste viendo como si fuera una barra de chocolate –Sentí como mi rostro enrojecía. No iba a permitir que tuviera ese control sobre mí cuando era yo quien la estaba controlando. Baje mis manos hasta sus hombros y enterré mis uñas ahí, luego rasguñe hasta llegar a la base de la espalda.

--No alardees Vega. Si, puede que tu cuerpo este ejercitado, pero no es algo para que fanfarrones, solo me llamo la atención –vi que ella no reaccionaba a nada de lo que le decía --¿Vega?

--Hazlo otra vez.

--¿Qué cosa?

--Aráñame. Hazlo con fuerza –cuando levanto la mirada note como sus pupilas estaba dilatadas, casi cubriendo completamente sus ojos.

Yo hice lo que me dijo, con aun más fuerza que la vez anterior, haciendo que ella gimiera fuertemente en mi oído. Repetí la acción una y otra vez, ella solo se aferraba a mi espalda y gemía cada vez que mis uñas pasaban por su piel. Sentí como mi humedad aumentaba con solo oírla.

--No sabía que eras masoquista, Vega –acomodé mis manos sobre las marcas que había dejado en su espalda y las acaricie. Subí hasta llegar al broche del corpiño y lo quite.

--Yo…tampoco –la sentía jadear cerca de mi oreja –Es mi turno.

Nuevamente me vi entre su cuerpo y el sillón. Se acercó a mi cuello y lo beso haciendo que varios suspiros y gemidos salieran de mí, sin que pudiera hacer algo para controlarlos. Tomo mis pechos y los amasó haciendo que mi éxtasis aumentara. Siguió bajando con su mano diestra hasta que llego al borde de mis jeans y sin pedir permiso soltó el broche y bajó el zíper adentrando su mano en mi zona más sensible. Cuando toco por primera vez mi clítoris no pude evitar gritar de éxtasis, a lo que ella solo llego hasta mi boca y cayó mis gritos de placer con sus labios. Sentí como se abría paso a través de mis labios mayores y menores, hasta llegar a mi entrada.

--¿Puedo?

--Es un poco tarde para preguntar.

--Tienes razón –ella solo sonrió y me beso mientras sentía como lentamente entraba con uno de sus dedos hasta lo más profundo de mi ser.

La sentí salir y entrar lentamente, acariciaba varias partes de mi cuerpo. Yo solo me aferré a su espalda o de lo que pudiera sostenerme para no caer en el abismo que era Victoria Vega. Sentí como un segundo intruso ingresaba a mi interior y mi placer aumentaba. Se sentía demasiado bien, jamás me había sentido así, ni con Beck. Para él era solo entras y terminar, pero con Vega alcanzaría por primera vez un orgasmo.

--Vega…Voy a llegar ¡Dios!

Decirle fue como si hubiera accionado un botón porque rápidamente me quito las botas y el resto de mi ropa y cambio de posición. Subió mis piernas hasta sus hombros y acerco su rostro a mi zona intima lamiendo a sus anchas los fluidos que habían quedado en la zona. Sentí como su lengua entraba en mí y me recorría entera mientras con sus dedos se ayuda estimulando mi clítoris. Lo podía sentir, está cerca. Tome la cabeza de Vega y la acerque más en un intento de poder sentir más placer. De repente Vega cambio, con su lengua recorría mi clítoris mientras que me penetraba con sus dedos cada vez con más fuerza, y no fue hasta que sentí como ella mordía mi clítoris que fue que sentí como una corriente eléctrica me recorría por completo, mis músculos se contrajeron por unos segundos y luego se relajaron. Con que esto es un orgasmo. Podría acostumbrarme.

Vega me dejo una posición cómoda, pero desde donde estaba pude ver como se relamía los labios y dedos.

--Eres increíblemente deliciosa, Jade.

--Eres una pervertida, Vega –dije mientras sentía como mis mejillas se coloreaban de rojo.

--Puede ser –ella lentamente se acostó sobre mí y me abrazo haciendo que mis sentidos se inundaran de su aroma –Pero seré tu pervertida…si me dejas. Me encargare de enamorarte todos los días, hasta que decidas estar conmigo. Te lo dije antes, no es necesario que me digas ahora, tómate tu tiempo. Pero cualquier decisión que tomes, por favor házmela saber.

--Por ahora no quiero pensar en lo que pueda pasar mañana, o en un par de horas. Quiero pensar en el ahora. Y ahora solo quiero poder llevarte a un fantástico orgasmo, como el que me hiciste alcanzar.

Pronto nos encontramos en iguales condiciones. Aunque no quisiera admitirlo estaba nerviosa, era la primera vez que tocaba a  una mujer de esta forma. Aunque para Tori también era la primera vez no se había notado, quizás fue porque dejo que sus más bajos instintos tomaran riendas en su cuerpo. Así que yo haría lo mismo.

Lentamente introduje un dedo dentro de ella, teniendo cuidado ya que tenía las uñas demasiado largas y no quería lastimarla. Acomode una rodilla entre sus piernas, justo debajo de mi mano y con ella empuje hasta lo más profundo de su ser. Ella suspiro y gimió en mi oído mientras que las estocadas se hacían más fuertes. Sentía como sus paredes apretaban mi dedo; quería que ella se sintiera tan bien como yo, así que cuando tuve la oportunidad de adentrar otro dedo lo hice, con mucho esfuerzo pero lo logre. Bese sus labios bajando por su cuello, perdiéndome en sus pechos y en esa tabla de chocolate que era su abdomen, cuando llegue a su monte de venus la sentí apretar más mis dedos, estaba cerca. Baje aún más, justo a la altura de su clítoris y lo lamí. Tengo que admitir que era un sabor muy peculiar, no era malo, pero tampoco era sabroso, pero de alguna forma era adictivo.

--¡Jade! –vi como Vega se aferraba al cojín del sillón, iba a llegar. Lleve mi mano hasta la suya y la sujete con fuerza.

Cada vez me era más difícil penetrarla, hasta que sentí un fuerte gemido. Sus paredes comprimieron mis dedos, aunque solo por unos segundos, luego de eso se relajaron. Cuando eso pasó por fin pude salir de su interior y caí rendida sobre su cuerpo. Como pude la bese y luego me deje estar sobre su pecho. Sentía su corazón y su agitada respiración, estos solo me llábana a dormir.
Sentí como el sueño me visitaba, solo quería dormir. Y las caricias de Vega en mi espalda y cabello no ayudaban.

Te amo, Jade. Te amo.

Luego de eso no supe más. Pude sentir como una luz me daba en la cara así que abrí los ojos. Grande fue mi sorpresa cuando me vi en mi cama y vestida. Mire a todos lados buscando a Tori, pero no la encontré.

¿Había sido un sueño? No, se sintió muy real para serlo.

Note también otro detalle: estaba vestida. Mire mi habitación; mi desastre seguía allí.

No puede haber sido un sueño…

Sentí como las lágrimas inundaban mis ojos. Lo había sentido tan real, me había sentido por primera vez amada por alguien y todo había sido una jugarreta de mi imaginación.
Tome lo primero que encontré a la mano y lo lancé lejos hasta que se estrelló justo a un lado de la puerta al tiempo que esta se abría.

--¡Wow! Jade, casi me vuelas la cabeza. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? –vi que dejaba sobre la mesa de noche dos tazas de café.

--¿Tori? –Sentía como mis lágrimas seguían cayendo por mis mejillas hasta perderse en algún lugar -- ¿No fue un sueño?

--No, Jade. No lo fue. –Solo me lance a sus brazos y llore.

--¡No me vuelvas a dejar sola!

--Lo siento Jade, nunca más lo hare. No te dejare sola. –ella se metió en la cama y me abrazo de forma protectora.

--Dios, mira como me poner Vega.

--Lo siento –sentí como besaba mi cabeza y acariciaba mis brazos –traje café, no tenías café colombiano así que lo hice con el café instantáneo, pero usando el mismo método, el sabor no es igual, pero el aroma es intenso –tomo las tazas y me extendió una de ellas. Me lleve la taza a la nariz y aspire el aroma. Era intenso, justo como Tori había dicho.

--¿Qué hora es? ¿No vas a tener problemas o sí?

--¿Te estas preocupando por mí? –la sentí acomodarse en mi cuello mientras lo besaba y recorría con la punta de su nariz.

--Ni en tus sueños Vega –le di un sorbo a mi café y quede impresionada con su sabor.
¿Era el mismo café que tenía en la alacena?

--No te preocupes por eso. Mis padres se fueron de segunda luna de miel y Trina está dando una fiesta en casa y como no estoy invitada no tengo donde quedarme esta noche, ni a nadie a quien preocupar. ¿Puedo quedarme esta noche?

--No me digas que todo esto fue porque necesitabas un lugar para quedarte –la mire con ira fingida, pero como soy una excelente actriz se veía real.

--¡Cómo crees! Enserio te amo, Jade. No ocuparía un truco tan sucio solo para poder tener un lugar donde dormir –vi como ella tomaba la taza que tenía en mis manos y la volvía a poner sobre la mesa de noche junto a la otra –Todo lo que paso esta tarde era real, 100% real.

--No sé si creerte…

Antes de darme cuenta Vega me estaba besando. Poco a poco me fue recostando sobre la cama hasta que estuvo completamente sobre mí. Sentí como sus manos recorrían mi anatomía y se perdían en mis pechos haciendo que rompiera el beso para poder gemir.

--Pues créeme porque estoy a punto de demostrártelo otra vez.

--El café se enfriara.

--Te preparare todo el café que quieras, pero ahora tengo algo que demostrar.

Durante gran parte de la noche nos amamos y entregamos mutuamente una y otra vez hasta que volvimos a caer rendidas en el sueño.

A la mañana siguiente un ruido molesto me despertó. Luego de salir del delgado hilo que hay entre la conciencia y el subconsciente me di cuenta de que era una alarma, pero no era mía. Trate de moverme para poder apagarla pero no pude, alguien me lo impedía. Sentí una agradable aroma a vainilla inundar mis sentidos. Fue cuando todos los recuerdos de la noche y tarde anterior me atacaron.
Me había entregado a Tori en muchas ocasiones el día anterior y no me arrepentía.
Escuche como Tori gruñía y estiraba el brazo hasta dar con su pearphone y apagar la alarma.

--Buenos días –le dije para que por fin despertara.

--Uno de estos días estos sueños me van a terminar volviendo loca –vi como tomaba su mejilla y la estiraba --¡Auch!

--Es segunda vez que me confundes con un sueño Vega, ¿Cuántos sueños mojados haz tenido conmigo?

--¿No es un sueño? ¡Dios, qué pena! –me dio la espalda y se tapó el rostro. Solo en ese momento note las marcas que deje en su espalda.

--Lo siento –Suavemente acaricie las marcas, habían quedado muy feas, no eran simples marcas rojizas como pensé que eran, algunas habían sangrado.

--¿Por las marcas? No me arrepiento Jade, todo sana. Incluso esto. Por lo menos puedo cubrirlas, solo tengo que limpiar las heridas para que no se infecten. ¿Podrías hacerlo por mí?

--Ya que me lo pides así, lo hare --Salí de la cama y  me encamine al baño, sentí su mirada en mi todo mi cuerpo, sabía que estaba desnuda, pero no me haría mal tentar un poco a Vega –Aunque no sirve de mucho si no te bañas antes ¿Vienes? –como su fuera un perrito faldero Vega me siguió hasta el baño.

Creo que el recibo del agua tendrá una pequeña alza. Luego de habernos amado nuevamente en la ducha nos vestimos; claro, le preste algo de ropa a Vega ya que el hecho de que se quedara no estaba en los planes de ninguna de las dos. Aunque la deje desnuda de cintura hacia arriba.

--Recuéstate boca abajo –tome el botiquín y comencé a ver qué era lo que podría usar, por suerte tenia crema cicatrizante, vendas y gazas.

--¿Ya te había dicho que me gusta cuando me dominas? –la vi acercar su rostro al mío y lo siguiente que sentí fueron sus labios contra los míos en un beso corto.

--Te voy a dominar con mis tijeras si no me haces caso.

--Ok, ok.

Tome un poco de alcohol y moje un algodón. Por un momento pensé en pasarle directamente el algodón sobre las heridas, solo para hacerla sufrir un poco, pero al final no lo hice. Pase por alrededor de las heridas el algodón para poder quitar cualquier tipo de mugre que pudiera infectar esas heridas. Luego de eso aplique una generosa cantidad de crema sobre mis dedos para pasarla sobre las heridas. Vi como tensaba su espalda, aunque quisiera ocultarlo sabía que sentía dolor. La había rasguñado mucho sin darme cuenta. Sentí como mi rostro enrojecía, estaba avergonzada. Una vez que cubre todos los arañazos con la crema volví a notar la cantidad de rasguños, no tenía la suficiente gaza pasa poder cubrirlo todo, tendría que vendarla, al menos hasta que sanen un poco y puedan tener contacto con la ropa sin riesgo a infectarse.

--Tori, siéntate. Te vendare, no tengo las suficientes gazas para cubrir tu espalda.

Ella obedientemente me hizo caso. Comencé desde arriba para luego bajar. La función del vendaje era solo evitar el contacto con la ropa, así que no había necesidad de hacerlo apretado, pero soy Jade West y aunque Tori me guste tengo que hacerla sufrir un poco.

--¡Agh! ¡Jade, no tan fuerte! Lo estás haciendo a propósito

--Tal vez –admití mientras volvía a jalar, apretando a un más las vendas.

--¡Auch! Duele, sabes.

--Esa es la idea, Vega –termine por soltar los vendajes –Eres una llorona, Vega.

--Claro, como la que se estaba quedando sin aire era yo. Dios, me sentí como Elizabeth de piratas del caribe –cuando el vendaje estaba listo ella tomo una polera de pabilo roja y se vistió –Se hace tarde, hay que ir a la escuela. Vamos. Te preparare el desayuno.

Me extendió la mano para la tomara y yo solo la tome. Sentí como una gran tranquilidad me inundaba. Miré nuestras manos, una muy blanca, otra muy morena, ambas delgadas, aunque mi mano era un poco más pequeña que la de ella. Por primera vez en toda mi vida me sentí protegida. Aunque con Beck nunca me paso nada, cuando íbamos por la calle nunca me sentí segura con su presencia, me sentía segura por las tijeras que tenía guardadas en mi cintura. Ahora que sentía su calor podía asegurar de que sí, me siento segura y protegida. Bajamos a la cocina para poder preparar algo para que pudiéramos comer, bueno Vega; no me dejo ayudarla. Así que yo fui a sentarme a ver algo de televisión.

Vi como Vega tomaba el café de la alacena y servía una cucharada de café en dos tazas, 
luego servía un poco de agua –fría, creo- y revolvía con la cuchara. Eso lo hizo como por un minuto y luego lo dejo y lo repitió con la otra taza. Cuando estuvo listo se volvió a la cocina y prendió un fogón y calentó un sartén. Luego de eso ya no pude ver nada, desde mi posición no podía y olía delicioso aroma. Apague la televisión, que no estaba viendo. Y me a ver qué estaba haciendo.

--Tostadas francesas, espero que sean de tu agrado Jade.

--¿Desde cuándo sabes cocinar? –Me acerque hasta quedar detrás de ella y la abrace –Huele increíble.

--Siempre he sido buena. Solo que nunca quisiste probar nada de lo que cocinaba cuando hacíamos reuniones en mi casa. ¿Por qué crees siempre se hacían  en mi casa? No era solo porque nadie quería ir a casa de Robbie, o que la abuela de André este loca, o porque nadie quiere conocer el hermano de Cat, o porque no quepamos en el RV de…Lo siento

--Tranquila, no importa. Recuerdo una pizza y un atún picante que me hizo no querer probar tu comida.

--Eso es un tema aparte. Me gusta cocinar, pero solo hace poco empecé a ser buena en ello.

--También aprendiste a ser buena en otras cosas –estire la mano y apague el fogón.

--Oye, estoy usando eso.

--Si, ahora estás haciendo otra cosa.

Nuestros labios se encontraron pero el timbre nos separó. Yo solo la mire. No esperaba a nadie, mi padre estaba de viaje, nunca recibo visitas. Mire la hora y eran las 7:30.

--Beck. Es el único que llegaría a esta hora a mi casa.

--Le dije que no te buscara. Al parecer no aprecia tanto su rostro.

--Acabare con esto –me separe de Vega, pero esta me tomo de la mano –Escucha Vega, puede que por ahora no sepa que está pasando en mi cabeza, no sé qué es lo que siento o si siento algo. Solo el tiempo lo dirá, lo que si se es que no quiero a Beck cerca, pero si te quiero a ti.

--Estaré aquí en la cocina terminando el desayuno, tratare de que no se enfrié. Tomate tu tiempo.

El timbre volvió a sonar. Y esta vez fue acompañado con la voz inconfundible de Beck.

--Jade, sé que estás ahí –abrí la puerta con brusquedad esperando golpearlo en el proceso, pero no  fue así –Vaya forma de saludar.

--Que quieres Beck, lo nuestro acabo y ya no te hago falta.

--Escucha Jade, sé que cometí un error, pero te amo, cambiare. Voy a cambiar. No volveré a ver a nadie más que no sea a ti.

--No gracias.

--Jade, por favor –lo vi acercarse pero antes de que llegara a mi saque mis tijeras y las coloque peligrosamente sobre su cuello.

--Escucha Beck. Si hay algo que no soporto es que me vean la cara. Y tú ya lo hiciste. No te quiero cerca de mí, solo quedan un par de meses para que HA acabe para nosotros, hasta entonces no te me acerques –iba a cerrarle la puerta en la cara pero este no me lo permitió. Entro a mi casa y me acorralo contra la puerta.

--Mira Jade, estas acabando con mi paciencia. Tú no decides cuando acaba esto, lo decido yo y aún no termina.

--¡Suéltame!

--Suéltala, Beck –vi como Vega sujetaba desde la frente a Beck y exponía su cuello al frio filo de un cuchillo carnicero.

--¿Qué haces aquí, Tori?

--Tal parece que no entendiste lo que te dije. Me aseguro de que Jade este bien y que tu no la molestes.

--No tienes nada que hacer aquí, esto lo resolveremos entre nosotros, como pareja.

--Expareja, Beck. No lo diré otra vez.

Sentí como Beck me soltaba así que aproveche de escapar y de colocarme detrás de ella. Termino por soltarlo también y le abrió la puerta.

--Vete antes de que llame a la policía y te acuse por violencia doméstica e intento de violación.

--¿De qué hablas? Yo no vine a hacer nada de eso, puede que no haya reaccionado de la mejor forma pero…

--¿A quién le creerán? A la hija del jefe de policía Vega o a un chico del que se tiene evidencia suficiente para acusarlo de agresión luego de que reúna la evidencia suficiente en HA; hablamos de testimonios y de las grabaciones de las cámaras.

--Esto no se ha acabado Tori –Beck solo camino hasta la puerta y cerro con un portazo.

--Te equivocas, acaba de terminar.

--¡Dios, Vega! ¡¿Es que acaso estás loca?!

--Un poco, no pude evitarlo luego de ver cómo te empujo. Mientras yo esté cerca nada te pasara. No si puedo evitarlo.

--Estas demente –sentí sus manos sobre mis caderas y yo solo deslice mis brazos por su cuello –Pero me gusta.

Creo que hoy no habría escuela para ninguna de las dos. Ya no recuerdo cuantas veces nos entregamos la una a la otra, pero si sabía algo. Victoria, Tori, Vega me había demostrado que no importaba el género, puedes amar a quien sea. Y puede que después de mucho tiempo haya encontrado por fin a la persona que quiero en mi vida. Durante toda mi vida.